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No siempre la mejor defensa es un buen ataque

Carlos Elordi argumentó ayer, en mi opinión de manera plenamente convincente, por qué Pedro Sánchez había cometido el doble error, primero en su intervención desde La Moncloa y después en su entrevista en La Sexta, de atacar a todos los demás partidos en general y a Unidas Podemos en particular. Doy por supuesto que el lector conoce el artículo de Carlos Elordi. De no ser así, recomiendo que lo lea.

Unidas Podemos no debe caer en la tentación de imitar al PSOE. La tarea de Unidas Podemos para el 10 de noviembre no es conseguir ser imprescindible para la formación de un Gobierno de izquierda, sino convencer a la opinión pública en general, especialmente a la opinión pública de izquierda, de que lo es. Hay una distancia considerable entre ser imprescindible y que los demás te reconozcan que lo eres. Unidas Podemos ya consiguió ser imprescindible el 28-A. Pero no fue reconocido así de manera inequívoca. Por eso el PSOE ha actuado de la forma en que lo ha hecho con el resultado de la repetición de elecciones. El 10 de noviembre Unidas Podemos tiene que conseguir que eso no pueda volver a pasar. Que al PSOE no se le vuelva a pasar por la cabeza que puede protagonizar en solitario una alternativa de Gobierno de izquierda. 

Para ello tiene que seguir manteniendo la misma trayectoria que ha seguido en la legislatura que se inició con las elecciones de julio de 2016 y en especial con la trayectoria seguida a partir de la moción de censura que llevó a Pedro Sánchez a la presidencia del Gobierno.

Viniendo de la tradición comunista de la que vengo, soy consciente de lo difícil que debió resultar para Unidas Podemos no solamente aceptar, sino interiorizar que el PSOE es imprescindible para cualquier alternativa de izquierda en España. Más todavía: que en este momento es imprescindible que tenga el liderazgo de tal alternativa. Sigue siendo así y Unidas Podemos no debe olvidarlo nunca.

Ahora bien, con la misma convicción con que tiene que aceptar que el PSOE es condición necesaria para una alternativa de izquierda, tiene que argumentar que no es condición suficiente. Hay una izquierda en España cada vez más amplia a la que el PSOE no representa desde hace varios años y no va a representar en el futuro inmediato. Sin la participación de dicha izquierda no es posible construir una alternativa de Gobierno.

Articular políticamente dicha izquierda es la tarea de Unidas-Podemos. En un país constitutivamente federal como es España solamente se puede conseguir mediante la conjunción de un proyecto estatal al que se vinculen los proyectos que existen en las diferentes “nacionalidades y regiones”. Unidas Podemos tiene que ser el proyecto con el que puedan conectar todas las fuerzas de izquierda, que, de lo contrario, no tendrán visibilidad para poder alcanzar representación en el Congreso de los Diputados y serán estériles para la formación de Gobierno.

Esto es lo que consiguió Podemos en las elecciones municipales y autonómicas de mayo y en las generales de diciembre de 2015. Lo volvió a conseguir en las elecciones de julio de 2016, a pesar de los errores cometidos en la corta legislatura tras las elecciones de 2015, que acabó con la repetición de elecciones. Es lo que ha perdido parcialmente en las elecciones generales del 28-A y de manera mucho más acentuada en las municipales, autonómicas y europeas del 26-M.

Unidas Podemos tiene que reflexionar sobre sus aciertos, que han sido muchos. Y sobre sus errores, que han sido menos, pero que han tenido un enorme coste. No hay motivos para autoflagelarse. La trayectoria de Unidas-Podemos globalmente es positiva y posibilita dirigirse a los ciudadanos con credibilidad. Sobre esto no debe tener dudas.

Ahora bien, tiene que hacerlo en positivo, sin distraerse por muchas que sean las provocaciones que reciba.  Su objetivo tiene que ser sumar. Hay que recuperar la confluencia de un proyecto de gobierno de izquierda  estatal con múltiples matices con raíces en las izquierdas de las nacionalidades y regiones. En esto tiene que concentrarse la energía de  Unidas-Podemos.

Lo demás vendrá por añadidura. Unidas Podemos tiene que conseguir que el PSOE interiorice que sin ellas/ellos no es posible una alternativa de izquierda. No ha podido ser a la primera. Tendrá que serlo a la segunda. El PSOE está muy mal educado y le va a costar mucho aceptarlo. Pero a la fuerza ahorcan. No hay que exigir un gobierno de coalición en la campaña electoral. Hay que crear las condiciones que hagan imposible que no sea aceptado tras el resultado electoral del 10 de noviembre.

Carlos Elordi argumentó ayer, en mi opinión de manera plenamente convincente, por qué Pedro Sánchez había cometido el doble error, primero en su intervención desde La Moncloa y después en su entrevista en La Sexta, de atacar a todos los demás partidos en general y a Unidas Podemos en particular. Doy por supuesto que el lector conoce el artículo de Carlos Elordi. De no ser así, recomiendo que lo lea.

Unidas Podemos no debe caer en la tentación de imitar al PSOE. La tarea de Unidas Podemos para el 10 de noviembre no es conseguir ser imprescindible para la formación de un Gobierno de izquierda, sino convencer a la opinión pública en general, especialmente a la opinión pública de izquierda, de que lo es. Hay una distancia considerable entre ser imprescindible y que los demás te reconozcan que lo eres. Unidas Podemos ya consiguió ser imprescindible el 28-A. Pero no fue reconocido así de manera inequívoca. Por eso el PSOE ha actuado de la forma en que lo ha hecho con el resultado de la repetición de elecciones. El 10 de noviembre Unidas Podemos tiene que conseguir que eso no pueda volver a pasar. Que al PSOE no se le vuelva a pasar por la cabeza que puede protagonizar en solitario una alternativa de Gobierno de izquierda.