Christo Vladimirov ha muerto a los 84 años en su casa de Nueva York por causas desconocidas. El creador de origen búlgaro bautizó sus envoltorios gigantes como “arte medioambiental”, muy en la línea de la corriente Land Art que cruza paisaje, escultura y arquitectura de forma orgánica. Estas obras, realizadas en su mayoría junto a Jeanne-Claude, su esposa fallecida hace once años, eran un desafío tanto para el ojo humano como para las administraciones públicas, con las que pleiteó hasta sus últimos días.
De hecho, El Arco del Triunfo, envuelto, será una de las obras póstumas del artista que verá la luz en París el próximo otoño. Tal y como se especifica en su página web, consistirá en forrar el monumento a Napoleón con 25.000 metros cuadrados de tejido reciclable de color azul y atarle 7.000 metros de cuerda roja alrededor. Este proyecto fue concebido en 1962, pero, de nuevo, el Ayuntamiento de París no dio luz verde a la excentricidad de Jeanne-Claude y Christo.
Aunque comenzaron envolviendo “paquetes” medianos en Alemania, pronto dieron el salto monumental. Para ponerlo en marcha necesitaban el beneplácito de alcaldes, jueces, propietarios de fincas e incluso de grupos medioambientales y no siempre lo obtenían. “Para mí, la estética es todo lo que está involucrado en el proceso: políticos, trabajadores, negociaciones, la dificultad de la construcción y el trato con cientos de personas”, reconoció en una entrevista con The New York Times en 1972.
Christo venía de haber envuelto la costa de Little Bay en Sidney, para lo que se encontró con la oposición de la administración y del público. No en vano, eran dos kilómetros y medio de acantilados que permanecieron cubiertos durante 10 semanas en 1969 con un tejido que controlaba la erosión. Al final, Wrapped Coast no solo ofreció trabajo a cientos de personas, si no que fue el atractivo turístico que daría alas a sus siguientes creaciones.
Algunos queridos y otros desdeñados, los trabajos de Christo y Jeanne-Claude nunca despertaron sentimientos livianos. Como Los paraguas de Japón que, en un accidente desafortunado, salieron volando y mataron a una mujer, o incluso los que no se han llegado a realizar, como Over the river, que pretendía cubrir con un dosel plateado 70 kilómetros del río Arkansas, en Colorado.
Tras veinte años de pleitos con activistas medioambientales que defendían que Sobre el río podría en peligro la vida silvestre, y de haber obtenido los permisos gubernamentales y dedicado 15 millones de dólares de su bolsillo, el artista paralizó la obra en 2017 porque el terreno, de propiedad federal, pertenecía a Donald Trump. Otros proyectos que quedaron en el tintero fueron el de tapar el monumento a Cristobal Colón en Barcelona y la Puerta de Alcalá en Madrid. Estos siete, en cambio, sí que llegaron a trascender los límites de la escultura y la arquitectura naturalista.
Valley Curtain (Colorado)
Valley Curtain
Un año después de la acogida en Australia, en 1970 pusieron en marcha su Cortina del valle en la ciudad de Rifle, Colorado. Fueron 28 meses de trabajos en los que 35 trabajadores de la construcción y 64 ayudantes, además de estudiantes universitarios de arte, desplegaron una inmensa tela de nylon naranja a través de cables de acero y que permitía el tránsito de los coches a través de una pequeña “puerta” en la base.
La obra fue financiada a través de la venta de bocetos, maquetas y collages, un truco legal con el que se cuidaban de aceptar subvenciones o dinero público. Pero apenas un día después de ser inaugurada, en 1972, una gran tormenta desgajó por completo la cortina obligando a su retirarla de forma inminente antes de causar más daños. “Como artista, he hecho mi trabajo. Que el telón ya no exista solo lo hace más interesante”, dijo Christo entonces.
