A la lista de duplas de directores formada por nombres como los Coen, los Dardenne o los Russo hay que sumar ahora a los Daniels. Puede que muchos todavía no conocieran a esta pareja creativa que, a diferencia del resto, no son hermanos, sino solo dos amigos que se conocieron en la escuela de cine y que comparten el nombre y unas influencias y unos gustos artísticos eclécticos que les ha hecho unirse como el dúo que revoluciona Hollywood hasta el punto de ser los favoritos a los Oscar.
Los Daniels son los hombres más deseados de Hollywood, pero fue la productora y distribuidora más cool del momento, A24, la que vio su talento y les dio el dinero y la manga ancha creativa para poder desarrollar su locura en sus tres películas, pero, sobre todo, en Todo a la vez en todas partes. Un filme sobre un multiverso mucho más divertido que el de Marvel y en donde se mezcla el humor escatológico, el surrealismo, la ciencia ficción y decenas de homenajes cinéfilos. También una reivindicación de un star system asiático del que Hollywood se ha aprovechado durante décadas sin darle el espacio que se merecían. Los Daniels han sabido mezclar todos esos elementos en un cóctel del que, viendo sus ingredientes, parecía imposible que saliera algo digerible.
No es solo digerible, sino que se ha convertido un fenómeno de taquilla que ha amasado más de 70 millones solo en Estados Unidos y que ha arrasado en todos los premios posibles a la caza del último que le falta, el Oscar. Es la favorita en todo, incluidas las categorías de Mejor película y dirección, donde los Daniels tienen todo a favor para superar, abróchense los cinturones, a Steven Spielberg, Todd Field o Martin McDonagh. Si alguien hubiera dicho hace un año a los gurús de los Oscar que una película en la que para saltar de universo a universo hay que penetrarse analmente con un objeto sería la favorita se hubieran reído sin dar crédito.
Quizás se hubieran reído todavía más alto si se lo hubieran dicho en 2016, cuando los Daniels dieron a conocer su ópera prima Swiss Army Man, donde ya presentaron sus cartas de forma frontal. Quien viera aquella película le parecerá que en Todo a la vez en todas partes hasta se han domesticado, ya que en aquel debut dejaron claro su gusto por la escatología y la irreverencia de una forma más clara. Hasta aquel momento solo habían dirigido videoclips (para grupos como Foster the People, cortos y algún episodio de televisión por separado). Su salto al largo lo hicieron dando que hablar.
Swiss Army Man se conoció rápidamente como la película donde Daniel Raddclife interpretaba a un cadáver que se tiraba pedos. Una etiqueta que esta vez definía perfectamente al filme, ya que su atractivo comercial -—que ya dejaba claro en su primer tráiler— era ver al actor, que hasta aquel entonces había dado vida a Harry Potter, interpretar a un cadáver que poco a poco iba reviviendo. Su cuerpo, cada vez menos inerte, servía de supervivencia al otro actor de la película, Paul Dano. Sus flatulencias eran usadas como motor acuático, y cuando iba reviviendo poco a poco, sus erecciones eran utilizadas como brújula. Una película surrealista que también mostraba otra de los elementos que siempre hay en los filmes de los Daniels, una historia sentimental de fondo, aquí la de una imposible amistad.
A pesar de su argumento delirante, la crítica defendió la arriesgada propuesta. En el Festival de Sitges, ganó el premio a la Mejor película y al mejor actor. En Sundance fueron nombrados mejores directores; los Independent Spirit Awards les nominaron como Mejor montaje y ópera prima, y los Gotham a Mejor guion. Aquel muerto erecto y flatulento había colocado a los Daniels en el foco de Hollywood, sin embargo, su segunda obra no fue el éxito que debería y que podría haberles llevado a la cima de la industria. A Swiss Army Man se le endilgó la etiqueta de película de culto, pero con La muerte de Dick Long, estrenada tres años después, pasaron desapercibidos a pesar de las buenas críticas y de repetir la mezcla explosiva anterior en una obra que tenía como gran spoiler la zoofilia y donde, de nuevo, el humor con un punto escatológico y soez hacía aparición.
Quienes han ganado con la apuesta por los Daniels son los responsables de A24, que se la jugaron con ellos tras ver sus cortometrajes y sus videoclips y decidieron distribuir su ópera prima, repetir con su fallida segunda obra, y confiar a pesar de la irregular recepción para permitirles hacer su filme más ambicioso a nivel presupuestario y de duración. La empresa ha producido Todo a la vez en todas partes, y ha conectado con un público joven que ha demostrado que también va a ver otras películas que no sean franquicias. La capacidad de la empresa de descubrir nuevos fenómenos se confirma cuando uno ve que este año también han sido los responsables de La ballena o el fenómeno de Aftersun en EEUU. Por si fuera poco, ya empiezan a mover la que quieren que sea su éxito de este 2023, Past Lives, gran triunfadora en Sundance y en Berlín a pesar de irse de vacío del palmarés.
Será muy interesante ver qué ocurre ahora con los Daniels, ya que antes de este éxito estuvieron a punto de fichar por la serie de Marvel Loki para dirigir episodios de su primera temporada, pero prefirieron hacer su propia película de multiversos. Además, entre los productores de Todo a la vez en todas partes se encuentran los Hermanos Russo, directores de Los Vengadores y hombres fuertes de Marvel durante años. Parece claro que el Hollywood más taquillero se ha fijado en ellos, y quizás es lo que necesiten para revitalizar franquicias como la de superhéroes, que empieza a dar signos de agotamiento en lo creativo desde hace tiempo. También habrá que ver cómo enfocan ellos su carrera tras este 'boom' y su más que probable arrase en los Oscar. Ver si decidirán seguir apostando por su mezcla heterogénea y personal o firmarán el cheque en blanco que, seguro, Hollywood les va a poner en la mesa.