Contrapoder es una iniciativa que agrupa activistas, juristas críticos y especialistas de varias disciplinas comprometidos con los derechos humanos y la democracia radical. Escriben Gonzalo Boye (editor), Isabel Elbal y Sebastián Martín entre otros.
En ese corazón va un mundo nuevo
En julio de 1936, poco antes de salir al frente, Buenaventura Durruti declaraba a un periódico canadiense, el Toronto Star, unas palabras que han quedado grabadas en la memoria de la izquierda española: “A nosotros no nos dan miedo las ruinas, porque llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones. Ese mundo está creciendo en este instante”.
Unos meses después Durruti caería asesinado en circunstancias nunca del todo aclaradas en la madrileña Ciudad Universitaria. Trasladado su cuerpo a Barcelona, el entierro fue un acto de unidad entre las fuerzas que resistían al fascismo. En el sepelio, bajo la lluvia, cantada por medio millón de gargantas según las crónicas de la época, retumbaban las estrofas del himno anarquista Hijos del pueblo:
“Los corazones obreros que laten
por nuestra causa, felices serán.
Si entusiasmados y unidos combaten,
de la victoria, la palma obtendrán“.
Aquella frágil unidad de las izquierdas, como es sabido, con el transcurso de los meses se iría resquebrajando. En 1938 Pablo Neruda, poeta y comunista, publicaría su poemario “España en el corazón”. Duro y triste, con su amigo Federico bajo tierra y su madrileña casa de las flores asolada, la confianza sin embargo emergía de entre las ruinas en versos como estos que nos recuerdan al héroe libertario:
“adelante, campanas populares,
adelante, regiones de manzana,
adelante, estandartes cereales,
adelante, mayúsculos del fuego,
porque en la lucha, en la ola, en la pradera,
en la montaña, en el crepúsculo cargado de acre aroma,
lleváis un nacimiento de permanencia, un hilo
de difícil dureza“.
Perdimos el siglo XX. La desunión de las izquierdas fue causa importante de aquella gran derrota que se nos clavó muy dentro durante décadas de silencio y resistencias, aún hoy de cunetas. Hoy no podemos entregar el siglo XXI, nos jugamos demasiado una vez más. Hay un colapso ecológico que frenar, más de una generación que no puede esperar y tanto por construir.
Un hilo de memoria viene desde entonces, permanece incólume en su difícil dureza. Felizmente la revolución a día de hoy en nuestro país no está en las trincheras, sino en la palabra. Las oligarquías diseminan sus poderes e influencias desde el campo económico por múltiples instituciones, sus representantes instalan el miedo al desempleo y la pobreza entre cientos de miles de familias, nos traen agrias discusiones y los telediarios cada tarde bufan hastiados de corruptelas. Por eso hablan de Venezuela en lo que es su gran, su monumental evasión de un país, España, del que no quieren hablar.
Lo más revolucionario a día de hoy es desgranar con escuadra y cartabón, de manera tranquila y desde la sensatez, las grandes fallas de estos años, explicar el por qué de un derrumbe anunciado y sonreír, sonreír de verdad, desde muy dentro, para explicar ese nuevo país que llevamos dentro y que nos desborda en ideas, en entusiasmo, en ganas de hacer al fin las cosas bien.
Imaginemos una ciudadanía más feliz, concentrada en avanzar desde la cooperación, el diálogo y los acuerdos. Ese nacimiento que mentaba Neruda, ese otro mundo, venimos diciendo desde hace tiempo que es posible. Ahora está ahí, como quien dice, a la vuelta de la esquina.
Las izquierdas, los y las de abajo, los corazones obreros que laten orgullosos, las profesionales cuyas cualificaciones tratan de humillar en el sumidero de la historia, las regiones de manzana y los estandartes cereales avanzamos al fin unidos, unidas. La ocasión pinta única. Podemos gobernar, construir ese nuevo país que soñamos. Por supuesto que no será fácil y que necesitaremos todo el empuje, el apoyo y la fiscalización que un tejido social autónomo y crítico pueda ofrecer. Tenemos un proyecto, 50 puntos nos unen con rigor, y millones de esperanzas nos animan en lo que ha de ser la campaña de nuestras vidas.
Sobre este blog
Contrapoder es una iniciativa que agrupa activistas, juristas críticos y especialistas de varias disciplinas comprometidos con los derechos humanos y la democracia radical. Escriben Gonzalo Boye (editor), Isabel Elbal y Sebastián Martín entre otros.