Cuando se filtró a Internet un cartel dirigido exclusivamente a posibles inversores, Los Mercenarios parecía un producto pensado exclusivamente para fans. Sylvester Stallone dirigía, coescribía y protagonizaba una película de acción al estilo de las que le hicieron famoso en los ochenta, acompañado de un mareante plantel de estrellas nuevas, pero sobre todo, viejas glorias del género: Arnold Schwarzenegger, Bruce Willis, Dolph Lundgren, Mickey Rourke... Lejos de convencer solo a los fans del astro, la película se convirtió en un éxito que ya ha propiciado dos secuelas. Con la tercera entrega recién llegada a nuestras pantallas, desgranamos la filmografía esencial de estos Mercenarios. Este es el Árbol Genealógico Expendable.
Los Mercenarios (2010), Los Mercenarios 2 (2012): El concepto de repartos con múltiples estrellas, papeles más o menos repartidos y pequeños momentos de lucimiento para cada actor ha existido desde los primeros tiempos del celuloide: de Intolerancia a Ocean's Eleven, pasando por El mundo está loco, loco, loco o Asesinato en el Orient Express. Nunca, sin embargo, se había llevado a cabo con estas dos metas: la explotación de la nostalgia de los ochenta y homenajear el cine de acción propio de esa época. El primer guion de Los Mercenarios andaba buscando financiación por los estudios de Hollywood con un enfoque más convencional, pero Stallone lo compró para producirlo a pequeña escala, reescribiéndolo y ajustándolo a sus necesidades. El resultado era casi un slogan en sí mismo: viejos gigantes del cine de acción (muchos de ellos en franca decadencia comercial), reunidos en un vehículo de pirotecnia old-school. Funcionó tan bien que la secuela incrementó el reparto con gente como Chuck Norris y un carismático villano interpretado por Jean-Claude Van Damme.
Transporter (2002): El británico Jason Statham es el coprotagonista de Los Mercenarios, y posiblemente el heredero más claro de los grandes mitos del cine musculado de los ochenta. Está consagrado al género que le ha dado la fama, aunque no por ello carece de cierto talento interpretativo e indiscutible carisma, lo que le pone por delante de tantos otros superhombres parcos en palabra. Su trabajo más representativo es la serie Transporter, producida por Luc Besson, en la que da vida a un conductor experto, lacónico y con un particular sentido del deber. Para sus fans más radicales, sin embargo, su hito es la dupla chiflada e inclasificable formada por las altovoltaicas Crank.
Rambo (2008): La carrera de Sylvester Stallone posiblemente posee pocos elementos tan icónicos como las entregas de Rocky y Rambo de los ochenta. Pero quizás la película que marca la relación más clara con Los Mercenarios es esta secuela tardía de las peripecias de un personaje que en su tercera entrega y con ambientación en Afganistán se había politizado hasta tocar el extremo contrario del espectro político con el que arrancó en Acorralado. Stallone lo devolvió a sus orígenes con una asombrosa historia de acción ultraviolenta, despojada de propaganda y que llegó en el momento justo de su carrera, en 2008: tras una debacle artística y de taquilla que había durado décadas, y recién reencontrado con su público y su estatus de mito del cine popular gracias al éxito de otra secuela, Rocky Balboa.
Desperado (1995): Una de las películas más divertidas y equilibradas de la breve carrera de Antonio Banderas como peculiar héroe de acción es este paródico dibujo animado de carne y hueso con el que Robert Rodríguez rehace su propio debut, la asombrosa y baratísima El Mariachi. En Desperado, influido por los héroes del cine oriental de John Woo, Banderas se revela como un histriónico pistolero latino que sienta los precedentes para su desbocado papel de Galgo en Los Mercenarios 3. Su forma de disparar a dos manos, como si lanzara los proyectiles, recibe un merecido homenaje en esta última entrega expendable.
