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Cinco claves para entender lo del Picasso de Jaime Botín
Jaime Botín ha esquivado de nuevo el banquillo por presunto contrabando de un Picasso en 2015 que tenía prohibido salir de España. También las grabadoras de los periodistas, ante las que ha permanecido en silencio este lunes a la salida del juzgado de lo penal número 27 de Madrid.
La Fiscalía pide para él cuatro años de cárcel y 100 millones de euros de multa, pero el juicio ha sido aplazado hasta los primeros días de noviembre, según ha explicado la jueza Elena González Bayón, que instruye el caso.
El exbanquero de 83 años y hermano del fallecido Emilio Botín había sido citado a juicio por segunda vez después de que intentase sacar del país el cuadro Cabeza de mujer, valorado en 26,2 millones de euros, escondido en su barco velero Alix. La exclusiva embarcación llevaba el nombre de una sociedad pantalla con la que el pequeño de los Botín minimizaba el pago de impuestos por el uso y disfrute de estas naves.
Según declaraciones de Bayón, el juicio se ha suspendido por “cuestiones procesales” a petición del Ministerio Fiscal. La defensa de Emilio Botín, en cambio, ha insistido en llegar a un acuerdo para evitar la celebración de la vista oral. El empresario ha defendido siempre que no se trataba de contrabando pues el cuadro “fue pintado en el extranjero” y allí habría tenido “su domicilio permanente”, a bordo del Alix.
Lo cierto es que Cabeza de mujer fue adquirido por Botín en la galería Marlborough Fine Art Ltd de Londres en 1977, pero el cuadro no fue elaborado allí. Pablo Picasso lo pintó hace más de un siglo en Gósol, un pueblo leridano que entonces no llegaba a los 800 habitantes, en la primavera de 1906.
La Junta de Calificación, Valoración y Exportación de bienes del Patrimonio Histórico Español aseguró en diciembre de 2013 que no existe una “obra semejante” en España por ser de las pocas que se conservan de la llamada “etapa Gósol”. Con tales datos, la Audiencia Nacional confirmó hace cuatro años “que se trataba de un Bien de Interés Cultural que en ningún caso podía salir de España”.
Botín conocía perfectamente el valor histórico del cuadro, por eso lo habría ocultado en su lujoso velero Alix con la ayuda de su capitán y se dirigía con él a Córcega, lugar desde donde tenía planeado volar hasta Ginebra.
Previamente, el acusado había intentado vender Cabeza de mujer a la prestigiosa casa de subastas Christie's, que lo pensaba sacar a la puja en su sede de Londres en febrero de 2013. Sin embargo, Botín necesitaba una licencia de exportación y, ante la imposibilidad de que el Ministerio de Cultura se la concediese, decidió dar un paseo marítimo a bordo del Alix y acompañado de la obra millonaria.
Por todo el periplo, la Fiscalía pide hasta cuatro años de cárcel y una multa de 100 millones de euros que se decidirá el próximo mes de noviembre. Mientras tanto, el exbanquero tiene en el aire otro juicio por una acusación de delito fiscal. Aunque había alcanzado un principio de acuerdo por la matriculación irregular de su 'jet' privado, lo rompió en el último momento antes de llegar a la vista.
Cinco claves para entender lo del Picasso de Jaime Botín