Hans Niemann supera por poco los 19 años, ha dedicado parte de su adolescencia a ser streamer de ajedrez y actualmente es el número 40 del mundo, tras recibir el título de gran maestro en 2021. También es, desde hace dos meses, el protagonista de uno de los mayores terremotos que han sacudido esta disciplina. Niemann ha sido acusado por el mejor del mundo, el noruego Magnus Carlsen, de haber hecho trampas —sin aportar pruebas— tras derrotarlo durante una competición en Estados Unidos. Desde entonces, se ha producido una escalada de acusaciones cuyo último episodio es una querella de Niemann en respuesta en la que le pide 100 millones de dólares por difamación.
Para entender lo ocurrido, hay que rebobinar hasta el pasado 4 de septiembre. Ambos se enfrentaron en la tercera ronda de la Copa Sinquefield y el número uno del mundo, de 31 años, perdió con blancas —es decir, él fue quien hizo la primera jugada— frente al joven estadounidense. Al día siguiente, estalló todo. Carlsen se retiró por sorpresa del torneo y lo hizo acompañando su anuncio con un vídeo de unas conocidas declaraciones del entrenador José Mourinho: “Prefiero no hablar. Si hablo me meteré en problemas”. Se interpretó como una acusación velada contra Niemann por haber hecho trampas en su cara a cara, pero no aportó ninguna prueba ni concretó a qué se refería.
Niemann se defendió de la insinuación en una entrevista un día después. Al final de ese diálogo, reconoció que sí había hecho trampas en el pasado, en un torneo cuando tenía 12 años y cuando se dedicaba a ser streamer con 16 años, en partidas aleatorias sin premio. Pero rechazó haberlo hecho en encuentros presenciales. “Quería ganar rating para jugar contra jugadores mejores, así que hice trampas en partidas aleatorias en [la plataforma de ajedrez] Chess.com”, explicó. Desde la web lo detectaron, él confesó y acordó que podría tener una segunda oportunidad. Niemann lo definió como “el error más grande” de su vida y lo enmarcó en el pico de la pandemia, cuando vivía solo con 16 años. “He sido económicamente independiente desde los 16, tenía un alquiler que pagar y estaba dispuesto a hacer cualquier cosa para que creciera mi stream. Cometí un error infantil y tendré que vivir con ello”, reconoció. A partir de ahí, dijo, todo lo que ha hecho en los últimos dos años “ha sido para compensar ese error”.
Carlsen y Niemann se reencontraron dos semanas después, pero la nueva partida duró poco: el número uno del mundo se retiró tras realizar un único movimiento, como gesto de protesta, ante la estupefacción del propio Niemann.
Qué es lo sospechoso en la partida
¿Son sospechosos los movimientos de Niemann en la partida que gana a Carlsen? “Para mí lo único raro es el resultado: es extraño que Magnus Carlsen pierda con blancas contra Niemann, pero no deja de ser una anomalía como si el Real Madrid pierde el domingo contra el Girona. La partida en sí es una buena partida de Niemann y una mala de Carlsen”, valora David Martínez 'El Divis', entrenador de ajedrez y responsable de Chess24 en español, en conversación con elDiario.es. Martínez explica que en la partida hubo algunas sospechas con la preparación de Niemann para la apertura de Carlsen, pero no cree que fuese “algo superextraño”: “Desde fuera, comparando las jugadas con el análisis de las máquinas, diría que es una buena partida de Hans, pero para mí técnicamente no es sospechosa”.
El presidente de la Federación Española de Ajedrez, Francisco Javier Ochoa de Echagüen, coincide en que las jugadas que hace el adolescente “son relativamente normales”. “Si la analizas incluso con la ayuda de un ordenador, Niemann juega bien pero tampoco es que te quedes boquiabierto con las jugadas. Simplemente juega muy bien y gana a Carlsen. Puede costar de creer, pero las jugadas son relativamente normales. No hay ninguna evidencia de que haya utilizado ayuda exterior”, incide.
La gran maestra de ajedrez Sabrina Vega cree que Carlsen jugó una partida “muy mala” tal vez “sugestionado” por conocer ya el pasado de Niemann como tramposo en partidas online, pero dice que en este encuentro “no parece” que el adolescente recibiese ayuda. En opinión de Vega, es un caso muy “delicado” por la gravedad de la acusación, que además juega con la imagen de una persona joven que está entrando en la élite, y por la dificultad para demostrarlo y “castigar” este tipo de comportamientos si se han cometido.
La atención mediática y la aparición inesperada de Elon Musk
A la (ya de por sí mediática) controversia se sumó la aparición inesperada del magnate Elon Musk, que contribuyó a que el caso acaparase todavía más atención y que llevó a los titulares unas supuestas “bolas anales” utilizadas para ganar. El magnate se hizo eco, con un tuit de broma que luego borró, de una teoría sobre el uso de dispositivos anales conectados con una persona en el exterior que sigue la partida para decir cuál es el mejor movimiento con ayuda del ordenador. Esa hipótesis es, en realidad, solo una teoría que surgió en la web Reddit.
Carlsen pasó de los gestos a las palabras el 26 de septiembre, 22 días después de la partida que originó la polémica. Por primera vez, acusó a Niemann abiertamente de haber hecho trampas “más veces y más recientemente” de lo que había reconocido de forma pública. El campeón noruego levantó sospechas sobre su evolución, de la que dijo que “ha sido inusual”, y aseguró que durante su partida tuvo la impresión “de que ni siquiera estaba tenso” ni completamente “concentrado”. “No quiero jugar contra jugadores que han hecho trampas en el pasado porque no sé de lo que son capaces en el futuro”, zanjó en un comunicado.
