Contrapoder es una iniciativa que agrupa activistas, juristas críticos y especialistas de varias disciplinas comprometidos con los derechos humanos y la democracia radical. Escriben Gonzalo Boye (editor), Isabel Elbal y Sebastián Martín entre otros.
El fallo sobre Facebook. Las iniciativas jurídicas creativas y los cambios políticos
El fallo contra Facebook dictado el 6 de octubre por el Tribunal de Justicia Europeo (TJE) causó gran revuelo al declarar obsoleto el “Acuerdo de Puertos Seguros”. Por lo tanto, los políticos europeos ya no pueden escudarse en el mito de que los centros de datos en EE.UU –que almacenan y procesan nuestra información– garantizan suficientemente la protección de datos de los usuarios. No obstante, aún no está claro cuáles serán las consecuencias de este fallo para Facebook y para otras miles de empresas de Internet.
Pero aquí no voy a repasar los aspectos sustantivos de la sentencia, sino que quiero enfocar el proceso y la forma por medio de la cual se llegó a una decisión como ésta. Max Schrems, el abogado austríaco de 28 años de edad que inició el trabajo en este caso, ha sido comparado con un David que logra vencer al Goliat de miles de millones de dólares, es decir, Facebook. Si bien el parangón permite entender en parte el fenómeno, la verdad es que no es suficiente como para apreciar la real dimensión de lo ocurrido.
El litigio estratégico fue la espada que blandió Schrems. De hecho, es la herramienta que vienen utilizando desde hace décadas muchas organizaciones civiles y de derechos humanos que trabajan en el sistema jurídico anglo-americano. Sin exagerar, la preparación de instrumentos jurídicos como quejas, demandas o procedimientos penales puede llevarles años de trabajo a los activistas, abogados y organizaciones. A veces incluso es necesario trabajar en conjunto con catedráticos u órganos oficiales antes de efectuar presentaciones ante los tribunales.
Además, los casos de litigio estratégico a menudo se refieren a cuestiones de gran importancia pública, por lo que el trabajo jurídico va de la mano de la labor de comunicar y despertar conciencia en la sociedad ante el problema. Para los demandantes y sus adherentes, los procedimientos judiciales son parte de una batalla político legal, cuyo fin es lograr un triunfo para una de las partes en un caso, pero en realidad el objetivo último se encuentra mucho más allá, se trata de denunciar problemas e injusticias endémicas y estructurales de nuestra sociedad. Ésta es también la forma de trabajo que tenemos en el European Center for Constitutional and Human Rights en Berlín.
Durante más de cuatro años, Schrems y sus aliados probaron diversos instrumentos jurídicos. En el año 2011 presentaron una queja ante el Comisionado de Protección de Datos en Irlanda, donde se ubica la sede europea de Facebook. Después, presentaron una demanda colectiva ante un tribunal en Viena y en última instancia decidieron presentar una demanda ante el TJE. Por lo tanto, la espectacular decisión de ese tribunal no fue el resultado de un momento de inspiración o una idea genial, sino que es producto de un análisis jurídico cuidadoso, la perseverancia y la voluntad de intentar diversos métodos.
Cabe mencionar que se logró materializar el foro adecuado y tambien se contó con el impulso necesario: el debate originado por las revelaciones de Edward Snowden. Además, el TJE ya ha demostrado ser eficaz respecto a la seguridad y conservación de datos, en especial en lo referido al “derecho a ser olvidado”, y persigue con ahínco la protección de los derechos humanos.
Sin embargo, poco ha cambiado desde que Snowden lo arriesgó todo con sus revelaciones. Es especialmente decepcionante ver la falta de empeño de los políticos y de los funcionarios de gobierno cuyo trabajo debería ser buscar la protección de los intereses públicos y los derechos civiles y humanos. Schrems y su red de contactos, incluyendo OpenDataCity y LobbyPlag.eu, hicieron público este fracaso e intentaron ser un contrapeso a esta realidad.
Por esto el caso de Facebook sirve como modelo e inspiración: las herramientas e iniciativas jurídicas utilizadas de forma inteligente, pueden provocar un cambio político importante.
El fallo contra Facebook dictado el 6 de octubre por el Tribunal de Justicia Europeo (TJE) causó gran revuelo al declarar obsoleto el “Acuerdo de Puertos Seguros”. Por lo tanto, los políticos europeos ya no pueden escudarse en el mito de que los centros de datos en EE.UU –que almacenan y procesan nuestra información– garantizan suficientemente la protección de datos de los usuarios. No obstante, aún no está claro cuáles serán las consecuencias de este fallo para Facebook y para otras miles de empresas de Internet.
Pero aquí no voy a repasar los aspectos sustantivos de la sentencia, sino que quiero enfocar el proceso y la forma por medio de la cual se llegó a una decisión como ésta. Max Schrems, el abogado austríaco de 28 años de edad que inició el trabajo en este caso, ha sido comparado con un David que logra vencer al Goliat de miles de millones de dólares, es decir, Facebook. Si bien el parangón permite entender en parte el fenómeno, la verdad es que no es suficiente como para apreciar la real dimensión de lo ocurrido.