“Las armas no borrarán tu sonrisa” fue la frase que el padre de Arturo Ruiz escribió en el dorso de una fotografía de su hijo, asesinado por un comando ultraderechista el 23 de enero de 1977 en Madrid. Tenía 19 años. Era estudiante de BUP y obrero. Y fue interceptado escapando de la carga con la que la policía reprimió una manifestación pacífica que reclamaba la amnistía para los presos políticos. Su muerte marcó el inicio de la que terminó pasando a la historia como la 'Semana Negra de Madrid'.
La frase, Las armas no borrarán tu sonrisa, ha sido rescatada en 2024 para dar título al documental que busca esclarecer lo sucedido durante aquellas jornadas pero, sobre todo: “Evitar que las víctimas de la Transición caigan en el olvido”.
Así lo explica a este periódico su director, Adolfo Dufour Andía, que sostiene que a los “luchadores” de la generación de Arturo Ruiz “se les intenta enterrar en el olvido porque son molestos en el discurso dominante”. En efecto, él no fue la única víctima mortal de aquellos días. A la mañana siguiente, en la marcha por su asesinato, un bote de humo, disparado por un policía, mató a Mari Luz Nájera, una estudiante de Sociología de 20 años.
Además, la noche de aquel lunes 24 de enero se perpetró la matanza de Atocha. Tres pistoleros de extrema derecha irrumpieron en un despacho de abogados laboralistas vinculado al PCE y CCOO. Murieron cinco personas y otras cuatro resultaron heridas. Entre estas últimas, Alejandro Ruiz-Huerta Carbonell, que relata en la película: “Fueron a matarnos a todos”.
Javier Almazán es otra de las voces que aparecen en el filme. A su hermano Ángel lo mataron de una paliza los agentes que le detuvieron el 15 de diciembre de 1976, durante un acto de protesta. A otros, recordados igualmente en el largometraje, les dispararon pintando en la calle mensajes de libertad, e incluso por ser “confundidos con secuestradores”.
“El tiempo uniformó el país con el olvido”, lamentan en el documental el conjunto de familiares de las distintas víctimas mortales. Muchos de ellos han participado este martes en el homenaje a Arturo Ruiz celebrado en Madrid, que también ha recordado a su hermano Miguel Ángel, presente en el largometraje, fallecido el pasado otoño. Todos ellos defienden: “Lo que tenemos que hacer es mantener el relato”. Sus testimonios conmueven, remueven, cabrean y en cierto punto asustan, por lo estremecedoras que son sus declaraciones.
Luz, la que fuera pareja de Arturo Ruiz en 1977, explica ante la cámara: “Su asesinato es de una tristeza tan profunda que genera una inseguridad y un descreimiento en la sociedad que tiene que sustentarte. Va pasando el tiempo, vas siguiendo los hechos y ves que no se va a hacer justicia”. Su hermana Elvira comparte que aquella trágica y sangrienta semana demostró que “la Democracia no era tan bonita”. Desde entonces, se han visto obligados a “sobrevivir sin miedo”. “He empezado a tenerlo ahora, con los movimientos de ultraderecha”, advierte con preocupación.
“La Transición nos debe la verdad”
Las armas no borrarán tu sonrisa ha sido producido por el Colectivo Los Olvidados de la Transición y Atrapasueños Cinema. El filme se ha estrenado este martes en el Palacio de la Prensa de Madrid, el jueves se proyectará en los Cines Zoco Majadahonda y está previsto que llegue próximamente a más salas repartidas por toda España. Miguel Ruiz, hermano de Arturo, indica a elDiario.es que el objetivo del documental es “agitar conciencias”. “Que la gente sepa que estamos aquí por mi hermano, al que mataron los hijos de puta que querían cargarse la Democracia”, reivindica.
