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La Filmoteca Española adquiere por 150.000 euros el fondo de Cruz Delgado, el 'Buñuel' de la animación

Peio H. Riaño

16 de marzo de 2021 20:13 h

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La Dirección General del Instituto de Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA) acaba de adquirir, tal y como ha podido saber este periódico, por 150.000 euros el fondo fílmico y documental del dibujante, animador y productor Cruz Delgado (Madrid, 1929), “el último creador del cine de animación analógico en España”, según el director de la Filmoteca Española, Josetxo Cerdán. Este lunes se ha cerrado la firma y entrega de los materiales, que ya descansan en la sede del organismo, en la calle Magdalena, en Madrid.

Han llegado carpetas repletas de los materiales con los que se crearon Aventura de Molécula (1968), Mágica aventura (1973), El desván de la fantasía (1978), Don Quijote de la Mancha (1979), Los viajes de Gulliver (1983), Los cuatro músicos de Bremen (1989) y Los trotamúsicos (1989). El director de la Filmoteca Española asegura que el archivo que ya forma parte del patrimonio histórico español conservado “está a la altura del gran fondo documental de la Filmoteca, el de Luis Buñuel”. 

La operación de compra del fondo Cruz Delgado se intentó cerrar en el año 2011, cuando el ex ministro de Cultura, César Antonio Molina, trató de poner en marcha el Museo Nacional del Cine, en el antiguo edificio de Tabacalera, hasta que la crisis financiera se llevó por delante todos los planes de inversión. Desde entonces hasta ahora, y cumpliendo con el compromiso adquirido, el ICAA ha adquirido muy pequeñas partes de este tesoro, que ahora se completa del todo con decenas de carpetas que contienen el testimonio de una forma de trabajar la animación que ya no existe. Hay bocetos, fondos, animaciones, acetatos sobre los que se animaba, etc. El valor del archivo es artístico, pero también intangible porque es el último testimonio de un oficio extinguido en la industria, con la llegada del ordenador.

“El material creativo de las producciones anteriores a las de mi padre, como Garbancito de la Mancha (Arturo Moreno, 1945), no se ha conservado nada. Él tuvo la conciencia de conservarlo todo y algo hemos perdido, después de varias mudanzas, pero en la Filmoteca Española se han sorprendido con el volumen y lo bien conservado que ha llegado todo. Dentro de un tiempo, cuando algún historiador del cine quiera investigar cómo se hacían las películas de animación hasta los años noventa del siglo XX podrán consultarlo. Ahí está todo”, explica Cruz Delgado, junior. Un minuto de metraje estaba compuesto por 1.400 fotogramas y un número de dibujos similares. 

Esa es la principal razón por la que Cerdán recuperó la compra que tuvieron que paralizar sus predecesores: era ahora o nunca. “Era la última oportunidad de conservar un patrimonio que no existe. De la historia de la animación española se sabe poco y se conserva menos. Por eso es una incorporación fundamental a nuestros fondos documentales, por su singularidad”, cuenta el director de la Filmoteca Española. La institución custodia un centenar de fondos documentales personales y de productoras, a los que habría que sumar los fondos fílmicos. La joya de la Corona hasta el momento eran los guiones de Buñuel que tendrán que compartir protagonismo con el creador de la primera serie de envergadura, los 39 capítulos de Don Quijote de la Mancha, que se contrató en cadenas de televisión europeas y americanas.

Cruz Delgado, a sus noventa y un años reconoce que sigue dibujando a uno de sus primeros personajes, Molécula, “un niño con aspecto de intelectual”. Cuenta que su pasión por el dibujo empezó en las historietas y que conserva más de 200, que no ha entregado a la Filmoteca Española. Pero sí hay en el fondo ya público dibujos suyos, realizados para sus películas, desde los años sesenta. Están los del Quijote. Él creó los personajes y realizó la serie que le llevó tres años de trabajo. Muy manual, dibujo a dibujo. “Y había que colorearlo uno a uno, a base de pintura y pincel. Mucho trabajo y muy intenso. Trabajaron conmigo cerca de 120 personas, en un estudio en la Plaza de las Salesas. Esto es una artesanía hecha a mano”, recuerda el cineasta por teléfono. Entonces, ¿se considera artista o artesano? “Pues creo que las dos cosas. Soy un creador con métodos de artesano”, responde Delgado.

Dice que siempre ha tenido la costumbre de guardar y guardar. Conservaba todos los dibujos de los largometrajes y cortometrajes que fue haciendo. Pero llegó un momento que no podía conservar tanto. “No he tenido un almacén tan grande como para guardar todos los dibujos de cada producción. Ten en cuenta las cantidades: son 24 dibujos por segundo. Cada largometraje suponen miles de ellos. Así que hice una selección, respetando las secuencias más importantes”, cuenta el dibujante y productor de animación. Lamenta que de otros realizadores españoles, como Arturo Moreno o José Luis Moro, no haya quedado nada. “No es que hayan escogido lo de Cruz Delgado, es que no queda más que lo de Cruz Delgado”, añade. 

El dibujante José Ramón Sánchez (Santander, 1936), compañero de producciones como Los cuatro músicos de Bremen y Los trotamúsicos, dijo de Cruz Delgado que es una persona romántica que ha conservados intactos sus sueños. Cruz Delgado llegó a la animación como dibujante en el estudio de José Luis Moro, en 1956, y cinco años más tarde marcha a trabajar a Bruselas, a los Estudios Belvision.

“José Ramón era el creador, pero el proceso de animación y rodaje lo hacía yo. Hay muchas películas de cortometrajes de su propiedad que conserva él”, explica Cruz Delgado. A su regreso de Bélgica monta su primera película, El gato con botas, un cortometraje al que le seguía su primer largo, Mágica Aventura. En 1978 llega la primera colaboración con José Ramón Sánchez, en El desván de la fantasía, y juntos firman una década dorada de la animación española, que culmina con el primer Goya a la Mejor Película de Animación, concedido en 1990, y entregado a Cruz Delgado por Los cuatro músicos de Bremen. Fue la única película nominada.

Luego las cosas cambiaron. Hasta los noventa tenía una relación “muy intensa” con el departamento de infantil de TVE, pero la corporación dejó de invertir en ese departamento. “Lo cerraron, se quedaron proyectos allí sin hacer y yo dejé los rodajes”, recuerda Cruz Delgado. Coincidió con el final de su oficio tal y como lo había practicado: “Además, en los noventa llegan los nuevos procedimientos de animación por ordenador. Hoy es muy fácil, muy fácil hacer una película de animación. Entonces, no”.