El actor Alain Delon ha suscitado una polémica en las redes sociales con unas declaraciones en las que descarta presidir la ceremonia de los César del cine francés, en solidaridad con Roman Polanski, que renunció ante la presión de los que le reprochan las acusaciones de abuso de una menor hace 40 años.
El origen de esta polémica es la propuesta de su hija, Anouchka Delon, que el pasado jueves colgó en su cuenta Instagram una foto de su padre interpretando a Julio César para sugerir quién podría presidir esa ceremonia programada para el próximo 24 de febrero.
“Ahí está el presidente de los César. ¡Ave para él!”, señalaba la actriz de 29 años.
La respuesta de Alain Delon, de 81 años, llegó en forma de declaraciones al diario Le Figaro, en las que aprovechó para cargar contra los medios de comunicación, a los que reclamó que dejen de acosar a Polanski.
“Si se me pidiera que presidiera los César en su lugar, no iría, en solidaridad con Polanski”, explicó antes de añadir “¿le van a hablar de 1970 cada vez que cruce la calle?”
Una forma de hacer notar que la imputación de la justicia estadounidense contra el director franco-polaco data de 1977.
Polanski anunció el pasado martes que renunciaba a presidir los César por la polémica con feministas en torno a esa inculpación que le persigue desde hace cuatro décadas, y que le ha llevado a evitar viajar a Estados Unidos para no ser detenido.
El director franco-polaco se mostró “profundamente entristecido” por el debate -a su parecer “injustificado”- que se generó en torno a la pertinencia de que presidiera esa ceremonia.
El pasado día 18, cuando se oficializó que iba a ser el presidente en la gala anual del cine francés, asociaciones feministas criticaron esa elección y así “Osez le feminisme!” denunció “la tolerancia social que existe todavía en Francia con la violación”.
La asociación había dicho, que tenía intención de convocar una manifestación en las puertas de la Sala Pleyel el día de la ceremonia.
Incluso la ministra francesa de los Derechos de las Mujeres, Laurence Rossignol, calificó de “sorprendente y chocante” el nombramiento de Polanski para ese acto, a su parecer una muestra de “indiferencia hacia los hechos que se le reprochan”.
En 1977 el realizador fue denunciado por violación a Samantha Geimer cuando tenía 13 años, después de una sesión fotográfica en Los Ángeles.
Tras declararse culpable de un delito de “relaciones sexuales ilegales”, pasó 47 días en prisión tras lo que fue puesto en libertad bajo fianza, lo que aprovechó en 1978 para huir de Estados Unidos ante el temor de que el juez le impusiese una condena severa.
Se instaló entonces en Francia, desde donde no podía ser extraditado, al tener tanto nacionalidad francesa como polaca, país dónde nació.
Aunque el cineasta llegó hace años a un acuerdo económico con Geimer, quien retiró todos los cargos, un tribunal de Los Ángeles rechazó la petición de su defensa para cerrar definitivamente el caso, lo que le impide en la práctica pisar EEUU.