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Hablan las 'mujeres florero' de la televisión de los 90: “Jamás nos habían dado la oportunidad de contar cómo lo vivimos”

Hace unos días, cuando la humorista Lalachus fue anunciada como próxima presentadora de las campanadas en TVE, recibió insultos cargados de odio que desde las redes sociales clamaron a costa de su físico. Esta cómica representa un tipo de televisión completamente diferente al que lleva reventando los audímetros desde hace décadas: una televisión diversa donde tienen cabida cuerpos no normativos que son reflejo de la sociedad.

Esta elección coincide con la renovación de Cristina Pedroche como presentadora de las campanadas en Antena 3. Pedroche entronca de una manera más directa con una televisión, habitual en los 90, donde el cuerpo y la belleza de la mujer se convierten en el principal cebo para captar a la audiencia.

Sin embargo, esta colaboradora de la Sexta también recibe insultos por parte de aquellos que consideran que debería salir vestida de una forma determinada. Nada parece estar bien y es sobre esta base que se cimenta ¿Yo fui mujer florero?, el documental de Producciones del Barrio para la plataforma Max que recorre la historia de la televisión española.

Dirigido por Rafa de los Arcos y Meritxell Aranda, el filme indaga en el papel de la mujer en los años 80 y 90 a través de un viaje por programas que marcaron la historia de la televisión. Lo hace, además, con el relato en primera persona de algunas protagonistas de la época y las aportaciones de expertos como la periodista Rosa María Calaf, la investigadora Elena Neira o el periodista Juan Sanguino.

“La televisión sigue siendo el reflejo de la sociedad en la que estamos”, afirma Meritxell Aranda. “Queríamos contar con declaraciones de mujeres que fueron clave en los programas de aquellas décadas, para invitar a pensar sobre qué tipo de televisión estamos haciendo ahora y reflexionar si hemos cambiado tanto o si seguimos haciendo lo mismo”, cuenta la subdirectora del documental que recoge testimonios de Loreto Valverde, Makoke, Patrizia Cavaliere o Beatriz Rico.

Lo oscuro y lo bonito, sin frivolidad

“La verdad es que jamás me habían dado la oportunidad de hablar de esto, o al menos no de esta forma”, confiesa la presentadora Loreto Valverde a elDiario.es. “Me parece bonito que hayamos podido hablar de cómo nos sentimos, cómo lo vivimos y cómo era la tele en el pasado”.

La cantante y actriz destaca que el tema “no está tratado frívolamente ni va a hacer sangre”, ya que el documental busca transmitir “la realidad de lo que fue entonces la televisión con sus partes oscuras, sus partes bonitas y sus partes divertidas”. “Es una gozada, desde la madurez de una persona de más de 50 años, poder echar la vista atrás y recordar cómo era el país en ese momento”, dice Loreto Valverde. 

Rafa de los Arcos admite que hay una premisa “muy prejuiciosa” cuando se va a abordar un asunto de este estilo. De ahí a que, con mucho acierto, el director optara por otorgar todo el peso de ambos episodios a las protagonistas. “Para nosotros, lo más importante era que ellas explicasen todo en primera persona. Necesitábamos que hubiese mucho feedback, que la experiencia de ellas nos alimentara a nosotros a la hora de hacer el guion”, declara el director, responsable también de la serie Megamix brutal para RTVE.

Uno de los aspectos más destacables del documental es el análisis de los programas que lideraban la parrilla televisiva. Formatos como El precio justo estaban impregnados de un machismo que, aunque ahora es fácilmente detectable, en los 90 estaba normalizado: mientras el presentador Joaquín Prat representaba la experiencia y la confianza, las mujeres se encargaban de aportar el atractivo visual.

Loreto Valverde también recuerda su participación en Goles son amores, un programa emitido en Telecinco entre 1992 y 1993 que repasaba la actualidad deportiva de una “forma desenfadada”. “Cada chica representaba a un equipo de fútbol de La Liga, y tenían que salir en pantaloncito corto y con su escotazo para enseñar en un balón la puntuación que cada equipo tenía en esa jornada”, describe.

