Contrapoder es una iniciativa que agrupa activistas, juristas críticos y especialistas de varias disciplinas comprometidos con los derechos humanos y la democracia radical. Escriben Gonzalo Boye (editor), Isabel Elbal y Sebastián Martín entre otros.
Snowden: Europa da un paso adelante
A finales de octubre el Parlamento Europeo nos dio una inesperada pero grata sorpresa: los diputados, mediante una estrecha mayoría, dictaron una resolución reconociendo a Edward Snowden como informante y defensor internacional de los Derechos Humanos. Con dicha resolución, se insta a los Estados miembros de la Unión Europea (UE) a protegerle de posibles persecuciones penales, extradiciones o de ser enviado a terceros Estados, como por ejemplo a Estados Unidos.
A pesar de que la resolución no tiene efecto vinculante, se trata de un gran paso. Es inevitable recordar la situación de Snowden en el verano de 2013, cuando se encontraba en la zona de tránsito del aeropuerto de Moscú y desesperadamente, pero al final en vano, solicitó asilo político en los países de la UE. Han transcurrido más dos años desde entonces y Alemania continúa discutiendo si Snowden podría entrar y salir del país de forma segura para poder testificar ante el Comité de Investigación de la NSA. Pero obviamente no hay en Alemania suficiente voluntad política, ni tampoco en los otros pases en que ha discutido su asilo, como es el caso de Suiza y Suecia, donde la reacción ha sido similar.
Una vez más, las instituciones europeas han reaccionado de forma más rápida y contundente que los Estados miembros. Recordemos lo sucedido hace una década, cuando denunciamos las violaciones de derechos humanos cometidas en la llamada guerra contra el terrorismo, los programas de “entregas extraordinarias” de la CIA y las listas de terroristas de la UE. Entonces, fue el Tribunal Europeo de Justicia quien tomó cartas en el asunto, estableciendo el derecho al olvido, denunciando la existencia de almacenamiento masivo de datos y, más recientemente, anulando el Acuerdo Safe Harbor (Puerto Seguro) sellado por Estados Unidos. En el mismo sentido, la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa -liderada por el político demócrata cristiano holandés Pieter Omtzigt- publicó un importante informe explicando los excesos cometidos en la vigilancia masiva de personas, además de solicitar mayor protección para los informantes.
Por eso, en un momento en el que muchos políticos y movimientos sociales reaccionan ante la globalización enarbolando nacionalismos, las instituciones europeas demuestran su papel clave en la construcción de una democracia basada en el imperio de la ley. Este no es momento de tolerar o justificar el desencanto político en Europa; es la hora de trabajar juntos, en países como Francia y Alemania -con los verdes, la izquierda y los socialdemócratas, que fueron quienes propusieron la resolución a favor de Snowden- y mejorar la protección de los datos personales. Es urgente legislar a nivel nacional y europeo para cambiar la insostenible situación a la que hoy se enfrentan los informantes, así como para proteger al más importante de ellos, Snowden, de ser perseguido de manera injusta e implacable por Estados Unidos.
Estados Unidos acusa a Snowden de violar, entre otras cosas, la Ley de Espionaje. Pero en el fondo se trata de una persecución política, por lo que los Estados de la UE están obligados a rechazar cualquier solicitud de extradición. No obstante, la resolución del Parlamento Europeo va más allá: solicita a los Estados miembros la garantía de que Snowden no se enfrentará condenas de hasta 30 años de prisión por cada una de las supuestas violaciones de la ley que se le imputan. Dada la cantidad de información que se hizo pública gracias a Snowden, este podría enfrentarse a una sentencia extraordinariamente larga y, tal vez, este joven de 32 años tuviera que pasar el resto de sus días en prisión, incluso en una celda de aislamiento. Europa debe -o, más bien, tiene la obligación- de proteger a Snowden de ese horrible destino.
A finales de octubre el Parlamento Europeo nos dio una inesperada pero grata sorpresa: los diputados, mediante una estrecha mayoría, dictaron una resolución reconociendo a Edward Snowden como informante y defensor internacional de los Derechos Humanos. Con dicha resolución, se insta a los Estados miembros de la Unión Europea (UE) a protegerle de posibles persecuciones penales, extradiciones o de ser enviado a terceros Estados, como por ejemplo a Estados Unidos.
A pesar de que la resolución no tiene efecto vinculante, se trata de un gran paso. Es inevitable recordar la situación de Snowden en el verano de 2013, cuando se encontraba en la zona de tránsito del aeropuerto de Moscú y desesperadamente, pero al final en vano, solicitó asilo político en los países de la UE. Han transcurrido más dos años desde entonces y Alemania continúa discutiendo si Snowden podría entrar y salir del país de forma segura para poder testificar ante el Comité de Investigación de la NSA. Pero obviamente no hay en Alemania suficiente voluntad política, ni tampoco en los otros pases en que ha discutido su asilo, como es el caso de Suiza y Suecia, donde la reacción ha sido similar.