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El largo camino de Mongolia para recobrar su alfabeto y abandonar el cirílico
Mongolia lleva 70 años usando letras cirílicas, impuestas por el estalinismo, para escribir su lengua, pero se ha propuesto dejar de hacerlo en 15 años y volver al viejo alfabeto mongol, uno de los pocos del mundo que se lee en vertical.
Parece difícil de creer ahora, pues paseando por las calles de Ulán Bator el cirílico aún es el dominante y el mongol, una escritura que para un no iniciado tiene aspecto de árabe vertical, sólo se divisa en algunos letreros y con intenciones más bien decorativas.
Pero los defensores de la vuelta a los orígenes están seguros de que el cambio de escritura va a ocurrir, aunque el alfabeto latino también se ha colado en la vida de los jóvenes mongoles a través de los ordenadores y los móviles.
“En 2015 se aprobó la ley que estipulaba que desde 2025 se usarán oficialmente las dos escrituras, cirílica y mongola, y en 2030 finalmente se usará exclusivamente la segunda”, explica a Efe Bazarsad Elbegzaya, editor del diario Khumuun Bichig, uno de los primeros publicados íntegramente en la grafía tradicional.
El nombre del diario, cuya web tiene un fascinante diseño (khumuunbichig.montsame.mn), significa “Escritura humana”, ya que, en opinión de los defensores de estas viejas letras que casi borró el dictador soviético Iosif Stalin, las palabras verticales escritas con esta grafía son como personas puestas en pie.
Mongolia, el primer país del mundo que siguió el modelo comunista instaurado en la Unión Soviética en 1917, fue durante décadas un Estado satélite de Moscú, como demuestra la imposición del cirílico o la arquitectura socialista, aún muy visible en las hoy nevadas calles de Ulán Bator.
Esa imposición, unida a las purgas de intelectuales que Mongolia sufrió en los años 50, llevó al alfabeto local a su casi desaparición y en algunos momentos del siglo XX apenas medio centenar de personas lo conocían en este país de Asia Central.
Le ayudó a sobrevivir el hecho de que se conservara en la región china de Mongolia Interior, donde la etnia mongola que vive allí nunca usó el cirílico: esa grafía no sólo puede verse en las tiendas de esa división del norte chino, sino también en muchos templos de Pekín o hasta en los billetes de yuan.
En Mongolia, los deseos de recuperación del viejo alfabeto, que tiene 800 años de antigüedad, se multiplicaron con la revolución que derrocó a su régimen comunista en 1990, y aunque al principio los esfuerzos fueron tímidos, por la fuerza de la costumbre de usar el cirílico, comenzaron a surgir escuelas de esta escritura.
Son centros como el Instituto de Lengua y Civilización Choi Lubsangjab, en la zona más céntrica de la capital, donde unos 300 niños lo estudian pero también lo convierten en arte, ya que para la escritura mongola, como para la china, la caligrafía es un saber en sí mismo que se cultiva con pasión.
“Lo hacemos para convertir el mongol en algo más interesante y atractivo”, cuenta a Efe uno de los profesores, Erdenebat Ankhbayar, mientras muestra aulas llenas de cuadros en los que los únicos motivos son las letras caligrafiadas.
La gente de Ulán Bator confiesa estar acostumbrada a las letras cirílicas que llegaron de Europa, pero ni este maestro ni Elbegzaya piensan que el cambio que llegará en 2030 será doloroso, pues, razonan, no se trata de sustituir un idioma, sino sólo la forma de plasmarlo en papel.
“Las políticas de enseñanza empezaron hace una década, ahora en las escuelas primarias hay niños que lo han estudiado ya unos cuatro años, así que en 2025 el cambio no va a ser tan complicado”, opina Ankhbayar.
La sabiduría popular dice que el alfabeto mongol, que proviene del uigur (otro pueblo de Asia Central) es vertical porque los nómadas de Asia Central lo leían mejor así mientras cabalgaban sobre el lomo de sus caballos.
Otros sistemas de escritura de Asia Oriental, como el chino, el japonés o el coreano, también fueron en la antigüedad escritos verticalmente, pero se hicieron horizontales por contacto con Occidente, una cesión que los defensores del viejo alfabeto mongol prometen no hacer nunca.
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