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OPINIÓN | 'Pesimismo y capitalismo', por Enric González

El presidente de Asturias cree que hay que cortar los populismos

Javier Fernández, presidente del Principado de Asturias, está preocupado por las reacciones políticas que han aparecido tras la abdicación del Rey. Ante la Asamblea General de la Empresa Familiar, el líder de los socialistas asturianos ha expresado la necesidad de “cortar el vuelo a la demagogia y a los populismos de toda laya, que medran como nuevos hijos de la ira”.

Aunque sin mencionar a partidos ni organizaciones, Fernández ha considerado que “los mensajes encadenados que se regodean en la decadencia y la crítica constante y despiadada” hacia el funcionamientos de las instituciones democráticas, “no hacen más que comprar soga de la desafección y la inestabilidad”.

En cuatro párrafos, el presidente asturiano resumió lo que a su juicio está ocurriendo y las consecuencias que pueden acarrear cuestionar el orden social y democráticos que, con el fin de “halagar los oídos o por congraciarnos con el aplauso fácil”, termina por criticar “a todo lo que se mueve”. Para él, todo afectará en mayor o menor medida al desarrollo económico.

Fernández reconoce que la difícil situación favorece el enconamiento de la “siempre polarizada política española” y eso dificulta el entendimiento en el conjunto de los partidos. El jefe del Ejecutivo asturiano ha pedido responsabilidad a todos, para que salgan “en defensa de todo aquello bueno que hemos sabido construir”.

A su entender, España necesita “una cura de caballo de autoestima económica y social”, basada en tres ejes: crear riqueza, proporcionar empleo y recuperar la confianza en las instituciones. Aunque reconoce que muchas veces los políticos han dado motivos para el descrédito, es prioritario “una España estable, con garantías sociales y la confianza recobrada” para recuperar el desarrollo económico.

Una vez hechos los deberes, Javier Fernández se ha mostrado abierto a debatir en profundidad “lo que queremos sobre cuestiones relevantes”. Pero en estos momentos, el Gobierno de Asturias defiende la monarquía parlamentaria y no es partidario de cuestionar el modelo de jefatura del Estado.

El Ejecutivo asturiano se mantiene al lado de las posiciones marcadas por Alfredo Pérez Rubalcaba y espera “una sucesión tranquila”. Guillermo Martínez, portavoz y consejero de la Presidencia, ha considerado que se presentan retos y urgencias, que “sólo se podrán superar si se mantiene la estabilidad democrática y la fortaleza institucional.”

Para marcar la línea en la que se sitúa, el Gobierno asturiano aprobó el convenio de colaboración con la Fundación Príncipe de Asturias y destinará 86.670 euros para financiar los gastos generados por la organziación de los Premios Príncipe.

Javier Fernández, presidente del Principado de Asturias, está preocupado por las reacciones políticas que han aparecido tras la abdicación del Rey. Ante la Asamblea General de la Empresa Familiar, el líder de los socialistas asturianos ha expresado la necesidad de “cortar el vuelo a la demagogia y a los populismos de toda laya, que medran como nuevos hijos de la ira”.

Aunque sin mencionar a partidos ni organizaciones, Fernández ha considerado que “los mensajes encadenados que se regodean en la decadencia y la crítica constante y despiadada” hacia el funcionamientos de las instituciones democráticas, “no hacen más que comprar soga de la desafección y la inestabilidad”.