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La responsabilidad de Alemania por la masacre de Distomo

Agyris Sfountouris tenítenía cuatro años cuando, el 10 de junio de 1944, una división de granaderos de tanques de las SS asaltó, dentro de una “represalia” por la acción de resistentes griegos, el pueblo griego Distomo, situado al pie del Monte Parnaso. Las SS masacraron a sus padres y a treinta familiares. En total murieron en la masacre de Distomo más de doscientas personas, principalmente ancianos, mujeres y niños.

Hoy, setenta y un años después, Agyris Sfountouris nos guía hacia el lugar de lo sucedido, es decir, hacia la casa de sus padres en el centro de Distomo, a la altura del ayuntamiento y del pequeño museo, en el cual se recuerda a las víctimas de la masacre. Luego caminamos juntos hasta el lugar conmemorativo en una elevación sobre el pueblo. Aquí tiene lugar de manera anual el acto conmemorativo central. Los sucesos de junio de 1944 tienen, hasta el día de hoy, su lugar fijo en la memoria colectiva; lo demuestra, entre otras cosas, el gran número de actividades políticas y culturales en estos días.

Agyris Sfountouris personifica como nadie la lucha que los sobrevivientes llevan desde hace más de veinte años. Ellos exigen que Alemania finalmente reconozca la masacre como crimen de guerra y que cumpla sus obligaciones de derecho internacional e indemnice a las víctimas y familiares por los asesinatos.  Durante la presentación del nuevo libro de Sfountouris, a principios de junio, en una sala repleta de la universidad de Atenas, apreciaron la actual presidenta del parlamento, Zoe Konstantopoulou, y el viceministro de defensa, Kostas Isychos, el papel del poeta y físico Sfountaris. Subrayaron la importancia de la “Causa Distomo” y le aseguraron, a él y a sus compañeros, su apoyo.

Sigue siendo la lucha de David contra Goliat. Y es que el gobierno alemán intenta evitar desde siempre, con todos los trucos y fintas, dichas responsabilidades internacionales y, con ello, la obligación de la indemnización, más allá de palabras banales en días y lugares conmemorativos. El gobierno alemán contestó las reclamaciones griegas durante décadas, alegando que dichas pretensiones fueron aplazadas en el acuerdo de Londres de 1953 sobre la deuda alemana hasta el cierre de un tratado de paz. Después del cierre del tratado Dos más Cuatro en el año 1990, reconocido generalmente como tratado de paz, empezaron a sostener que con dicho tratado el derecho de exigir indemnización desapareció. No obstante, el tratado, de hecho, no contiene ninguna regulación respecto a los derechos de indemnización y el gobierno griego no estuvo involucrado como parte contratante.

Por lo menos, aún está –en gran parte gracias a abogados creativos y tenaces de Grecia, Italia y Alemania representado a las víctimas– en la agenda la cuestión de indemnización por crímenes de guerra alemanes.

Ya en el año 2000, el Tribunal Supremo griego, el Areopag, declaró la obligación de Alemania de pagar indemnizaciones por un monto de 28 millones de euros. La objeción principal de Alemania, que por el principio internacional de inmunidad de los Estados, les está prohibido a la víctimas denunciar a Alemania ante tribunales no-alemanes, fue rechazada por el Areopag. Según la Corte, dicho principio no puede tener validez en caso de violaciones severas del derecho internacional, como son los crímenes de guerra y contra la humanidad, sin duda un interpretación decisiva para el desarrollo del derecho internacional en el sentido de derechos humanos. Pero la ejecución de la sentencia en Grecia falló –supuestamente también por presión política de Berlín– por la falta de consentimiento del, en aquel entonces, ministro de justicia griego.

Pero las víctimas y familiares no se dieron por vencidos, sino que se dirigieron a la justicia italiana. Al igual que los tribunales griegos, los tribunales más altos italianos subrayan desde hace más de una década que es un mandamiento de la justicia abrirles a las víctimas de crímenes de guerra una vía judicial ante tribunales italianos para hacer valer los derechos de indemnización. Esta posición principal no la ha podido cambiar ni siquiera la decisión del Tribunal Internacional de Justicia (TIJ) en La Haya, que, en aquel entonces, fue publicada por orden del gobierno alemán. El TIJ decidió en 2012, que la ejecución de los derechos de indemnización en Italia violaba la soberanía de Alemania, pero el abogado italiano de los denunciantes de Distomo, el Dr. Joachim Lau, no se dejó confundir por la autoridad del “tribunal mundial”. Después de repetir la iniciativa, la Corte Constitucional italiana declaró que la interpretación jurídica del TIJ evidentemente no es compatible con el derecho fundamental y el derecho humano de la tutela judicial efectiva.

Si ahora políticos alemanes no quieren aceptar esto y dicen sin cesar que la cuestión de la indemnización por delitos en la segunda guerra mundial está terminada, deben tener algo en mente: Agyris Sfountouris y sus compañeros seguirán luchando por su derecho.

El presente post ha sido redactado con la colaboración de Carsten Gericke, abogado y consultor del European Center for Constitutional and Human RightsEuropean Center for Constitutional and Human Rights dentro del área de crímenes internacionales y responsabilidad legal. Junto al grupo de trabajo de Distomo participa en los actos conmemorativos actuales en Grecia.

Agyris Sfountouris tenítenía cuatro años cuando, el 10 de junio de 1944, una división de granaderos de tanques de las SS asaltó, dentro de una “represalia” por la acción de resistentes griegos, el pueblo griego Distomo, situado al pie del Monte Parnaso. Las SS masacraron a sus padres y a treinta familiares. En total murieron en la masacre de Distomo más de doscientas personas, principalmente ancianos, mujeres y niños.

Hoy, setenta y un años después, Agyris Sfountouris nos guía hacia el lugar de lo sucedido, es decir, hacia la casa de sus padres en el centro de Distomo, a la altura del ayuntamiento y del pequeño museo, en el cual se recuerda a las víctimas de la masacre. Luego caminamos juntos hasta el lugar conmemorativo en una elevación sobre el pueblo. Aquí tiene lugar de manera anual el acto conmemorativo central. Los sucesos de junio de 1944 tienen, hasta el día de hoy, su lugar fijo en la memoria colectiva; lo demuestra, entre otras cosas, el gran número de actividades políticas y culturales en estos días.