El Único (2001): Jet Li es conocido por un tipo de películas que difieren de la cara que muestra en Los Mercenarios: la épica dinástica de artes marciales en sagas como Érase Una Vez en China o Fong Sai-yuk, que le convirtieron en una megaestrella en Hong Kong. Cuando experimentó el inevitable traslado a Hollywood, tal y como pasó con su precedente en estas cuestiones, Jackie Chan, los resultados no fueron muy destacables, salvo excepciones como en esta El Único, una simpática y modesta historia de universos paralelos, acción imparable y artes marciales contra sí mismo. Le acompaña en el reparto su futuro compañero en Los Mercenarios Jason Statham.
Blade (1998): Una de las nuevas entradas al plantel de Los Mercenarios es un Wesley Snipes recién salido de prisión, donde ha pasado unos pocos años por una evasión de impuestos a la que se hace jocosa referencia en la película. Su hito dentro del cine de acción de los noventa es, indiscutiblemente, Blade: un verbenero festival de artes marciales y vampiros digitales que adaptó con gusto y ritmo un tebeo de la Marvel antes de que eso estuviera de moda. Disfrutó de un par de secuelas, una de ellas dirigida con una extraña sensibilidad poética por Guillermo del Toro.
Spots de Old Spice: Terry Crews, casi desconocido para el espectador español es, sin embargo, una cara muy familiar para el estadounidense (de hecho, será el próximo presentador de Quién Quiere Ser Millonario). Hizo fama y fortuna como jugador de fútbol americano antes de centrarse por completo en la interpretación y aparecer en series como Todo el mundo odia a Chris, Arrested Development o The Newsroom. Su especialidad es combinar una agresividad descerebrada heredada de sus tiempos de deportista de élite con una tendencia a la autoparodia y la extravagancia que sienta como un guante en Los Mercenarios. Su trabajo más destacable, sin embargo, es la increíble serie de spots para la línea de productos de aseo masculino Old Spice dirigidos por Tim Heideckerand y Eric Wareheim.
Payback (1999): El villano de esta entrega de Los Mercenarios, Mel Gibson, no es exactamente un actor de acción, aunque nunca se ha terminado de distanciar del género desde que en 1979 despuntara en la epopeya de chatarrería distópica Mad Max. El Guerrero de la Autopista. De sus películas más recientes quizás el thriller que mejor conecta con las reflexiones de Los Mercenarios sobre el paso del tiempo y el no estar para estos trotes es Payback, una pequeña maravilla noir (de hecho, se iba a rodar originariamente en blanco y negro), pseudoremake del clásico A Quemarropa de John Boorman con venganzas, dinero prestado y persecuciones al límite. Una introducción perfecta para un Mel Gibson tan turbio y conflictivo como Stonebanks, el peligroso traficante de armas que interpreta en Los Mercenarios 3.
Jack Ryan: Analista de la CIA creado por el experto en best-sellers de espionaje Tom Clancy y que ha sido encarnado por distintos actores en sus encarnaciones cinematográficas. Por ejemplo, por Alec Baldwin en La Caza del Octubre Rojo, Ben Affleck en Pánico Nuclear o Chris Pine en Jack Ryan: Operación Sombra. Las más populares y memorables, sin embargo, son las de Harrison Ford en Juego de Patriotas y Peligro Inminente. El personaje que interpreta Ford en Los Mercenarios 3 es una especie de Jack Ryan cascado y de vuelta de todo (cuidado: el Ryan de las novelas llegó a presidente de los Estados Unidos) y podría entenderse como una réplica bienhumorada de la creación de Clancy, sobre todo en sus hilarantes comentarios sobre la vocalización de Statham.
Ivan Drago: Drago, interpretado por Dolph Lundgren en su debut en la pantalla, fue el mítico rival soviético de Rocky en la cuarta entrega de sus desventuras sobre el cuadrilátero, la más politizada y también más memorable debido su maniquea reducción de la Guerra Fría a un mero intercambio de tollinas. Lundgren no ha tenido una carrera muy destacable a partir de aquel 1985 a pesar de éxitos puntuales como Soldado Universal o de su maravillosa vis exhibicionista, pero su personaje de Gunner Jensen en Los Mercenarios parece funcionar como guiño autoparódico a aquellos tiempos. Un homenaje a los fans que resume perfectamente las intenciones de estos, de momento, incombustibles Mercenarios.