Qué es la neuroplasticidad, por qué importa y cómo aumentarla

Darío Pescador

6 de abril de 2022 22:36 h

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Seguramente habrás escuchado más de una vez que una noche de borrachera mata parte de tus neuronas, y habrás sentido una punzada de pánico pensando que ya no recuperarás esas neuronas perdidas. La buena noticia (y esto no es una excusa para emborracharse) es que las neuronas se regeneran. 

Esto no estaba tan claro hace unos años. Tu pánico por las neuronas perdidas se basa en que los científicos, hasta hace muy poco, creían que las células del cerebro solo podían crecer durante la infancia, y luego su número y su estructura quedaba fijado. Esta creencia se mantuvo hasta los años 70. 

Sin embargo, había voces que ya hablaban de la capacidad de las neuronas para crecer y reconfigurarse desde mucho antes, incluyendo el premio Nobel español Santiago Ramón y Cajal, que lo observó a principios del siglo XX. 

Hoy quedan pocas dudas. Hace unos años, al estudiar el cerebro de los conductores de taxi de Londres, que tienen que memorizar todas las calles, se vio que su hipocampo, la parte asociada a la memoria espacial, se había hecho más grande, es decir, habían crecido nuevas neuronas.  

Este proceso tiene un nombre: neuroplasticidad, y está de moda porque se sabe que está detrás del aprendizaje y la memoria, el desarrollo del cerebro, los sentidos, las habilidades y la recuperación de lesiones cerebrales. 

Tipos de neuroplasticidad

El término neuroplasticidad se emplea para referirse a diferentes procesos, y aún hay diferencias y discrepancias sobre cómo aplicarlo. En general hay dos tipos de neuroplasticidad:

  • Neuroplasticidad estructural: es la capacidad del cerebro para incorporar nuevas neuronas y modificar las conexiones entre ellas. Es lo que ocurría con los taxistas de Londres, y es algo que se produce constantemente a lo largo de la vida.
  • Neuroplasticidad funcional: se refiere a la capacidad del cerebro para cambiar las funciones de las neuronas. Por ejemplo, las personas que han sufrido una lesión, por ejemplo, por un infarto cerebral, en el que una gran cantidad de neuronas mueren, pueden perder una capacidad, como el habla, el movimiento o la memoria. Sin embargo, con el tiempo otras neuronas empiezan a asumir esas funciones.

Gracias a la neuroplasticidad se pueden adquirir nuevas habilidades o reforzar las que tenemos. En este caso también se refuerzan las conexiones entre las neuronas para potenciar una determinada función, lo que se denomina neuroplasticidad sináptica. Es lo que ocurre, por ejemplo, en las personas que se quedan ciegas y que desarrollan un oído mucho más fino

Sabemos que la neuroplasticidad es importante para nuestros cerebros, pero ¿cuáles hay alguna forma práctica en que podemos aumentarla? Aquí hay algunos consejos y trucos que han demostrado ser efectivos para aumentar la capacidad de nuestras neuronas:

Ejercicio

El ejercicio aumenta la neuroplasticidad al estimular neurotransmisores como las endorfinas y la serotonina, que están asociadas con el estado de ánimo y la memoria. El ejercicio también promueve la neurogénesis, que es la creación de nuevas neuronas en nuestro cerebro. El ejercicio también ayuda a mejorar la coordinación motora fina y la conectividad cerebral, y puede proteger contra las enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.

Pintura, música y baile

Cualquier tipo de expresión artística hace que aumente la neuroplasticidad. En concreto se ha observado que la pintura creativa es capaz de reorganizar la materia blanca en la corteza frontal, es decir las conexiones en esta zona. Interpretar o aprender a hacer música también refuerza la neuroplasticidad y protege contra la degeneración, sobre todo si se combina con el baile o algún ejercicio físico. 

Viajar

Las vacaciones no solo son para tener un merecido descanso, pero si en lugar de ir donde siempre visitamos sitios nuevos pueden hacer crecer a nuestro cerebro. Al exponer al cerebro a un entorno nuevo y complejo, las neuronas empiezan a extender sus dendritas y buscar nuevas conexiones, según un informe del neurólogo Paul Nussbaum. No hace falta irse al otro extremo del mundo, un paseo visitando partes de la ciudad que no conoces o parajes naturales nuevos tiene efectos similares. 

Aprender un idioma

Hay muchas pruebas que sugieren que la adquisición de un nuevo idioma mejora la función cognitiva. Las áreas del lenguaje del cerebro crecen al aprender un idioma extranjero, pero además, también aumenta la materia blanca, es decir, que se refuerzan las conexiones entre diferentes partes del cerebro, haciéndonos más flexibles y adaptables. 

Drogas

Las drogas psicodélicas como el LSD, las setas psicodélicas, la ayahuasca y otras, que ahora están reapareciendo por su valor terapéutico, potencian la expresión de los genes y proteínas relacionados con la neuroplasticidad, incluido el Factor Neurotrófico Derivado del Cerebro (BDNF). Este efecto dura mucho más allá del efecto de la droga en sí. Esto tiene una aplicación muy prometedora en el tratamiento de distintos trastornos mentales como la depresión, el estrés postraumático o las adicciones.

* Darío Pescador es editor y director de la revista Quo y autor del libro Tu mejor yo publicado por Oberon.

¿En qué se basa todo esto?

Foto: NTNU medisin og helse