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Tres tristes genios en Toronto

Tres tristes genios protagonizan los primeros días del festival de cine de Toronto, figuras de reconocido prestigio y leyendas en sus respectivos campos, concretamente el de la física, el ajedrez y la música. Estos son sus biopics.

Achtung, físicos, cosmólogos y otros amantes del tiempo y el espacio: The Theory of Everything, la película de James Marsh sobre Stephen Hawking no está inspirada en su Breve historia del tiempo: Del Big Bang a los agujeros negrosDel Big Bang a los agujeros negros sino en las memorias de su primera esposa Jane Wilde, a la que conoció en Cambridge antes de ser diagnosticado una irreversible esclerosis lateral amiotrófica.

Su mayor ambición no es la divulgación científica sino relevar a la oscarizada Una mente maravillosa sobre el brillante matemático John Nash en el género del genio torturado que supera abismos de adversidades gracias al apoyo incondicional de una mujer bonita.

En honor a la verdad, las adversidades fueron sin duda inmensas: el diagnóstico de esclerosis lateral amiotrófica llevaba una esperaza de vida de dos años, después de los cuales tuvo la audacia de revolucionar el mundo de la física y tener tres hijos, además de convertirse junto con Roger Penrose, en uno de los principales divulgadores cientificos de su época.

El ajedrez, un deporte de riesgo

Lástima que Jane se la pegara con un músico llamado Jonathan Jones, al que instaló en el hogar familiar hasta que el físico “escapó” con su enfermera Elaine Mason. Esto probablemente no lo cuentan ni Jane ni James Marsh pero sí lo contaba el propio Hawking en su autobiografía Mi breve historia.

En clave más de guerra fría, Tobey Maguire interpreta a Bobby Fischer, uno de los mejores jugadores de ajedrez de todos los tiempos,en el primer gran combate del siglo. La torturada vida de Fischer ha sido llevaba a la gran pantalla en numerosas ocasiones, incluyendo el documental de la HBO Bobby Fischer contra el mundo.

Pawn Sacrifice -no hay trailer todavía- se centra en el World Chess Championship que enfrentó al de Brooklyn contra el campeón ruso Boris Spassky en Reykjavik (1972) y en el desmoronamiento psicológico del jugador, cuando su neurosis se convirtió en febril paranoia.

Auge y caída de Brian Wilson

Finalmente, y acabando de explotar el fotogénico matrimonio entre genio y locura, Love and Mercy retrata la crisis del cantante, compositor y líder de los Beach Boys, Brian Wilson, después de generar uno de los grandes discos de la historia de la música popular. Con Pet Sounds, Wilson se encerró en su estudio y salió con una nueva forma de entender y grabar la música, y inventándose fórmulas de producción que superaban en ambición y sutileza incluso al alquimista del momento, Phil Spector.

Fue un bombazo, un clásico inmediato que arrasó en los medios, en los top 10 y en las tiendas. La cola de leyendas que aseguran que escuchar Pet Sounds fue como reiniciar completamente su cerebro musical es infinita, desde los Beatles y Nick Drake a Thom Yorke, My Bloody Valentine o Animal Collective. En el proceso, Brian Wilson perdió la cabeza.

Sobrecargado de trabajo -entre 1963 y 1965 compuso y produjo nueve discos y 16 singles- y, de acuerdo con el ambiente psicofestivo, Wilson empezó a consumir LSD a diario para conectar con niveles más elevados de su consciencia. “Al principio, mi creatividad aumentó mucho más de lo que podía imaginar -contaba décadas después en una entrevista.- Por otra parte, me jodió el cerebro”. Love and Mercy, un título robado del disco que le trajo de vuelta al estudio en 1988- está protagonizada por Paul Dano y John Cusack.