Quince minutos le han bastado a Kate Bush para vender todas las entradas de su primera gira en 35 años, una veintena de recitales en el Eventim Apollo de Londres entre agosto y septiembre bajo el título Before the Dawn. Estaba claro que la reventa se iba a disparar. Recuerden que lo más cerca que hemos estado de verla en directo en los últimos tiempos fue aquel rumor de que tocaría en la ceremonia de clausura de los JJOO de Londres 2012, junto a David Bowie. Y ninguno de los dos se dignó a aparecer, claro.
“¿Por dónde empiezo con Kate Bush?”Wuthering Heights
Al margen de lo que supuso en cifras y en popularidad para una artista precoz, que ya había volado a lo más alto de las listas británicas sin haber cumplido los veinte años, Hounds of Love fue el primer trabajo en el que Bush disfrutó de plena independencia y todo el control creativo, grabado en un estudio de su propiedad. Es un disco ambicioso que captura la doble cara de la artista, su facilidad para sonar feérica en la tradición mágica de las islas y a la vez vanguardista. Está dividido, pues, en dos partes, en dos discos diferentes, correspondientes a las dos caras del álbum, cada una con su título: Hounds of Love y The Ninth Wave.
La primera es la más directa, está formada por las primeras cinco canciones (y ojo, porque cuatro de ellas fueron singles y siguen imbatibles: Running up That Hill (A Deal With God), Hounds of Love, The Big Sky y Cloudbusting). Muestran radiante a la Bush pop, gritona y barroca, nunca directa aunque siempre de frente, siempre a su manera, milimétrica, con un gusto maniático por los detalles y por experimentar con la instrumentación (Mother Stands for Comfort), por jugar con los sonidos porque cada sonido importa, por dale una vuelta más a cada canción y una más y una más. Al contrario de lo que canta en Hounds of Love, siempre ha sabido lo que era bueno para ella, siempre lo ha tenido claro.
La segunda parte acoge el resto del material, que puede entenderse como una única pieza y que es mucho más misteriosa, marcada por una instrumentación que tiende a lo fantasmal (Under Ice) y que llega a ser realmente sorprendente para el oyente desprevenido por su desarrollo en algunos momentos (tremenda Waking the Witch, entre detritus electrónicos y ¿qué es eso? ¿metal pop?). Tanto en una como en otra, la Bush hace lo que le da la gana con su voz, que para eso la tiene, y la moldea a su gusto entre literatura y ecos a las leyendas artúricas, arreglos de cuerda e interferencias constantes: exótica y oriental (Watching You Without Me), desquiciadamente folkie (Jig of Lfe) pero siempre vulnerable (Hello Earth).
CANCIÓN DE LA SEMANASwans – 'A Little God In My Hands'
Los siete minutos más perturbadores de la semana sólo podían nacer de un arrebato de Michael Gira, que ya tiene nuevo álbum listo con Swans para publicar el 13 de mayo, titulado To Be Kind. El músico ha contado algunos detalles en una texto que puede leerse aquí: que ha sido producido por él y grabado entre octubre y diciembre pasados en El Paso y Dalas, que parte del material nació durante la pasada gira (“otra parte, por el contrario, fue conjurada en el entorno del estudio”), que contará entre otras colaboraciones con Annie Clark de St. Vincent, así como parte del diseño artístico que acompañará al álbum.
Lo de Swans es un culto oscuro que requiere de iniciación y A Little God In My Hands funciona como mantra ceremonial, es magnífica y también es maléfica, con ese tam-tam hipnótico marca de la casa que surge desde ahí abajo, los estallidos de ruido y Gira repitiéndose y repitiéndose y repitiéndose, mientras unos coros invocan a vete tú a saber quién o qué. Ahora sólo queda esperar, a ver qué demonios sale de todo esto.
VIDEOCLIP DE LA SEMANAKlaxons – 'There Is No Other Time'
El de Klaxons es uno de esos casos que cuesta entender. Después de un debut de lo más estimulante, el loquísimo Myths of Near Future (2007), en el que conjugaron fiestones masivos, distopía y psicodelia (con citas a Burroughs, Ballard y Pynchon), decidieron pasarse al rock espeso, fatalmente achicharrado por momentos, en un segundo disco (Surfing the Void, 2010) producido por el jevi Ross Robinson (Korn, Limp Bizkit, Slipknot). Ni siquiera se puede decir que pasaron de la nu-rave al nu-metal porque parecían perdidos en tierra de nadie.
