Cristina de Middel se encarga de desdibujar los límites entre la ficción y la no-ficción dentro del encuadre fotográfico. Su mirada tiene un guiño satírico e, indiscutiblemente, su obra es de lo más subversivo que ha atravesado a la fotografía nacional (e internacional) durante la última década.
De Middel (Alicante, 1975) no vive en España, pivota entre México y Brasil. Es premio Nacional de Fotografía 2017; embajadora de Leica; desde 2016, una de las dos fotógrafas españolas asociadas a la histórica agencia Magnum; y acaba de ganar el Prix Virginia 2020 con un trabajo visual sobre la migración centroamericana a Estados Unidos. A pesar de todo, De Middel apenas publica sus fotografías en medios nacionales. Hecho que le “da igual” porque la están “invitando a un montón de cosas más relacionadas con el arte”, argumenta recién llegada a México tras su paso por España.
“En muy pocas ocasiones trabajar en prensa va a ser plenamente satisfactorio para mí. Lo hago porque me encanta, aprendo y me abre puertas para luego continuar mi trabajo personal, pero una vez que has probado poder tener tú todo el control de tu trabajo y de cómo lo presentas, de tu idea y de cómo lo explicas; todo lo demás es dar marcha atrás, es sacrificar porciones de libertad a las que llevo acostumbrada ya mucho tiempo. ¿Me gustaría que mi trabajo personal estuviese en prensa? Sí, por la difusión que supone”, añade.
La línea pródiga es la nueva exposición de De Middel que se puede visitar hasta el 29 de mayo en el Centro Cultural Las Cigarreras de Alicante. La línea pródiga es una readaptación de Muchismo, muestra que presentó en PhotoEspaña 2016, y que viajó a Francia e Inglaterra. En esta ocasión, la artista lleva su trabajo a su tierra natal donde, tras estudiar Bellas Artes, fue fotoperiodista durante una década hasta que abandonó el gremio para comenzar a construir (de otra manera) su particular mirada. Las Cigarreras acoge una retrospectiva nada metódica que dibuja una línea continua de imágenes que recorre el trabajo de “la hija pródiga” de Alicante. “Una parte que me hacía mucha ilusión de La línea pródiga era incluir imágenes (casi) apócrifas, es decir, de antes de Afronautas”, comenta De Middel.
Historia de un (subversivo) despegue
En 2012, Cristina de Middel publicó su exitoso fotolibro The Afronauts. Proyecto que muestra el programa espacial que realizó Zambia en 1964. Edward Makuka Nkoloso, maestro de escuela zambiano, trabajó para llevar a la Luna a la primera persona de origen africano –concretamente a doce astronautas–, mientras la Unión Soviética y los Estados Unidos competían por la carrera espacial. Una ilusión algo surrealista que toma forma en las fotografías de De Middel, que recreó (en Alicante) su propia versión de los hechos, nutriéndose del imaginario africano, y habló sobre los estereotipos más que del pionero programa espacial de Zambia.
A día de hoy, este best seller es un fotolibro de coleccionista, que marcó la puerta de entrada al universo en el que hoy orbita la obra De Middel. No obstante, el proyecto Afronautas para nada es one-hit wonder, quizá, sí un despegue; pues la artista alicantina ejerce una búsqueda personal que, a cada disparo, expone las poliédricas caras de una problemática vistas desde un ángulo extraordinario.
“Creo que la principal diferencia es que yo no pretendo decir la verdad. No tengo una verdad oficial en mis fotos. Está todo basado en mi experiencia y en mi propia investigación. Me meto ahí, hablo con la gente, saco mis propias conclusiones y eso es lo que comparto (...) pero en ningún momento quiero convencer de que mi opinión es la verdad, cosa que en documental y en fotoperiodismo, en muchos casos, no sucede”, argumenta la fotógrafa.
La arquitectura de la verdad y otras mentiras
Para un ojo como el de De Middel, el fotoperiodismo tiene un halo de solemnidad que no es el terreno de acción de su objetivo. La fotógrafa de Magnum cuenta historias y habla del mundo que la rodea e invita a “entender mejor la problemática y no presentarlo como algo lejano y doloroso, sino como algo que te puede pasar a ti y con lo que te puedes relacionar. En lugar del sentimentalismo, a mí lo que me gusta es construir este puente de empatías por otros aspectos”, explica. Sus instantáneas no son una mentira ni un engaño, sino, más bien, un abandono de los dogmas y una de las múltiples maneras de interpretar el mundo, de traducirlo.
Cristina de Middel fluctúa entre el fotoperiodismo, la fotografía documental y la artística, está en el medio, como propio su apellido indica. De Middel, a día de hoy, se nutre de todas esas disciplinas que atraviesan su prisma y su siguiente paso es tan incierto e inesperado como ganar una carrera espacial a la primera potencia mundial. Para ella, su trabajo es “una continuación de hacer documental pero sin reverencias a la verdad”.
“Hay que dejar de una vez por todas de pedirle a la fotografía que sea verdadera y que sea veraz porque no se le pide a la literatura ni al cine”, señala. “¿Por qué tenemos que hablar del artificio en fotografía?, si ya te estoy diciendo que estoy dando mi opinión. ¿Tú vas a una columna de opinión en un periódico y le dices: 'Esto que estás diciendo es mentira'?, ¿tú vas a Isabel Coixet y le dices: 'Esto es una mentira'?, no es justo”, cuestiona De Middel.