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El horizonte tras el 13F
Los resultados del pasado domingo en Castilla y León han despejado la incógnita respecto de la representación política de la derecha española para el ciclo electoral que se reanudará en Andalucía a finales de este año y que tendrá su máxima expresión en 2023 con elecciones municipales y autonómicas en mayo y generales en otoño.
Esto es lo decisivo del resultado electoral. La derecha española está representada por dos partidos, no por tres, y sin el acuerdo entre ambos partidos no es posible que puedan gobernar en casi ningún municipio importante o en cualquier comunidad autónoma y, por supuesto, en el Estado.
Que ese acuerdo se traduzca en Castilla y León en un gobierno de coalición o en un gobierno del PP exclusivamente es secundario. Tanto el PP como Vox pueden tener razones para el gobierno de coalición como para el gobierno monocolor del PP. Y optarán por la que les brinde más posibilidades de alcanzar el Gobierno de la Nación a finales de 2023. Todas las decisiones que se tomen por las direcciones de PP y Vox antes de la convocatoria de las elecciones generales van a estar condicionadas por esta circunstancia.
Es posible que a las direcciones de ambos partidos les interese que la decisión acerca de un gobierno de coalición no se tome en Castilla y León, sino en Andalucía y que, en consecuencia, prolonguen durante unos meses la ficción de que el PP no pacta el gobierno con la extrema derecha, aunque ello no les impida pactar políticas en el terreno que Vox considere imprescindibles, que es lo que viene ocurriendo en todas las Comunidades Autónomas y municipios en los que los escaños de Vox son determinantes.
Los resultados del pasado domingo han aclarado el escenario en el terreno de la derecha, que va a poder dedicarse a preparar las elecciones andaluzas de 2022 y todas las de 2023 sabiendo perfectamente quiénes van a competir.
Es en el terreno de la izquierda donde los resultados del pasado domingo no han aclarado nada, sino todo lo contrario. La casi desaparición de Ciudadanos no ha reducido el porcentaje de voto a favor de la derecha española. La casi desaparición de Unidas Podemos sí ha reducido de manera significativa el porcentaje de voto a favor de la izquierda. El PSOE parece aguantar, pero el desbarajuste en los partidos situados a la izquierda del PSOE se está haciendo muy visible y está pasando factura.
Queda muy poco tiempo para rectificar. Si en Andalucía vuelve a producirse un resultado como el de Castilla y León, se puede alcanzar un punto de no retorno. Con la reforma laboral aprobada y con un compromiso inequívoco de los sindicatos con las candidaturas de las izquierdas se puede competir con posibilidades. El PSOE va a competir bien. Son los partidos que están a la izquierda del PSOE los que tienen que ponerse de acuerdo para ocupar un espacio que indudablemente existe.
En mi opinión es en esto en lo que habría que centrarse. Hay que pactar un programa y candidaturas unitarias antes de que se produzca la convocatoria de las elecciones. Después de convocadas las elecciones, no hay tiempo para reflexionar y para poder hacerlo con garantías.
Los resultados del pasado domingo en Castilla y León han despejado la incógnita respecto de la representación política de la derecha española para el ciclo electoral que se reanudará en Andalucía a finales de este año y que tendrá su máxima expresión en 2023 con elecciones municipales y autonómicas en mayo y generales en otoño.
Esto es lo decisivo del resultado electoral. La derecha española está representada por dos partidos, no por tres, y sin el acuerdo entre ambos partidos no es posible que puedan gobernar en casi ningún municipio importante o en cualquier comunidad autónoma y, por supuesto, en el Estado.