Álex de la Iglesia rueda la segunda temporada de 30 monedas, estrena su nueva película, Veneciafrenia, y ya tiene preparada la siguiente. Además, con su productora no para de levantar proyectos arriesgados y diferentes. Es adicto al trabajo. A contar historias y permitir que otros las cuenten. Con su nuevo filme lo hace inaugurando, además, un sello llamado The Fear Collection, que de la mano de Sony y Amazon producirá filmes de terror. Él ha dado el pistoletazo de salida, y en el pasado Sitges se anunció que Jaume Balagueró cogería el testigo.
Veneciafrenia, que se estrena este viernes tras varios retrasos por la pandemia, es un 'slasher' político rodado en Venecia. Un asesino que mata turistas en una ciudad que se hunde porque nadie la cuida. Sangre y crítica social de la mano, como manda la tradición del género y como él ha demostrado en una carrera que es historia del cine español gracias a títulos como El día de la bestia, La comunidad o Balada triste de trompeta.
Por fin se estrena Veneciafrenia después de varios retrasos por la pandemia. ¿Tuvo miedo a que se quedara en un cajón?
Ahora todo es tan inestable y terrible que por supuesto que estaba aterrorizado. A mí me hubiera gustado estrenarla después de Sitges, pero Sony sabe más que yo y ha considerado que este era el mejor momento.
¿Ha cambiado mucho todo desde que comenzó como director? Quiero decir, antes estaba claro que rodaba una película y la estrenaba en salas, ahora ese recorrido ya no está tan claro.
No soy nada nostálgico con eso. Creo que este es el mejor momento de mi vida. Estoy trabajando más que nunca y tengo más control.
Veneciafrenia tiene de fondo una idea, que es la turismofobia. No sé si ese es el punto de partida de la película.
Hay una especia de humillación personal, porque yo soy turista. He ido desde los 18 años a Venecia como turista y he ido mucho por el festival. He ido con El día de la bestia, con Crimen Ferpecto, con Balada triste de trompeta… he vivido mucho Venecia. La película surge por una idea muy básica que es que destruimos todo lo que amamos. Es algo que con el tiempo me he ido dando cuenta y Venecia era un ejemplo perfecto para construir una farsa sobre eso, porque todo lo que amamos y respetamos se acaba destruyendo en nuestras manos porque no tenemos una visión global de la cosas, sino que nos hemos convertido en niños que juegan y que esperan su momento especial, y que aunque les digas que no pisen ahí, pisan, porque es ‘mi momento’. Solo valoramos esa historia que nos han vendido de que nosotros somos especiales.
El terror como forma de hablar de nosotros, este es un 'slasher' político.
Sí, es política terror.
¿Siempre ha sido así? En la prensa lo decimos mucho últimamente, pero creo que siempre el terror ha tomado el pulso a lo que pasa.
Sí, pero las cosas son como las ve la gente. No son en sí mismas, son como el publico las ve o según sea la imagen de ellas reflejada en las personas que la observan. Hay un momento en el que el terror es entretenimiento hasta que algún día alguien descubre que Ultimátum a la tierra no es una peli solo sobre una invasión, sino que tiene que ver con la guerra nuclear, y que otras como La noche de los muertes vivientes de pronto está hablando casi casi de la xenofobia, de un personaje protagonista acorralado por zombies blancos. Todo es política. No hay nada que no sea política. Todas mis películas tienen una visión de lo que me rodea, y por tanto son políticas.
Todo es política. No hay nada que no sea política. Todas mis películas tienen una visión de lo que me rodea, y por tanto son políticas
Sus películas han estado en competición de festivales como Venecia. El año pasado Titane ganó la Palma de Oro… ¿Se ha roto el prejuicio hacia el cine de terror por parte de los festivales?
Los festivales se están quedando sin ese argumentario nacido en los 60. Ese argumentario de la película de arte y ensayo es un cadáver exquisito y tienen que buscar otro relato, y lo están encontrando en el terror. Titane es una peli de terror, es una película de Sitges. Una peli que en Sitges quizás no gana porque hay muchas como esa.
¿Cómo es rodar en Venecia en medio de una pandemia, es como un cuento de terror?
Todo lo relacionado con Venecia tiene un punto mágico y necrófilo. Rodamos como si no hubiera humanidad. Venecia estaba vacía por completo. Había muy poca gente por la calle, y a las 17 cerraban las tiendas y estaba todo vacío, y nosotros rodábamos a partir de esa hora. He tenido el privilegio, o la desesperación, de poder cruzar la Plaza San Marcos por la noche sin que hubiera nadie.
