Madrid, 3 may (EFE).- Hace tiempo que Candela Serrat dejó de ser la hija de Serrat y se convirtió en una impecable actriz que el próximo miércoles estará en el Teatro Reina Victoria de Madrid con “Trigo sucio”, de David Mamet, obra que convierte la tragedia en comedia e “invita a reflexionar sobre el poder y el abuso sexual”.
Candela Serrat (Barcelona, 1986) no tiene dudas de que “con respeto” se puede hacer comedia con un tema tan sensible como es el de los abusos sexuales y la ambición de poder a cualquier precio.
“Con educación, se puede sacar el lado cómico a la tragedia, hablar de cualquier cosa en tono de humor, es mucho más sanador que utilizar el drama”, dice en una charla con Efe la actriz, que considera que el humor es muy necesario en estos momentos y reconce que “la gente busca evadirse y reír”.
“Trigo sucio”, dirigida por Juan Carlos Rubio, producida por Bernabé Rico y protagonizada por Nacho Novo, Eva Isanta, Fernando Ramallo y Candela Serrat, cuenta una historia que se parece al famoso caso de Harvey Weinstein.
El jefe de un estudio cinematográfico se emplea en seducir a artistas guapas, comprar a la prensa y hacer películas de nulo interés cultural, sólo le importa el sexo, el poder y el dinero, hasta que llega Irina (Candela Serrat).
Irina es una joven aspirante a actriz que cree que puede lidiar con la personalidad del productor y se resiste a poner precio a su carrera, pero según suceden los hechos, “ella se plantea dónde están sus límites y hasta donde está dispuesta a llegar”.
En clave de humor, esta pieza teatral deja un espacio para la reflexión, “brinda la oportunidad de disfrutar el momento y reflexionar después”.
A Candela Serrat, interpretar a Irina le ha servido para estudiar los límites de una actriz en cuanto a la ambición: “hasta donde está dispuesto a llegar y a qué velocidad. Esta muy bien hacerse esas preguntas para reequilibrar la moral de cada uno”, se ríe.
Reconoce que es una obra muy necesaria, pegada a la actualidad. “Aún hay muchas cosas encerradas, poco a poco saldrán a la luz y se conseguirá un sistema mucho más sano”.
Desde aquella primeras incursiones profesionales en la escena como la comedia de Nöel Coward (La alegría de la vida), Candela Serrat no ha parado de trabajar y, en su carrera, la mayoría de sus interpretaciones han girado en torno a tragedias de mucho sufrimiento, por eso está “muy feliz” con esta comedia.
Trabajar con Mario Gas, José Sacristán o Nuria Espert han sido “piezas grandiosas en mi trayectoria”, dice la actriz, que ahora vive con pasión la preparación de un clásico español que se estrenará en el Festival de Almagro.
No quiere adelantar mucho, pero cuenta que es una pieza preciosa, “uno de los grandes sueños que tenía desde pequeñita; me está haciendo muy feliz”.
Candela Serrat se formó en el teatro clásico de la London Academy For Music And Dramatic Arts y tras realizar varios cursos con la RADA (Royal Academy of Dramatic Art), volvió a España para completar sus estudios en la Escuela de William Leyton.
Aprendió clásicos españoles como Lorca. “Hhe tenido la suerte de hacer Doña Rosita la Soltera, cualquier Lorca me resulta maravilloso y extraordinario”, afirma.
Con casi 36.000 seguidores en Instagram, esta barcelonesa afincada en Madrid, hija de Joan Manuel Serrat y Candela Tiffon, no quiere fama a cualquier precio, al contrario prefiere dar pasos cortos y seguros que le aporte prestigio.
Y para evitar despistes, tiene una lista en la que anota las cosas que le gustaría hacer, entre ellas un largometraje. Y confiesa: “No tiene ningún sentido lógico, apunto cosas que me aporten algo a mi alma”.