Unos amigos invitaron a Asma Maroof a pinchar música en un parque. Es un lugar cuadrado y grande en Los Ángeles, el MacArthur, con un gran lago, pero la gente lo conoce porque tiene un puente en el centro del que habla la famosa canción de Red Hot Chilli Peppers Under the Bridge. Asma tenía 23 años y, a partir de ese día, su vida cambió y se convirtió en Asmara.
Desde entonces, no ha parado de mezclar ritmos, estilos y corrientes artísticas. Su atmósfera musical envuelve del techno más ruidoso a los ritmos indios heredados por sus raíces paternas, pasando por el jazz o el dancehall. Ha sido una artista local referente en las fiestas queer de California. Ahora vive en Zúrich (Suiza) desde 2019 componiendo bandas sonoras para el teatro, películas e incluso anuncios para productoras como Torso o marcas de la moda de lujo, pero continúa con su actividad como DJ. El viernes 25 de agosto tocará en Madrid en la clausura de La Terraza Magnética de La Casa Encendida.
Sus padres emigraron a Estados Unidos desde India para trabajar en la NASA. En entrevista por videollamada con elDiario.es, Asmara explica que le interesa “explorar” sus orígenes e “intentar crear nuevas perspectivas musicales”. De vivir en Europa destaca positivamente “tener la mente más abierta para escuchar nuevos estilos”. Según ella, en Estados Unidos “parece que la gente tiene que sentirse identificada de primeras con lo que escucha. Aquí la gente está más predispuesta a conocer nuevos estilos y experimentar, lo cual abre muchas puertas”. “Me encanta encontrar el hilo conductor entre todos los diferentes tipos de ritmos y melodías del mundo”, afirma. “Al combinar estilos, ocurren cosas maravillosas y se exploran nuevos mundos”, asegura. Maroof acostumbra a mezclar en una misma canción ritmos típicos del R’n’B con el techno más oscuro. “Algo sucede siempre en esas conversaciones musicales”, defiende y destaca en su evolución musical la formación de NGUZUNGUZU, colectivo de DJ junto a Dani Pineda. Además, ha producido también para artistas como M.I.A, Venus X o Keelela, destacando junto a esta última su álbum Take Me Apart, prevaleciendo aquí los sonidos melódicos y claros.
En el año 2018, Asmara pinchó en la ceremonia de entrega de los Video Music Awards de MTV. “De aquellas, Donald Trump era aún presidente”, recuerda Asmara de esa gala. “Allí estaba el rapero YG y puse su canción Fuck Donald Trump durante los premios. La verdad es que fue genial y muy divertido”, asegura.
Además de haber ayudado a crear colectivos de DJs en Los Ángeles, Asmara destaca por ser residente habitual en las Mustache Mondays, unas fiestas queer y LGTBIQ+ en la ciudad. La idea de este evento reside en la necesidad de tener espacios y generar comunidades seguras para estas personas. “Han sido geniales para generar una comunidad, sobre todo en la escena queer underground”, valora. “Sirve mucho para que la gente se empodere y se sienta parte de algo. A veces pueden sentirse desplazados o fuera del statu quo. Es muy importante tener esos lugares donde la gente pueda sentirse libre y conectarse”, explica. Eso sí, también demanda que los clubes clásicos los acojan: “Tienen que entender que las cosas están cambiando en la música popular”.
“La música tiene un poder político y social. Puede desde dar visibilidad a un problema hasta a conectar personas”
Preguntada por la inspiración de la época punk y el DIY (Do It Yourself [Hazlo tú mismo]) en los movimientos de las escenas musicales de electrónica underground, que acostumbran a estar autogestionada por los participantes, asegura que el clubbing bebe de este estilo “totalmente”. También destaca la autogestión de los artistas: “Hay mucha autopromoción. A veces uno no necesita ni un agente y puede hacer las cosas por sí mismo sin que nadie se lucre por detrás”. En esta línea, augura que gracias a internet la gente pueda seguir aprendiendo a componer música.
La música, al igual que el arte, puede servir para que la gente se sienta identificada. Para entendernos mejor a nosotros mismos. Para Asmara, “la música tiene un poder político y social. Puede desde dar visibilidad a un problema hasta conectar personas”. En este sentido, destaca la importancia de tener referencias: “Bad Bunny puede rapear en español y ponerse un vestido siendo uno de los artistas más mainstream. Creo que estamos en un momento en el que se están rompiendo barreras gracias a la música, también la más comercial”. “A través de la música se puede empoderar a la gente que se siente oprimida”, enfatiza.
Preguntada por la dirección general que cree que puede tomar la música en los próximos años, teniendo también en cuenta el contexto de la Inteligencia Artificial en la música, destaca la aparición de “muchísimos nichos”. Valora de forma positiva que “la gente sea cada vez más abierta de mente en términos musicales”. “Hay muchas maneras de vivir y de sentir y casi todas son lícitas. Es genial que haya raperos rompiendo barreras, que haya fusión de estilos musicales. En la música popular se están generando cosas nuevas”, afirma.