La portada de mañana
Acceder
Sánchez rearma la mayoría de Gobierno el día que Feijóo pide una moción de censura
Miguel esprinta para reabrir su inmobiliaria en Catarroja, Nacho cierra su panadería
Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

La fiesta de cumpleaños del Cine Doré

La historia de la Filmoteca Española se remonta casi a aquella Entrada del tren que representa el inicio del cine. Mientras los hermanos galos aterrorizaban al público en el Boulevard des Capucines con su invención, a Madrid llegaba el primer cinematógrafo un año después. A medida que aumentó el metraje de las películas, se fueron construyendo barracones fijos, y uno de los más emblemáticos fue el Cine Doré.

Situado en pleno barrio de Antón Martín, el Doré se inauguró en 1923, donde su apariencia barroca invitaba a las élites de la ciudad a disfrutar de cualquier espectáculo de las artes. Dentro de aquella arquitectura modernista que se llevaba en la capital, sucedían algunos de los eventos más glamourosos de la época, desde la representación de revistas hasta la proyección de importantes documentales como Gloria que mata y Frivolinas.

Pero la decadencia asoló aquel espacio de la calle Santa Isabel, condenándolo a transfigurarse en un cine de barrio conocido como el Palacio de las Pipas. Como el fantasma de lo que fue, el Cine Doré cerró sus puertas en 1963 cuando era poco más que un cascarón elegante, donde los estrenos no llegaban y los artistas no se atrevían a actuar. Sin embargo, en 1983 el Ayuntamiento resituó su foco sobre la cuidada fachada y el interés artístico de la sala y más tarde fue cedido al Ministerio de Cultura, que lo convirtió en la sede oficial de la Filmoteca Española.

El 1 de marzo de 1989 se iniciaron las proyecciones regulares en el Cine Doré, que se convirtió así en el primer local propio de proyecciones públicas en Madrid. El arquitecto Javier Feduchi Benlliure fue el encargado de acondicionar el nuevo panteón del séptimo arte para exponer las películas a la altura de sus necesidades técnicas y de los cambios meteorológicos. A su sala principal se le añadió una subterránea y, para eventos veraniegos, una más en la terraza de la construcción.

Una celebración clásica

Ha pasado un cuarto de siglo desde aquella reinauguración y la Filmoteca ha querido celebrar como se merece el cumpleaños de su emblemática sede. Por este estandarte de la vida cultural madrileña han pasado cada año unos 140.000 espectadores y se han proyectado miles de películas. Ahora, con una programación especial, ponen las veinticinco velas e invitan a todo el que quiera a unirse al aniversario desembolsando una donación de 2,50 euros.

Este ciclo dará la oportunidad de ver películas invisibles, como El señor Esteve (Edgar Neville, 1948) o Granada, mi Granada (Roman Karmen, 1967), pero también cintas en nuevas copias como La prima Angélica (Carlos Saura 1974) o El sol del membrillo (Víctor Erice, 1992).

Con motivo de esta programación especial se presentaron dos restauraciones recientes, la versión americana de Fausto (F.W. Murnau, 1922) y El bandido de la sierra (Eusebio Fernández Ardavín, 1926). Ambas películas fueron presentadas por su restaurador, Luciano Berriatúa, y estuvieron acompañadas al piano por Javier Pérez de Azpeitia, quien también amenizó la proyección de Viva Madrid, que es mi pueblo, una película que se daba por desaparecida.

Dentro del ciclo, Jaime Chávarri presentará su película Ginebra en los infiernos, y también se proyectará Frivolinas, una cinta dirigida por Arturo Carballo, empresario del Cine Doré durante los años veinte y en la que se muestra la típica revista de espectáculos que tenía lugar en el cine en aquellos años.

La Filmoteca Española continúa con el ciclo de Jean Renoir y repite este mes casi todas las películas que proyectaron en junio y se programan otras como Diario de una camarera, El río, French Can-Can o Elena y los hombres.

Además, este mes concluye el evento “Un impulso colectivo. Cine español para los nuevos tiempos”, en el que se ha querido hacer una pequeña retrospectiva de este “otro cine español”, que tanta atención esta mereciendo en los medios y en los festivales. Para ello han elegido películas como Todos vos sodes capitans (Oliver Laxe, 2010) o Diamond Flash (Carlos Vermut, 2012), y varias de las sesiones contarán con la presencia de su director.

También, la Filmoteca Española dedicará un ciclo a los 125 años del compositor José Padilla, que continuará en el mes de septiembre, en el que se ofrecen películas como Luces de la ciudad (Charlie Chaplin, 1931), Ninotchka (Ernst Lubitsch, 1939) o El perro rabioso (Akira Kurosawa, 1949).

Por otro lado, se inicia como cada verano la serie “Si aún no la ha visto... o quiere volver a verla”, que se prolongará en agosto y parte de septiembre, compuesto mayoritariamente por películas extranjeras estrenadas en España en 2012 como Holy Motors (Leo Carax, 2012) O Un amour de jeunesse (Mia Hansen-Løve, 2011). Algunas joyas independientes dignas de ser disfrutadas en un evento que merece ser marcado en rojo en el calendario.