The Pont Neuf Wrapped (París)
The Pont Neuf Wrapped
Para envolver el puente más antiguo de París, Christo tuvo que vérselas antes con el alcalde de la ciudad durante nueve años. Al final, en 1984, Jacques Chirac dio luz verde para envolver la estructura en 40.000 metros cuadrados de tela poliamida de color arena. Le ayudó que, pese a haber conseguido la residencia en EEUU, Christo conservase el pasaporte y la ciudadanía francesa y que Chirac se fiase de su capacidad para atraer a turistas. En dos semanas, tres millones de personas visitaron la obra.
Wrapped Reichstag (Berlín)
Wrapped Reichstag
Si la negociación con Chirac fue dura, la que le esperaba a Christo y a Jeanne-Claude en Berlín para envolver la fachada del Reichstag parecía imposible. Como desveló el artista a The Guardian, invirtió 24 años de charlas con seis presidentes distintos hasta que pudo desplegar la enorme cortina plateada durante solo dos semanas en 1995, aunque los ciudadanos querían que permaneciese más.
“El edificio había encarnado tradición y nacionalismo. Los nazis dieron exhibiciones de propaganda allí y se nos dejó claro que nadie debía tocarlo. Nuestra propuesta fue bloqueada por todos los políticos de alto rango, así que nos tuvimos que convertir en políticos nosotros mismos y aprender sobre la vida parlamentaria”, contó el gerente del proyecto, Wolfgang Volz. El descomunal proyecto fue visitado por cinco millones de personas y Christo consiguió el título de artista más famoso de Alemania que aún ostenta.
Árboles cubiertos (Suiza)
Árboles cubiertos
Usando la tela que sirve en Japón para proteger a los árboles de las heladas y las fuertes nevadas del invierno, Christo y Jeanne-Claude cubrieron 178 árboles del parque de Berower, en Suiza. La obra, que necesitó 32 años de trabajos, permaneció durante un mes en diciembre de 1998, en el que los vientos creraon volúmenes y colores dinámicos sobre formas muertas. También intentaron recrearlo en los árboles que rodean al museo de arte de Missouri y en los Campos Elíseos de París, pero ambos proyectos fueron denegados.
The Floating Piers (Italia)
The Floating Piers
Sobre el lago de Iseo, a 100 kilómetros de Milán y 200 de Venecia, 70.000 metros cuadrados de tela amarilla cubrieron un sistema modular de muelles flotantes que permitió a italianos y foráneos caminar sobre las aguas como mesías de la Biblia. Fue inaugurado en 2016, pero la idea había sido concebida en los años 70 para el Río de la Plata en Argentina y a finales de los 90 para la bahía de Tokio. Ambos, de nuevo, denegados por las autoridades. “Está pensado para experimentarse desde el suelo. The Floating Piers no puede ser plenamente disfrutado desde el aire. El agua, el viento, el sol… todo esto es parte del proyecto”, argumentó su creador entonces.
The Gates (Nueva York)
The Gates
Rechazadas por el comisionado de parques de Nueva York en 1981, las puertas de Christo tuvieron una segunda oportunidad en 2005 gracias a una carta del por entonces alcalde, Michael R. Bloomberg. Consistió en 7.503 marcos de acero naranja que soportaban paneles gigantes de tela color azafrán y recubrían casi 100 kilómetros en Central Park. Los críticos calificaron ese río dorado entre las ramas desnudas de los árboles como “el primer gran evento de arte público del siglo XXI”.
Mastaba (Londres)
Mastaba
La Mastaba, un proyecto para Abu Dhabi, estaba pensada para ser la escultura más grande del mundo conformada por 410.000 barriles de colores brillantes que imitaban a la arquitectura islámica. Iba a ser también el único trabajo permanente a gran escala de Christo y Jeanne-Claude, pero ambos han fallecido antes de verlo erigido. Tan solo queda en la memoria la reproducción a pequeña escala que el artista instaló en Hyde Park en 2018, apilando 7.506 barriles de color rojo, azul y morado sobre una plataforma gigante.