Vistas por detrás, todas las obras de arte se parecen mucho. Tienen algo similar a esas maletas que quedan marcadas con pegatinas del lugar por el que pasó su dueño. Pero entre la madera, los tornillos y las grapas de los bastidores que soportan los lienzos, se cuenta parte importante de la vida de los cuadros.
En el Museo Berggruen de Berlín han tenido la idea de mostrar al público la parte nunca vista – la de atrás – de algunos de sus cuadros más relevantes. Allí, esa parte de atrás esconde la historia, en muchas ocasiones oscura, de unas obras de arte que, por ser ejemplos del arte moderno que detestaba Adolf Hitler o por pertenecer a judíos, estuvieron perseguidas por el nacionalsocialismo.
De esta forma, en la parte de atrás de Desnudo. Sentada. Secándose el pie. (Nu. Assis. S'essuyant le pied.) que firmara Pablo Picasso en 1921 puede leerse, entre otras cosas, escrito a mano y con letras mayúsculas: “Rosenberg Bernstein Bordeaux 12”. Así catalogaron los nazis esa obra de Picasso tras arrebatársela a su propietario, el marchante de arte francés y judío Paul Rosenberg. La obra fue requisada por el Servicio de Operaciones del Responsable del Reich Rosenberg (ERR, por sus siglas alemanas) el 15 de septiembre de 1940 en la población gala de Floirac, muy cerca de Burdeos.
Esas “fuerzas especiales nazis” dedicadas a la confiscación de obras de arte que pertenecían a judíos las lideraba Alfred Rosenberg, uno de los ideólogos del nazismo. La ERR fue responsable de la confiscación en Francia de miles de obras de arte durante los cuatro años de ocupación nazi del territorio galo.
Desnudo. Sentada. Secándose el pie. fue recuperado por las tropas aliadas en plena Segunda Guerra Mundial. En 1945 fue devuelta a Rosenberg. Ese cuadro pudo después hacer vida con los Rosenberg hasta que fuera adquirido en 1979 por el coleccionista alemán Heinz Berggruen. Este hombre de negocios judío legó a la ciudad-estado de Berlín en el 2.000 su colección de arte, un conjunto pictórico que comenzó a formarse con una primera adquisición con fecha de 1954. La colección plantea uno de los mejores recorridos pictóricos de la obra de Picasso.
Sin embargo, la colección Berggruen también es un tesoro por incluir abundante obra de otros maestros como Paul Klee, Henri Matisse o Georges Bracque. La parte de detrás de sus obras, junto a las de Picasso, son las protagonistas de la exposición inaugurada hace unos días por el Museo Berggruen titulada Biografías de los cuadros. Proveniencias en el Museo Berggruen, disponible hasta el hasta el próximo 19 de mayo.
En la pinacoteca berlinesa se muestran otros tres cuadros de Picasso requisados por los nazis a judíos que hoy forman parte de la colección del Museo Berggruen. Se trata de Cabeza de mujer, Naturaleza muerta con Guitarra y El jersey amarillo. En su día, Berggruen las compró después de que hubieran sido restituidas a los propietarios que fueron robados por los oficiales nazis.
Naturaleza muerta con Guitarra era, por ejemplo, propiedad de Alphonse Kann, un marchante de arte francés judío. En su caso, fueron trabajadores de la embajada alemana en París quienes se personaron en casa de Kann, en los alrededores de la capital gala, para confiscarlo. La ERR rebautizó la obra con el nombre KA 1066. Así se lee en su parte de atrás. Las tropas aliadas también pudieron recuperar y devolver la obra a su propietario. Por detrás, ese cuadro también presenta otras marcas, como la etiqueta de las Galerías Georges Petit, donde estaba expuesta en 1932.
87 obras de Picasso confiscadas por nazis en Francia
En total, la ocupación nazi en Francia supuso la confiscación de 87 obras de Picasso. A estas en particular, el artista contemporáneo francés Raphaël Denis rinde homenaje con una instalación insertada en la muestra sobre las biografías de las obras de arte. En ella se reproducen los lienzos firmados por el genio malagueño que fueron expoliados por los nazis.
Su superficie está en negro, pero tienen grabadas las marcas con las que los oficiales del III Reich las identificaron. “PR 108”, “SEL 557”, “PR 112”, “KA 1169”, se lee en algunos de esos lienzos. La ley normal de los errores: proyecto Picasso, se titula la instalación que acompaña la exposición.
Para realizar la muestra, los responsables del Museo Berggruen han estado tres años implicados en un proyecto de investigación sobre los orígenes de 135 obras de la colección. Son cuadros, dibujos y esculturas. El resultado es una selección en la que se explica la vida de ese buen centenar de obras a partir del momento en que fueron terminadas.
“La historia de la pertenencia de estas obras de arte es el leitmotif de la exhibición”, según se presenta a los visitantes la muestra. En muchos casos, la vida de las obras sigue la de sus propietarios, grandes coleccionistas como Rosenberg, el alemán Daniel-Henry Kahnweiler o el germano-colombiano Karl Buchholz.
Muchos de ellos fueron perseguidos, ya fuera por sus orígenes judíos o por apoyar unas formas de expresión artística que el III Reich consideró “Arte degenerado”. Ese fue el título que acabaría llevando en 1937 la célebre exposición organizada en Múnich que el régimen nacionalsocialista dedicó al arte moderno y de vanguardia.
Oficiales del III Reich en el estudio de Picasso
No contar con la bendición estética del III Reich nunca fue un impedimento para Picasso, que siguió creando obra cubista durante la guerra y la ocupación. “Él recibía a invitados en su estudio, incluyendo oficiales alemanes. Por eso, a él ”no se le confiscaron obras“, se lee en una de las notas explicativas de la muestra berlinesa junto a Gran desnudo acostado, un lienzo firmado por Picasso en 1942. Esta obra la acabaría vendiendo el propio Picasso en 1955 a Kahnweiler.
No todas las obras de Picasso del museo Berggruen están tan marcadas por la ocupación. Antes de la llegada de los nazis, El Escultor y su estatua, de 1939, se movió por el circuito estadounidense de centros expositivos, como el Museo de Arte Moderno de Nueva York, que dejó una marca detrás de esa obra para indicar que estuvo allí el mismo año de su producción. Luego pasaría por el Museo de Arte de San Francisco, el de Cleveland, entre otros.
Casi un tercio de las obras de la muestra sometidas al reciente estudio de proveniencia en el Museo Berggruen preservan parte de su biografía en secreto. Pero “la investigación indica que solo en cuatro de ellas puede haber una eventual pérdida de propiedad por persecución”, indican en el Museo. Se refieren al Retrato de Jaime Sabartés y Bodegón con vidrio y cartas (Homenaje a Max Jacob) de Picasso, Bodegón con pila (Le Quotidien du Midi) de Braque y Tres veces tres cruces de Klee.
De éste último se dice que podría haber estado en la colección privada del marchante alemán Alfred Flechtheim. Por ser judío, Flechtheim se vio obligado a exiliarse a Inglaterra en 1934. Se dice que el lienzo de Klee fue entregado por un misterioso Dr. Benatti a la Mayor Gallery de Londres en 1935. Del tal Dr. Benatti poco más se sabe. “Su identidad sigue siendo una cuestión para la especulación, al igual que ocurre con la propiedad de Flechtheim. La investigación de la proveniencia de esta obra de arte continúa”, indican en la muestra. Todavía quedan muchos lienzos que sigue guardando secretos, aunque se les vea la parte de atrás