Para su tercer disco el grupo parece haber dado un paso atrás y han llamado a James Murphy (LCD Soundsystem), el hermano químico Tom Rowlands y Erol Alkand, entre otros productores, lo que hace intuir no sólo una vuelta la pista de baile, también al sonido de club. Por ahí también van los tiros en There Is No Other Time, primer single y de adelanto de Love Frequency, que se espera para el 2 de junio. La canción ha sido producida por el dúo londinense Gorgon City y al menos en este caso es evidente que en el giro han pedido fiereza: There Is No Other Time es elástico, gomoso, se pega y sirve para bailar aunque no tanto para saltar. El vídeoclip ha sido dirigido por Georgia Hudson y también apunta a las multitudes con los brazos en alto mientras el grupo se divierte dentro de una caja de espejos.
DISCO DE LA SEMANAMillie & Andrea – 'Drop The Vowels'
“Dropbox es el tercer miembro de esta banda”, bromean en esta entrevista Millie & Andrea. Colaboradores ocasionales en los últimos años, Miles Whittaker y Andy Stott publican ahora su disco de debut, este Drop de Vowels compuesto sin pretensiones (“Hay demasiada gente que se toma muy en serio lo que hace y, al final, detrás de la música está la diversión de hacerla”, dicen) desde ciudades distintas gracias al servicio de archivos. Ambos tienen en común el gusto por las texturas negras y el amor y el respeto por el jungle de los años noventa menos formulario, el que disfrutaba retorciéndose y huía de una receta concreta.
Qué no te engañe los extremos del disco, los únicos momentos donde el dúo no le dan a los ritmos rotos y optan por dibujar un paisaje: su esqueleto rítmico es tan portentoso como contemplar a un Tyrannosaurus fósil levantarse de la tierra, con todas esas costillas moviéndose, chasqueando la mandíbula, las articulaciones oxidadas, beats chocando y crujiendo como nos crujen los dedos de la mano. Si en lo rítmico mira con pasión al breakbeat y el jungle de finales del siglo pasado (g-l-o-r-i-o-s-a Corrosive), la piel que lo envuelve es pura polución sonora del 2014, lo que permite colocar el disco en una categoría imaginaria de Cacofonías Urbanas Contemporáneas publicadas durante estos primeros meses de 2014, junto a los más abstractos Black Lights Spiral de Untold y Ghettoville de Actress. La suciedad es la misma y el ruido de fondo también, y están en la calle.
RECOPILATORIO DE LA SEMANAMar y Montaña
Del esfuerzo conjunto de La Fonoteca Barcelona, plataforma musical de apoyo a grupos emergentes con sede en Barcelona, y la revista digital Shook Down nace Mar y Montaña, un recopilatorio que busca ofrecer una panorámica de lo que está surgiendo de la ciudad catalana: 14 bandas reunidas en un vinilo (de edición limitada a 300 unidades, se puede encargar aquí), la mayoría presentando temas inéditos y divididos en dos caras, “Mar” y “Montaña”.
El disco sale a la venta el 12 de abril, pero se puede escuchar íntegro en la web de Rockdelux, que también anuncia que el disco se presentará en directo ese mismo día en tres espacios del Poblenou: la tienda de discos Ultra-Local, la sede del colectivo Hi Jauh USB y la sala BeGood.
MIXTAPE DE LA SEMANAZhit Vredno / Gosha Rubchinskiy – '90sRave'
¿Un mix para promocionar la nueva colección de un diseñador de ropa? La gente de Dazed lo explica mejor que yo: “El trabajo Gosha Rubchinskiy explora habitualmente los códigos de la juventud, de la Rusia post-soviética, al skate y la cultura club moscovita de los noventa. Rubchinskiy considera que música y moda se solapan [...] y eso es lo que ha explorado cuando la plataforma oki-ni le pidió que creara un mix exclusivo que expresara con sonido su última colección”.
Rubchinskiy, que ejerce por tanto más bien de comisario de la mezcla, ha tirado de su amigo Zhit Vredno, nombre de guerra de este DJ de 19 años que vive en el sur de Moscú, en el “gueto”. El resultado se titula 90s Rave y es imparable, una máquina a pleno gas con la que pretende “inducir al oyente a un estado de acid trance. Cierra los ojos y abre la mente a estas vibraciones”, dice para explicar su mixtape.