Los personajes gordos no alcanzaron el 4% en las series y películas españolas en 2022. Un dato implacable que evidencia que en la ficción audiovisual producida en este país hay pocos papeles, ya sean protagonistas o secundarios, con corporalidades disidentes. Su presencia no llega al 6%.
Así lo ha revelado el primer Informe sobre gordofobia en la ficción audiovisual nacional elaborado por el Observatorio de la Diversidad de Medios Audiovisuales (ODA); a partir del que reclaman que las personas con cuerpos no normativos no aparezcan únicamente en producciones de fantasía, terror, suspense o sobrenatural. El motivo: “No fomentar imaginarios colectivos nocivos que asocien la discapacidad o la disidencia física con una otredad estancada en la crueldad, la marginalidad y lo villanesco”.
La investigación, apadrinada por Prime Video y que ha contado con el apoyo de Filmin e Impact Hub Madrid; incluye un estudio de la intersección de estos perfiles con cuestiones como el género, la edad, la racialización, al discapacidad y pertenecer al colectivo LGBTIQA+. La muestra han sido un total de 1.721 personajes repartidos en 99 películas y 61 temporadas de 59 series. El informe extrae que existen “escasas diferencias” entre cine y televisión.
La publicación de sus resultados llega acompañada de la campaña Más reflejos donde encontrarnos, liderada por Laura Galán, ganadora del último Goya a la Mejor actriz revelación por Cerdita. Precisamente la película de terror dirigida por Carlota Pereda es una de las únicas que sí contó con un personaje principal gordo en 2022.
Desde ODA, afirman sobre este filme que supone “una ruptura con la representación tradicional de la gordura en pantalla al mismo tiempo que inciden en los problemas específicos que enfrentan las personas gordas”. Ahora bien, ¿quiénes han sido consideradas como tal a la hora de elaborar el estudio?
Desde ODA reconocen que al realizar el informe han sido conscientes de que es un concepto que se establece “en base a la contraposición con una normatividad rígida”. Esto explica que “el personaje menos delgado del reparto es automáticamente percibido como gordo” y por qué hay casos en los que un mismo intérprete ha podido ser concebido como gordo en algunas producciones mientras que en otras no, pese a que su cuerpo siga siendo el mismo.
Además, señalan que “aunque en otras situaciones es posible que ciertos personajes no fuesen entendidos como gordos, si dentro del universo ficticio eran leídos de esa forma –normalmente, mediante comentarios atacando su físico o juzgando su relación con la comida–”, han sido contabilizados para los resultados finales.
Mayor presencia en dramas y comedia, y menos mujeres
Solo 40 personajes de un total de 741 (5,4%) en películas y 46 de 980 (4,7%) en series de 2022 son gordos. En ambos casos, la mayoría se concentran en el drama y en la comedia, algo que desde ODA achacan a que “aunque no aparezcan como alivias cómicos”, su presencia “puede tener que ver con la tradición con la tradición de emplear la corporalidad como elemento risible, sobre todo en el caso de los hombres”. Al atender al género de estos papeles, se establece que “las mujeres están más sometidas a la normatividad corporal” y que su representación está “más asociada a la hipervigilancia hacia sus cuerpos”.
Otro de los parámetros analizados ha sido la edad, siendo la adulta la franja en la que más cuerpos gordos aparecen. En concreto, casi el 50% de los personajes gordos en cine y series se sitúan entre los 30 y los 50 años. Al poner el foco en la niñez, es llamativo que en 2022 no hubiera ningún personaje menor de 13 años con un cuerpo gordo. Los 7 que sí aparecieron en cine, aparecen en su mayoría en filmes protagonizados por grupos, como El universo de Oliver, Llenos de gracia y Voy a pasármelo bien.
En la franja relativa entre 18 y 30 años aparecen mujeres adolescentes con cuerpos gordos, pero su apariencia comienza a formar parte de la trama. Esto es lo que le ocurre a Brenda González en Canallas, que recibe comentarios gordófobos durante el largometraje en forma de alivio humorístico. Por norma general no son protagonistas, salvo el paradigma de excepción que marcó Cerdita, que gira en torno a las violencias gordófobas que sufre Sara (Galán).
