En el arte de Frank Gehry fluye el desafío por dos vertientes: por la arquitectónica y por la visual. No es una arquitectura con la que sea fácil comulgar, sobre todo por los costes que suponen siempre sus grandilocuentes proyectos. En el sector hay quienes le consideran un genio innovador y otros que piensan que es una burda imitación multimillonaria de Salvador Dalí. Uno de los más críticos es el profesor y ex presidente de la Universidad de Boston, John Silber. Con su libro Architecture of the Absurd: How “Genius” Disfigured a Practical Art, dirigió un cañón de agua fría hacia Gehry, acusándole de hacer triunfar el capricho sobre la racionalidad.
Sin embargo, no hay ciudad que presuma de estar a la vanguardia constructiva que no cuente con alguna de sus tectónicas obras. En España tenemos el Museo Guggenheim, considerado una joya embaucadora, que atrapa a turistas en Bilbao cual Sagrada Familia en Barcelona. “Lo que hace que mi mente hermane en mi memoria al edificio y a Marilyn Monroe es que ambos dan cuerpo a un estilo americano de libertad. Ese estilo es voluptuoso, emocional, intuitivo y exhibicionista”, escribía el arquitecto y crítico, Herbert Muschamp, para el New York Times.
Esas palabras se podrían extrapolar a todas sus creaciones, que comparten formas brillantes e irregulares y que consiguen armonizar a metrópolis tan diferentes como Praga, Nueva York, Berlín o Seattle. A continuación, hacemos un repaso por seis de sus construcciones más emblemáticas, pues, con el permiso de la mole bilbaína, hay Gehry más allá del Guggenheim
Clínica de salud mental Lou Ruvo
Entre las curvas paredes del Lou Ruvo Center for Brain Health, de Las Vegas, se están realizando algunos de los estudios neurológicos más importantes del planeta. Puede que los futuros tratamientos para el Alzheimer, Parkinson y Huntington se estén gestando en el sinuoso edificio. Arquitectónicamente parejo al museo de Bilbao, su estructura achatada le da un aspecto orgánico que se opone al árido paisaje de Nevada
Museo de la Biodiversidad
Esta construcción aparece como un paraíso de color en medio del mar y esconde algunas de las maravillas naturales de la ciudad de Panamá. El conjunto de edificios es conocido como Puente de Vida y su diseño es heredado del nido de pájaros que se construyó para los Juegos Olímpicos de Pekín 2008. El museo es la primera construcción que Gehry ha diseñado para América Latina y en él ha imprimido todo el colorido y la viveza que le evoca esta zona.
Casa Danzante
Muchos de los detractores de Gehry se refieren a su estilo como Starchitecture. Un término que él repele porque le sugiere a “un ególatra tratando de hacer alarde de sus mercancías a expensas del público, es un truco periodístico oportunista”. El término que mejor le define es el de la deconstrucción, al que este edificio de Praga se acoge perfectamente. Los checos lo han apodado como Fred y Ginger por sus formas, que recuerdan a dos bailarines en plena danza.
8 Spruce Street
Los 76 pisos del rascacielos neoyorquino lideran algunas de las mejores perspectivas del skyline de la ciudad. Su esqueleto de hormigón, como derritiéndose bajo el sol, está emplazado en el barrio de Manhattan, justo al sur del City Hall Plaza y el Puente de Brooklyn. Este edificio protagonizó el desafío más imponente para Ghery, que hasta entonces estaba acostumbrado a plasmar su estilo en formas horizontales y macizas.
Bodega Marqués de Riscal
El segundo diseño que el canadiense cedió a una ciudad española se proyectó en uno de los hoteles más caros del mundo. Esta construcción de La Rioja alavesa se ha convertido en el principal destino enoturístico de la zona y en uno de los menos económicos. El arquitecto quiso diferenciar esta edificación del Guggenheim dándole un aspecto más atractivo visualmente: “he querido hacer algo excitante, de fiesta, porque el vino es placer”.
Sala de conciertos Walt Disney
El Walt Disney Concert Hall, de Los Angeles, es quizá su obra maestra y la más publicitada en las portadas de guías de viaje -¡y hasta en los anuncios de automóviles!-. Pero también ha sido su obra más criticada a nivel arquitectónico, sobre todo desde que fuese denunciada por el History Channel en uno de los capítulos del programa Engineering Disasters.
Acusaban al diseño de Gehry de que el techo de metal provocase el calentamiento de los apartamentos colindantes y que deslumbrase a los coches que circulaban a su alrededor. El capítulo quedó en mera anécdota cuando Frank se rascó el bolsillo y, por la módica cantidad de 40,000 dólares, consiguió que arreglaran los desperfectos.