Contrapoder es una iniciativa que agrupa activistas, juristas críticos y especialistas de varias disciplinas comprometidos con los derechos humanos y la democracia radical. Escriben Gonzalo Boye (editor), Isabel Elbal y Sebastián Martín entre otros.
Algo más que izar una bandera
Tanto el discurso del Presidente Abbas como izar la bandera de Palestina en la ONU marcan el comienzo de una nueva etapa para Palestina. A pesar de la férrea oposición israelí, la bandera de Palestina hoy flamea junto al resto de las naciones, en lo que indudablemente más que un capricho es el ejercicio de un derecho. Por su parte, es la primera vez en que el presidente Abbas, de forma clara, señala frente a la comunidad internacional que las decisiones tomadas por el Consejo Central de la OLP el pasado Marzo, de re-definir la relación con Israel, han de implementarse.
Lo dicho por el presidente Abbas es irrebatible. El contenido del discurso, donde demuestra que Israel ha hecho todo lo posible por destruir la posibilidad que la solución de dos-estados pueda implementarse, podría haber salido de cualquier informe de la ONU, de la Unión Europea e incluso del Departamento de Estado norteamericano. La pregunta formulada en más de una ocasión por el presidente palestino a la comunidad internacional fue “¿es algo lógico?”, en relación a que toda la comunidad de naciones no haya podido terminar con la ocupación israelí de Palestina.
Al decir que el objetivo del Acuerdo de Oslo entre Israel y la OLP era “llevar a los palestinos de la ocupación a la independencia”, es una muestra de que simplemente han fracasado. El presidente fue más allá para decir que, debido a las violaciones israelíes, los palestinos ya no se sienten obligados a respetar sus obligaciones frente a Israel, lo que puedo ser traducido en un fin de los acuerdos de seguridad entre las partes. Ello se ratifica cuando Abu Mazen, como es conocido popularmente el presidente palestino, señalase que las decisiones tomadas por el Consejo Central son específicas y vinculantes.
Otro aspecto importante en la misma dirección es cuando recuerda que según la resolución de reconocimiento del Estado Palestino establece que el gobierno de Palestina es el Comité Ejecutivo de la OLP y que su parlamento es el Consejo Nacional Palestino, ambos representando a todos los palestinos del mundo en comparación a la Autoridad Nacional Palestina y su Consejo Legislativo, ambas instituciones nacidas como producto del Acuerdo de Oslo. Las consecuencias tanto legales como políticas de esa declaración son la clave para entender cuál ha de ser el futuro de Palestina.
El presidente fue claro al señalar que espera implementar esas medidas de forma “legal y pacífica”, marcando lo que ha sido gran parte de su legado. Claro, el presidente ha anunciado que no se presentara a la elección del nuevo Comité Ejecutivo de la OLP que debería realizarse antes de fin de año, anticipando lo mismo para el Congreso de Al-Fatah y la renovación de su Comité Central, algo que debería ocurrir a fines del mes de Noviembre.
El discurso de Mahmoud Abbas ha sido marcado por su sello. Siendo criticado por muchos sectores principalmente por su conservadurismo a la hora de tomar decisiones, la supervivencia ha sido una capacidad notable en su actuar. Cuando en 2010 diplomáticos y prensa extranjera en Palestina fueron informados que Palestina recurriría a Naciones Unidas, pocos lo creyeron. Hoy son 137 los países que han reconocido a Palestina, y Mahmoud Abbas pudo enviar un recado adicional en su discurso: Si los israelíes están asustados de las cortes, dejen de cometer crímenes, mostrando la membrecía palestina en la Corte Penal Internacional, algo que no podría haberse realizado sin la estrategia de internacionalización por él impulsada a pesar de toda la presión y/o castigos impuestos por Israel, Estados Unidos, Canadá, Australia y el Reino Unido. Cuando el presidente Abbas habla de “redefinir la relación con Israel”, merece que se le tome con respeto.
El discurso dejó claro que Israel ha destruido los puentes para la paz, algo que todo el mundo cree, pero que pocos están dispuestos a aceptar. Palestina debe en estos momentos lograr que esa solidaridad mostradas por decenas de países, reflejada en lágrimas de varios diplomáticos mientras se izaba la bandera de Palestina en la ONU, se transforme en acción política.
El gesto de izar la bandera de Palestina en la ONU marcó un día histórico en la lucha del pueblo palestino por su libertad. Junto al mismo edificio que decidió la partición de Palestina en 1947, la bandera que simboliza la lucha de un pueblo completo por su libertad y el retorno hoy se eleva junto al resto de las naciones, marcando el comienzo de la vuelta de Palestina a los mapas. Un simbolismo que efectivamente no va a parar las colonias israelíes o el cerco a Gaza, pero que consolida la existencia de Palestina. Ello es, precisamente, lo que Israel quiso evitar y no pudo hacer. El último trimestre del 2015 ha de ser decisivo para el futuro de Palestina.
Tanto el discurso del Presidente Abbas como izar la bandera de Palestina en la ONU marcan el comienzo de una nueva etapa para Palestina. A pesar de la férrea oposición israelí, la bandera de Palestina hoy flamea junto al resto de las naciones, en lo que indudablemente más que un capricho es el ejercicio de un derecho. Por su parte, es la primera vez en que el presidente Abbas, de forma clara, señala frente a la comunidad internacional que las decisiones tomadas por el Consejo Central de la OLP el pasado Marzo, de re-definir la relación con Israel, han de implementarse.
Lo dicho por el presidente Abbas es irrebatible. El contenido del discurso, donde demuestra que Israel ha hecho todo lo posible por destruir la posibilidad que la solución de dos-estados pueda implementarse, podría haber salido de cualquier informe de la ONU, de la Unión Europea e incluso del Departamento de Estado norteamericano. La pregunta formulada en más de una ocasión por el presidente palestino a la comunidad internacional fue “¿es algo lógico?”, en relación a que toda la comunidad de naciones no haya podido terminar con la ocupación israelí de Palestina.