“Aquellos días se hablaba de ruptura o de continuidad. Y para callar las voces que había de ruptura, que básicamente era el PCE, decidieron matar a unos cuantos del partido y otros de la extrema izquierda, como era mi hermano”, asegura. El familiar, de 70 años, expone que le quedan “pocos” para “intentar sentar en el banquillo a todos los que perpetraron aquellos asesinatos”. Pero que no piensan dejar de intentarlo: “La Transición nos debe la verdad”. Aprovecha para aclarar que no está “en contra” de este periodo histórico, pero que sí que hubo “verdaderas salvajadas que revisar”.
Alfonso Dufour, responsable de la dirección y el guion del largometraje, defiende que “la Democracia podría haber sido mucho más amplia”. Y sobre todo, que “se podría haber hecho sin tanta violencia. Se olvida la mucha que hubo desde el Ministerio de Gobernación”. “No fue una Transición tan ejemplar como nos quieren meter en la cabeza. Las nuevas generaciones y parte de las antiguas no conocen otro relato que el oficial”, expone en la línea de uno de los ejes que vertebran el documental, el rechazo al uso de la violencia.
Se deja claro desde el inicio del metraje, que cede su altavoz a una cita de León Tolstoi: “El asesinato es siempre un crimen. No importa quién sea la víctima y cómo se justifique. Toda reforma impuesta por la violencia no corregirá nada el mal: el buen juicio no necesita de la violencia”. Miguel Ángel plantea en la película que Rodolfo Martín Villa, el que fuera Ministro de Gobernación en 1976, “podría haber dicho a la Policía que actuasen con sensatez”. Pero no fue aquello lo que pasó, como así revelan unos audios que reproduce en los que la directriz de los responsables es: “No os importe matar”.
Cunetas, memoria democrática y justicia
El director Alfonso Dufour suma como conflicto sobre el que ahondar que “la memoria democrática ha estado siempre condenada en este país. Nunca ha habido voluntad de contar la verdad de las cosas que pasaron. Ese es el problema”.
A la hora de llevar a cabo la película, explica que pese a “todo lo que se habla de Memoria democrática”, al “efectuarla en películas independientes como esta, es muy complicado. Organismos públicos como RTVE y EFE piden un precio altísimo para poder usar la única documentación existente de documentos de la época”. El director critica que el “intento de olvido” lo personifiquen figuras tanto de la derecha como de la izquierda. Contexto que lamenta por las consecuencias que conlleva: “Un país debe conocer su historia porque es lo que hace posible cosas que puedan mejorar las condiciones de vida y de existencia de sus personas”.
“En ese periodo de la Transición están todos pringados”, suma Miguel Ruiz. El cineasta valora que la época en la que se produjo la 'Semana Negra de Madrid' era “el reino del miedo”. Miedo al ejército y a los cuerpos de seguridad del Estado, y que aquello provocó que se quisiera llegar a acuerdos rápido. “Aquella época se cimentó sobre todo ese miedo, que estaba fomentado desde el poder, heredero de la Dictadura. Porque esta se consolidó bajo el sometimiento a la población a base de miedo”, describe. Pero no parece que sea un conflicto únicamente del ayer: “Todavía ahora parece que tocar ciertos temas da miedo, y hay que hacerlo para profundizar en la Democracia de este país”.
La que fuera la pareja de Arturo Ruiz apunta en el documental que le sorprende que haya gente joven que no sabe “nada” sobre lo sucedido en aquella 'Semana Negra'. “Incluso con toda la repercusión que tuvo la matanza de Atocha. Hay un desconocimiento”, señala. Y no con demasiado optimismo, pues reconoce que ve “complicado” que se haga justicia: “Con todo el aparato en contra, la reparación es imposible”. De ahí a la insistencia en recordar a los asesinados.
Miguel Ruiz, hermano de Arturo, opina que “nunca es tarde”, y hace un llamamiento para que quienes ostentan el poder asuman su capacidad de generar cambios. “Ahora que hay un Gobierno que se dice progresista, hay que sacar a la gente de las cunetas. España es el único país del mundo que ha tolerado esta situación absolutamente demencial”, reprocha. “Muchos murieron en las aceras y muchos de ellos están en el olvido”, reclama sobre la realidad que con su documental quieren ayudar a reparar.