¿Sueño o pesadilla?
Exacto, una de las cosas que quería contar era eso. En Venecia hay como una especie de corrientes sanguíneas. Hay calles que son como torrentes sanguíneos que llevan hordas de turistas, que son las que llevan a San Marcos o Rialto, pero en cuanto te sales de ellas no hay nadie, y es alucinante y te da ese punto de decir, ¿esto es un decorado?
Esta es la primera película del sello The Fear Colletion, que me recuerda a aquella Fantastic Factory de Filmax. ¿Por qué le apetecía hacer esta iniciativa?
Sí, tiene algo que ver con eso. Es un privilegio poder tener un sello. Nuestra idea es hacer dos películas o más al año. Yo he hecho la primera, la siguiente es de Balagueró, y tenemos cuatro o cinco directamente del sello The Fear Colection. Además hemos hecho una con Tatay de terror, que se llama Jaula, y aunque no es de terror, pero es terrorífica, también tenemos La piedad, de Eduardo Casanova.
La Fantastic Factory nace en un momento en el que el terror vuelve a ponerse de moda en España.
El terror no ha dejado estar de moda. Lo más interesante que se está haciendo es en el terror. Yo estoy desando ver lo nuevo de Ari Aster, de Robert Eggers, de Panos Cosmatos… la gente más interesante está haciendo terror.
Jason Blum dice que el terror es de los géneros que sobrevivirá en taquilla.
Totalmente, porque es una experiencia que quieres vivir fuera de casa. La taquilla se va a nutrir mucho del terror, y habrá cines solo dedicados al terror. Eso me encantaría, trabajar en ese sentido.
¿Le gustaría gestionar algo así, como el cine de Tarantino en Los Ángeles?
Absolutamente. Llevo mucho tiempo reuniendo cómplices. No encontramos la manera, pero lo haremos. Me gustaría tener un lugar especial como el de Quentin.
La taquilla se va a nutrir mucho del terror, y habrá cines solo dedicados al terror. Eso me encantaría, trabajar en ese sentido
¿No quedan locos para un proyecto así?
Algunos quedan. Tenemos al magnífico y grandioso Lavigne. Con Enrique he hablado de ello mil veces y nos encantaría.
Ha vivido muchas leyes del cine y audiovisuales. ¿Cómo ve el momento actual del cine español?
Ya te digo que no soy nostálgico. Creo que vivimos un momento magnífico. La oferta es enorme, hay más agentes audiovisuales que nunca. Antes estaban solo las televisiones, ahora también las plataformas y hay más oportunidades. Las teles se han puesto la pilas y cambian sus contenidos para competir con Netflix o Amazon. HBO es alucinante el material que propone, por no hablarte de Apple… hay montón de nuevos actores y eso es fabuloso porque mejora la calidad. El cine español está mejor que nunca. Sorogoyen, Oriol Paulo, Koldo Serra, Vigalondo, Balagueró, Paco Plaza… siento que hay gente haciendo muy buen cine
Para usted como adicto al trabajo esta situación es perfecta.
Tengo la misma adicción que antes, pero ahora tengo una productora, y con Carolina (Bang) estamos haciendo realidad los proyectos que teníamos. Yo siempre comentaba que tenía mogollón de guiones que no podía sacar adelante, y ahora creo que los voy a sacar.
¿Todos?
No, pero hay ideas que tengo desde pequeño que voy a rodar.
Se retira Mariano Barroso como presidente de la Academia de Cine. ¿Volvería a presentarse?
Ahora no sería posible porque tengo poco tiempo, pero me encantaría. Yo sigo siendo miembro y me sigue pareciendo una gran idea para fomentar.
Su discurso como presidente fue mítico. Si le tocara dar ahora un discurso como presidente de la Academia, ¿cuál sería, dónde pondría el foco?
Creo que lo que tenemos que hacer es buscar la manera de unirnos para trabajar juntos y tener una visión unitaria, que es algo que nos falta. Cada uno va por su cuenta, y si consiguiéramos unir fuerzas seríamos indestructibles. Y en todos los departamentos de la sociedad. Creo que debemos unirnos para conseguir objetivos comunes. Tenemos una visión muy individualista de la vida y deberíamos tener una visión más dirigida a objetivos claros que impliquen a mucha gente.