Las estanterías de tu supermercado y tu herbolario están llenas de alimentos, bebidas y pastillas que prometen mejorar la salud cardiovascular. Teniendo en cuenta que las enfermedades cardiovasculares ya son la principal causa de muerte en el mundo, no es de extrañar que cualquier cosa que prometa protegernos se venda bien.
Algo muy distinto es que existan estudios científicos que hayan probado si esos supuestos beneficios para el corazón son reales.
Un metaestudio de 2012 encontró que una gran cantidad de pacientes que sufrían algún tipo de enfermedad cardiovascular tomaban hierbas o suplementos, la mayoría sin consultarlo con sus médicos. Los suplementos herbales más comunes eran equinácea, ajo, jengibre, ginkgo y ginseng, además de las vitaminas B, C, E, calcio, magnesio y coenzima Q10.
Hay dos problemas con los suplementos. El primero es que en la mayoría de los casos no se ha podido comprobar que tenga ningún efecto beneficioso sobre la salud cardiovascular. Esto es especialmente cierto cuando se toman los suplementos, pero no se modifica el estilo de vida y se continua con una dieta inadecuada y una vida sedentaria.
El segundo es que los suplementos naturales no son inocuos. En muchos casos interfieren con la medicación que toman los pacientes. Por ejemplo, el hipérico puede afectar además a los antidepresivos y anticonceptivos. También pueden tener efectos secundarios.
Por otro lado, los suplementos no están regulados igual que los medicamentos, y pueden contener impurezas, dosis de ingredientes activos más pequeñas o más grandes de lo declarado, o incluso otros ingredientes no listados en la etiqueta.
En un informe de la revista Cardiovascular Journal se da cuenta de los únicos tres suplementos de los que se ha encontrado evidencia de tener algún efecto para proteger la salud del corazón, y de uno que no funciona:
Omega-3
Los ácidos grasos omega-3 han probado, tras revisar 277 estudios, tener efectos beneficiosos para los pacientes con triglicéridos altos, el principal factor de riesgo de las enfermedades cardiovasculares. Los suplementos funcionan, pero la propia revisión también indica que se puede obtener el mismo beneficio si se consumen de dos a tres raciones de pescado graso (salmón, atún o sardinas, por ejemplo) a la semana.
Coenzima Q10
La coenzima Q10 ha probado ser efectiva para prevenir el fallo cardíaco congestivo. Después de un estudio de dos años se observó una reducción del 43% de los accidentes cardíacos en el grupo que tomaba 100mg, tres veces al día. Además, la coenzima Q10 ayuda a aliviar los efectos secundarios provocados por las estatinas en algunos casos.
Levadura de arroz rojo
La levadura de arroz rojo contiene un compuesto llamado monacolina K, que tiene la misma estructura química que la lovastatina, una de las estatinas más usadas, aunque con algunas diferencias en bioadisponibilidad. Es efectiva para reducir el colesterol total y el colesterol LDL, y a dosis bajas tiene menos efectos secundarios asociados a las estatinas. No obstante, su eficacia para evitar el riesgo de muerte por enfermedades cardiovasculares es igual de deficiente que las estatinas, si no se toman otras medidas como cambios en el estilo de vida y la dieta.
No funciona: vitamina D y Calcio
En la misma revisión de estudios que prueba la eficacia de los ácidos grasos omega-3 se comprobó que la suplementación de calcio y vitamina D, habitual en los pacientes de enfermedades cardiovasculares, podía no ser beneficiosa, y además aumentar el riesgo de infarto.