La siguiente estocada contra el adolescente estadounidense llegó por parte de la plataforma de ajedrez en Internet Chess.com, la empresa que, según reconoció el propio Niemann, le pilló haciendo trampas con 16 años y le baneó. Chess.com —que está en proceso de compra de las empresas del grupo Play Magnus, de Carlsen— publicó el 4 de octubre un informe en el que concluyeron que hizo trampas online más de lo reconocido y lo cifraron en posiblemente más de un centenar de ocasiones, también en torneos con premio y retransmitiéndolo en directo. Pero en ese documento no hay pruebas de que lo hiciese contra Carlsen ni en otras partidas presenciales, aunque sí califica como “sospechosos” algunos movimientos y, en general, el ascenso “irregular” y rápido en el ranking de jugadores por parte del adolescente.
A este respecto, el entrenador de ajedrez David Martínez sí cree que hay una serie de partidas presenciales durante 2020 (en la época en la que reconoce haber hecho trampas pero solo en Internet) que son “mucho más sospechosas” que las de 2022 y considera que Niemann ha tenido un “ascenso espectacular y muy excepcional”, aunque eso “tampoco prueba nada”. Matiza que en 2020, cuando tenía entre 16 y 17 años, hubo una mayoría de torneos que no se jugaron debido a la pandemia y cuando regresa a las competiciones presenciales “tiene lógica que juegue mejor”. “Lo que nadie puede dudar es que juega bien al ajedrez, es decir, sin trampas juega bien. Es claramente de los 50 mejores. Otra cosa es que haya subido demasiado rápido o que haya partidas de 2020 para mí muy sospechosas, pero nada más que eso. Mi grado de sospecha en las partidas que ha jugado cuando ha saltado el escándalo son muy bajas. No creo que haya hecho trampas en el verano de 2022”, considera.
La gran maestra Sabrina Vega resume así las sospechas que existen sobre el caso: “Entre la actitud que a veces no responde a una cierta concentración en momentos críticos y la calidad de las jugadas, es como si 'conectara' y 'desconectara' con la máquina. Pero, por supuesto, son solo patrones. Ahora en el campeonato de EEUU ha hecho una actuación normal. Si hiciera trampas, que no seré yo quien lo acuse, no será sencillo comprobarlo porque sabría cuándo usar máquina y cuándo no”.
Y ahora qué: la querella y la investigación de la FIDE
Con todas las miradas sobre él, Niemann mantuvo el silencio durante el tiempo que duró la siguiente competición, la US Chess Championship. Tras acabarla, anunció que presentaba una querella contra Carlsen y Chess.com, entre otros, y pidió a cada uno 100 millones por los daños y perjuicios causados.
Al margen del procedimiento judicial, ahora el caso está también en manos de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE), que ha creado una comisión de investigación para analizar lo ocurrido y tomar medidas de ser necesario. Martínez, Ochoa de Echagüen y Vega coinciden precisamente en que la gran atención que ha acaparado el caso puede contribuir a que se “tome nota” y se mejoren “los controles para limitar la posibilidad de trampas”, en palabras de Sabrina Vega.
Y también mejorar para que algo así se comunique por cauces oficiales y no con una escenificación como la de Carlsen. “La manera oficial es hacer una denuncia nada más acabar la partida, cosa que no ocurrió. Poner un vídeo de Mourinho no es una denuncia oficial”, opina Ochoa de Echagüen.
“Aunque Magnus está 100% convencido de que Hans hace o ha hecho trampas en alguna ocasión, hay que hacer un procedimiento mucho más profesional. Él actúa para hacer ruido por un hartazgo o una convicción, pero no puede ser que el campeón del mundo se retire de un torneo presencial de esa importancia y en el siguiente directamente no juegue contra ese jugador. Las formas no son correctas”, afirma Martínez, que desea que la Federación Internacional instaure un método para que se pueda protestar con facilidad en privado. “Si crees que alguien está haciendo trampas, lo mejor es que se le investigue sin avisarle para que siga haciendo trampas y se le cace al día siguiente”, incide.
La complejidad de demostrar que hay ayuda externa
Cuanto más importante es la competición, más estrictos son los controles para intentar impedir la realización de trampas. Está prohibido llevar dispositivos electrónicos y en los torneos de élite suele haber un control de metales similar al que se pasa en el aeropuerto. Tras la polémica primera partida de Niemann contra Magnus, se ha recuperado una medida que se había dejado de hacer, como es retrasar la retransmisión unos minutos (en la Sinquefield, por ejemplo, fueron 15) para que nadie del exterior pueda ayudar porque no saben la jugada. También hay expertos que se dedican a analizar las partidas y hay sistemas para detectar estadísticamente trampas, pero “no dejan de ser métodos estadísticos, más o menos fiables, que no lo pueden asegurar al 100%”, explica Martínez.
En el caso de jugadores de élite es muy complicado demostrarlo, salvo que se pille a alguien infraganti con un dispositivo. “El jugador de calidad va a hacer una partida muy correcta y solo va a ayudarse de máquina en los momentos críticos. Una jugada va a ser suficiente para detectar la combinación que se debe hacer y luego el jugador la va a desarrollar bien”, valora Vega. Martínez lo compara con un examen de inglés: si tienes una formación muy alta en el idioma y haces trampas, nadie va a notar que metes una palabra que has consultado en otro sitio; pero si no tienes ni idea de inglés, levantará sospechas que de pronto escribas una redacción perfecta.