Peor es el dato al observar la intersección entre personajes LGTBIQA+ y cuerpos gordos es prácticamente nula, con un solo personaje en todas las series españolas de 2022 y 3 en las películas. “Este hecho debe invitar a reflexionar sobre qué imaginarios se crean para las personas queer gordas y cómo esta ausencia de intersección tiene que ver también con cómo las personas gordas son despojadas de su propio deseo”, defienden en el texto.
Lo mismo ocurre con los personajes gordos racializados y con alguna discapacidad, reduciendo el número de los últimos a tres. El estudio ensalza a Briseida, encarnada por Michelle Rodríguez, que en Con los años que me quedan sí considera que “demuestran que es posible crear narrativas interesantes, interseccionales y empoderantes para los personajes gordos racializados”.
En ODA describen que la percepción social que se tiene hacia los cuerpos diversos pasa, en la mayoría de los casos, por “entender los cuerpos con discapacidades físicas apreciables como no normativas”. De ahí a que casi la mitad (14 de 29) de los personajes con estas corporalidades tengan alguna discapacidad, sobre lo que inciden en que “existe cierta instrumentalización de estos cuerpos, ya que se suelen emplear para dar color al universo de la historia”.
Eso sí, Elena Crimental, directora de comunicación de ODA, reconoce a este periódico que, antes de elaborar el informe ya imaginaban que todos los datos iban a ser bajos. La responsable destaca como lo más preocupante del estudio: “Lo naturalizada que tenemos la gordofobia y la ausencia de cuerpos diversos en la ficción. Y cómo cuesta cambiar el imaginario. Es el informe con el que más violencia hemos recibido. Despierta mucha ira hablar de este tema”.
La historia de la representación de las personas gordas
La campaña lanzada por ODA junto a Filmin realiza un viaje por la representación de las personas gordas en la ficción. Una secuencia que habla por sí misma, como ya ocurriera en el documental Disclosure: Ser trans en Hollywood.
“Deja de juzgarme. Para ti solo soy la gorda. Cuando tu reflejo en el espejo no es lo que se espera de ti, te reducen a tu apariencia, a tu cuerpo. Da igual a lo que te dediques, qué te aborrezca, qué te disguste, cómo seas. Solo ven un estereotipo. No eres tú, no soy yo, eres, somos sus expectativas”, afirma mirando a cámara la actriz Laura Galán desde una sala de cine en la que se proyectan escenas de distintos títulos. Entre ellos, Pipi Calzaslargas, que afirma que es imposible que otro niño se ahogue porque “está demasiado gordo”.
“Soy ese niño que no deja de comer. Soy un meme. Soy la gorda, el gordo. Y por supuesto que me lo merezco: 'No haber comido tanto'. pero también soy la culpa, el miedo, la vergüenza. Ese sentimiento de rabia que no deja de engordar y engordar y engordar, hasta explotar”, continúa afirmando la actriz sobre secuencias de ficciones como la propia Cerdita, Autodefensa, Precious, Dumplin, La dinastía del pastel, Stars by the pound, El sentido de la vida, Matilda, Hairspray, Un mundo de fantasía, Pink Flamingos, La ballena, Fat front y Vickie el Vikingo.
“La única manera que tenemos para habitar vuestras pantallas, realidades y casas, es desde la otredad, desde los márgenes, desde la burla, siendo gordes alegres”, lamenta. La intérprete incide en que esto es algo que le ocurre principalmente a los hombres con cuerpos gordos, a quienes se les conceden papeles de gordos “entrañables” como Alfredo en Cinema Paradiso, o que resuelven crímenes: “Siempre el gordo que no molesta”.
Para las mujeres el precio es otro: “¿Pero qué pasa si no soy graciosa, ni amable ni entrañable? ¿Si soy mujer gorda y además lesbiana, bisexual o trans? ¿Qué pasa si soy una persona gorda que desea y es deseada?”, plantea. “No nos veo en las pantallas pero existimos. Ha llegado el momento de que nos veas y de que nos veamos reflejados”, concluye reivindicando que ha llegado el momento de que se vean sus historias y cuerpos más allá del estereotipo.