Ayudas al cine: Las películas quedan en manos de las televisiones

Después de siete meses de la aprobación de la nueva Ley de Financiación del Cine, hoy quedó publicada en el BOE la Orden Ministerial que regulará las ayudas y que entrará en vigor este 1 de enero. Se conocen así por fin los criterios que determinarán cómo se otorgan las subvenciones a las películas, que pasarán de ser a la amortización, es decir, después del estreno, a la anticipación, esto es, antes del rodaje. Y, según estos nuevos parámetros, hay dos conclusiones evidentes, según han valorado a eldiario.es desde la Unión de Cineastas y directores del cine más emergente: la orden apuntala la orientación de la ley primando aquellas producciones de carácter más comercial y dejando casi toda la posibilidad de hacer una película al patrocinio de los canales de televisión.

¿Qué señala la Orden? Se han establecido dos tipos de ayudas, las generales y las específicas. Entre las primeras se determina que la película tendrá un coste mínimo de 1,3 millones de euros y para las coproducciones, la parte española tiene que aportar como mínimo 700.000 euros. En aquellos filmes con carácter documental, el coste mínimo será de 400.000 euros. Por otro lado, para recibir el 100% de la subvención se deberán obtener 80 puntos, según el nuevo orden de puntuación creado.

Se establece que se conseguirán más puntos según la solvencia del beneficiario, o productor-gestor del proyecto (hasta 22 puntos); también repercutirá de forma muy positiva la viabilidad económica y financiera del proyecto (hasta 40 puntos) y el impacto socioeconómico y de la inversión en España e innovación (hasta 32 puntos). Es precisamente en los anexos de esta Orden donde se establece qué determina la solvencia de un productor y, según lo aprobado, esta será en base al número de espectadores que se hayan conseguido en los últimos cuatro años (más de 700.000 espectadores, 8 puntos, lo máximo), si las películas anteriores se vendieron fuera de España y si participaron en festivales internacionales.

Con respecto a la viabilidad económica del proyecto, esta se mide en relación al contrato previamente al rodaje firmado con la distribuidora y que esta tenga una recaudación mínima anual de 500.000 euros. Cuanto mayor sea la recaudación de la distribuidora, más puntos. Además, se tiene muy en cuenta el contrato con las televisiones y, una vez más, cuanto más valor económico tenga, más puntuación se obtendrá. En definitiva, parámetros que se consiguen cuando ya se está bastante asentado en la industria.

Más ayuda al cine comercial

Este cambio en el acceso a las subvenciones viene marcado por el escándalo de las ayudas destapado hace unas semanas. De hecho, varios productores, entre ellos, Enrique González Macho, ex presidente de la Academia de Cine, fueron imputados por la sospecha de aumentar el número de espectadores de varias películas y así conseguir mayores ayudas. Esto era posible porque la subvención se otorgaba después de los estrenos.

Sin embargo, pese a que, como han señalado varios directores y productores a eldiario.es, sí era necesaria una modificación, tal y como se ha establecido, la producción cinematográfica será menos diversa y primará el cine más comercial. Este diario ha intentado recabar una valoración de la federación de productores (FAPAE) pero no ha habido ninguna declaración.

Hasta antes de la crisis económica, como se apunta desde la industria, el presupuesto medio de una película era de 3,5 millones de euros. Sin embargo, ahora el baremo se ha extremado y lo que se produce son películas de 8 o 10 millones de euros, en las que tienen que entrar las televisiones para su financiación, ya que si no es imposible, y los filmes de bajo presupuesto, en torno a los 300.000 euros, donde entran muchos proyectos de crowdfunding. Es decir, ha habido una desaparición de la clase media.

La “casi” desaparición del ICAA

La cuestión es que, mientras antes se podía acudir al ICAA para solicitar la ayuda (sin necesidad de buscar patrocinio de una televisión), con la nueva orden se exige que un 35% de la película ya esté financiado previamente, y esto solo es posible si se ha conseguido financiación de la televisión. Por tanto, el ICAA, es decir, el Ministerio de Cultura sólo dará una subvención a películas por las que haya apostado o la televisión pública o Atresmedia o Mediaset, lo cual como matiza José Nolla, de la Asociación de Cineastas, “las películas de tipo medio lo van a tener muy difícil”. Y lo que es peor: saben que las televisiones apostarán por películas con un buen rendimiento en taquilla.

Como afirma un director que no quiere dar su nombre y que no habría podido rodar sin la ayuda del ICAA: “Lo que tendremos es a un Ministerio subvencionando películas apoyadas por canales privados y a las que no les haría falta el dinero público, y no se subvencionará las películas con una carácter más cultural”.

“Las películas que han dado prestigio y que tienen un presupuesto de entre un millón y dos millones de euros han desaparecido, y estamos entre muy grandes y las más pequeñas. Lo que han aprobado es para empresas solventes y eso discrimina a la gente nueva, pero claro el Ministerio lo que quiere es garantizarse un retorno”, señala por su parte Pablo Malo, director de Lasa eta Zabala, quien también insiste en que “es una ley ambigua ya que igual no se da las ayudas a los mejores proyectos”.

Y en este sentido, aún hay más críticas. En el borrador de la Ley de Financiación del Cine se establecía que el tope mínimo para pedir una ayuda debería estar en un millón de euros, como coste de la película. Ahora se ha subido a 1,3 millones de euros. ¿Qué significa esto cuando la producción está tan polarizada entre películas muy caras o muy baratas? “Es evidente que prioriza a una producción grande, un modelo con potencialidad comercial y penaliza las películas medianas y pequeñas”, responde Nolla.

Además, para él “muy pocas películas van a poder conseguir los 80 puntos para conseguir el 100% de la ayuda. La mayoría no lo va a poder tener y con esto se penaliza el cine diverso. También podrían haber subido el porcentaje para las ayudas selectivas [cine más emergente], pero lo han mantenido en el 15%”.

Las conclusiones, por tanto, no son muy positivas. Nolla reconoce que lo que va a conseguir la ley es la “censura previa, porque vamos a mirar antes si el proyecto es viable que otros criterios y esto va contra la diversidad. Cada vez va a haber una diversidad en el cine español más empobrecida”.