Contrapoder es una iniciativa que agrupa activistas, juristas críticos y especialistas de varias disciplinas comprometidos con los derechos humanos y la democracia radical. Escriben Gonzalo Boye (editor), Isabel Elbal y Sebastián Martín entre otros.
Gaza, a la sombra de la muerte
Ahmad Abu Omra, tenía 3 años y necesitaba salir de Gaza para recibir el tratamiento adecuado que le permitiera sobrevivir a su enfermedad, sin embargo, no obtuvo el permiso y murió en lenta agonía hace solo unos días. Según la Organización Mundial de la Salud un total de 54 personas han perdido la vida como el pequeño Ahmad en 2017 esperando para recibir la autorización por parte de israelí para ser evacuados de Gaza y recibir tratamiento médico.
En 2017, además 28 personas perdieron la vida debido a la violencia del ejército israelí sobre Gaza, mientras que 1.181 resultaron heridas. A estos datos hay que sumar las muertes por suicidio que se han disparado tras la última ofensiva israelí (que en 2014 segó la vida a 1.500 civiles -incluyendo más de 500 niños y niñas- y arrasó la franja de Gaza). Si bien no hay estadísticas oficiales sobre el tema, los funcionarios de salud en la Franja de Gaza dicen que se han producido unos 200 o 300 suicidios en los últimos dos años. Otros datos indican que se trata de una estimación conservadora. La ONG We Are Not Numbers (WANN), considera que se ha producido un incremento de suicidios del 160% en comparación con años anteriores.
A los 22 años de edad, Mohanned Younis, un joven escritor y graduado de farmacia se suicidó a finales del año pasado al inhalar gas venenoso. Después de haber fracasado en sus intentos de salir de la Franja de Gaza para alcanzar su sueño de convertirse en escritor, acabó quitándose la vida. Mohamed narró en sus escritos la realidad deprimente de Gaza, describiéndola como un lugar insoportable en el cual era imposible sobrevivir. Desgraciadamente el sentimiento de Mohamed no era aislado, sino que es compartido por la mayor parte de los jóvenes de Gaza.
El 42% de la población de Gaza tiene menos de 15 años. El 60 % de los jóvenes está desempleado y los menores de 9 años han sobrevivido a tres guerras. Se trata de una generación al completo cuyos sueños, aspiraciones, talentos y capacidades están atrapados entre los muros y los puestos militares de control de las políticas de asedio y bloqueo israelí. Una generación que ya no tiene esperanza en la comunidad internacional, que se siente abandonada y que sabe que por duro que resulte, no hay ninguna otra forma de escapar de la pesadilla que supone vivir en Gaza que no sea quitándose la vida.
Este año Gaza entra en su undécimo año de bloqueo, la Franja ha sido declarada “inhabitable” por Naciones Unidas. Hoy en día, Gaza se enfrenta una crisis de energía, agua y salud sin precedentes. Los residentes solo reciben un máximo de dos a cuatro horas de electricidad por día, lo que hace que los sistemas de agua potable y tratamiento de aguas residuales no funcionen. Se estima que el 40% de los medicamentos esenciales no están disponibles en los hospitales o los que aún quedan se agotarán a lo largo del mes. La Oficina de la Naciones Unidas de Coordinación de Asuntos Humanitarios, OCHA (por sus siglas en inglés), acaba de anunciar que sólo queda combustible para garantizar los servicios básicos durante únicamente 10 días.
El jefe de oficina de la OMS en Gaza, ha anunciado que el sistema de salud de Gaza está “al borde del colapso”. Tres hospitales y dieciséis centros médicos han cerrado recientemente por la falta de energía eléctrica. Junto a este factor, el empeoramiento de la desnutrición materna y las tasas cada vez mayores de bebés prematuros y con bajo peso al nacer están llevando al hacinamiento peligroso en las unidades de cuidados intensivos neonatales de los hospitales. Hay al menos 200 bebés y adultos en cuidados intensivos. Sin los fondos necesarios, los hospitales enfrentan a una situación desastrosa de forma inminente. Decenas de personas que necesitan operaciones quirúrgicas urgentes se verán afectadas.
La falta de suministro eléctrico pone la vida de la población más vulnerable bajo constante riesgo. Desde el año 2010 han muerto 29 personas (24 de ellos niños) por incendios generados en los hogares por el uso de velas para suplir la falta de corriente eléctrica o fogatas para calentarse durante el frío invierno. Los últimos en ser consumidos por las llamas fueron tres hermanos de dos, tres y seis años de edad del campamento de refugiados “Beach Camp” a mediados del año pasado.
Por sí todo esto no fuera bastante, la llamada de auxilio de las organizaciones humanitarias que trabajan en la Franja de Gaza ha sido contestada por Estados Unidos con un fulminante recorte de fondos para la Autoridad Palestina a menos que reinicie las conversaciones de paz (interrumpidas tras el reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel por parte de la administración americana), así como el recorte de fondos en más del 83% a UNRWA, la Agencia de la ONU para refugiados de Palestina que atiende a 1,2 millones de personas en la franja de Gaza. Este recorte pone en inminente peligro la educación, la salud y la alimentación de los refugiados, así como sus derechos fundamentales.
Resulta difícil imaginar qué más tiene que pasar en Gaza para poner fin a este sufrimiento. Si no se termina de una vez por todas con esta crisis humanitaria creada por el bloqueo israelí y la falta de ayuda internacional, los hospitales en Gaza dejarán definitivamente de funcionar, al igual que otros muchos servicios esenciales. La falta de electricidad dejará en la oscuridad a 2 millones de personas y les habremos condenado a una muerte agónica.
Ahmad Abu Omra, tenía 3 años y necesitaba salir de Gaza para recibir el tratamiento adecuado que le permitiera sobrevivir a su enfermedad, sin embargo, no obtuvo el permiso y murió en lenta agonía hace solo unos días. Según la Organización Mundial de la Salud un total de 54 personas han perdido la vida como el pequeño Ahmad en 2017 esperando para recibir la autorización por parte de israelí para ser evacuados de Gaza y recibir tratamiento médico.
En 2017, además 28 personas perdieron la vida debido a la violencia del ejército israelí sobre Gaza, mientras que 1.181 resultaron heridas. A estos datos hay que sumar las muertes por suicidio que se han disparado tras la última ofensiva israelí (que en 2014 segó la vida a 1.500 civiles -incluyendo más de 500 niños y niñas- y arrasó la franja de Gaza). Si bien no hay estadísticas oficiales sobre el tema, los funcionarios de salud en la Franja de Gaza dicen que se han producido unos 200 o 300 suicidios en los últimos dos años. Otros datos indican que se trata de una estimación conservadora. La ONG We Are Not Numbers (WANN), considera que se ha producido un incremento de suicidios del 160% en comparación con años anteriores.