“¿Por qué no salían un montón de chicos estupendos en shorts diciendo los resultados?”, se cuestiona Valverde en retrospectiva. “Pero aquello no nos escandalizaba, teníamos otra mentalidad”, dice la presentadora. De los Arcos y Aranda coinciden en que “ahí está parte de la reflexión” y que la crítica no debe ir dirigida a ellas, sino “contra los que movían los hilos”. 

Los hombres tras los formatos

Los que movían los hilos eran precisamente los directivos, casi todos hombres. No es de extrañar que, por este mismo motivo, todas las ofertas de la programación tuvieran como objetivo satisfacer el instinto masculino. “Los altos directivos son los que decidían que el cuerpo de la mujer les daba audiencia y cómo les daba audiencia”, recalca Aranda.

Esto provocó que, aunque el papel de la mujer fuese esencial, lo era únicamente porque se la sexualizaba. Loreto Valverde puntualiza que “las chicas solían ser, en el mejor de los casos, copresentadoras”, puesto que en la gran mayoría de casos “solo se les permitía ser azafatas o bailarinas”.

Una figura esencial de los dos episodios es Lola Barranco, una de las pocas directivas en esas décadas. “Yo no era consciente de que estaba tan sola, aunque no cobraba como ellos y eso me enfurecía bastante. ¿Por qué, si estoy haciendo el mismo trabajo, me estoy esforzando igual y tengo el mismo nivel de opinión?”, llega a decir en el documental.

La posición de Lola Barranco, pese a la gran desventaja que sufría con respecto a sus compañeros, contrasta bastante con la de las demás mujeres, lo que llega a convertirla incluso en una privilegiada. “La única forma que tenían de aparecer en televisión era exhibiendo su cuerpo. Ese era el rol que tenían para ellas. No es que pudieran elegir, es que las colocaban ahí y era un peaje que tenían que pasar si querían ir más allá”, explica Meritxell Aranda.

En ¿Yo fui mujer florero? también se recuerda el fenómeno de las Mama Chicho y las Cacao Maravillao, una de las ideas que más triunfaron. “Eran unas chicas estupendas, bailarinas, que, aunque el baile que hacían era muy simple, tenían esa soltura, ese palmito”, rememora Loreto Valverde. “Aparecían en cortinillas en medio del programa, hacían su paseíto y se iban sin decir ni mú. No se les daba la opción ni de decir hola. Eran eso: una cosa bonita en mitad del programa”. 

El documental retrata el auge de aquella televisión y el estrellato que se cernía sobre unas mujeres a las que trataban como objeto combinando música de aquel periodo con clips antiguos de algunos programas. “Ya no solo eran las chicas, eran los sonidos, los colores, los movimientos de cámara, los decorados”, dice Rafa de los Arcos. “Todo era muy llamativo”, señala el director.

Las mujeres florero, ¿cosa del pasado?

A mediados de los 90, el estado de ánimo nacional decae, entre varios motivos, por el declive económico. La purpurina que había conquistado a todo un país desde comienzo de los 80 deja de interesar de manera abrupta. España quería ver otro tipo de televisión. Y, lo que había estado en lo más alto por muchos años, se pierde en su propia fantasía.

“No fue una evolución lógica y natural, fue un cambio muy drástico”, confiesa Loreto Valverde. “Lo que encantaba, ahora de repente no se llevaba y había que dar un giro radical. Telecinco, por ejemplo, cambió la directiva e hizo una limpia. Lo que antes era maravilloso, ahora no valía para nada”, continúa la actriz y cantante. Reconoce que, aunque ella pudo “seguir trabajando” de su profesión, “muchas compañeras se tuvieron que reinventar”.

La 'limpia' a la que se refiere Valverde guarda similitudes con la vivida recientemente en Mediaset, en la que se han eliminado programas como Sálvame con el objetivo de renovar la imagen de Telecinco. Sin embargo, la presentadora dice que, en comparación con lo vivido en sus tiempos, “no ha sido un cambio tan drástico porque la imagen de Telecinco no ha cambiado tanto”: “Han quitado ciertas cosas que fueron errores garrafales y que ellos mismos se han dado cuenta de que no tendrían que haber cometido nunca, pero ha sido una limpieza ligera”.

¿Soy una mujer florero a la que ponen ahí porque soy bonita, o soy una mujer empoderada que sale así porque me da la gana, porque me gusta, porque soy preciosa y no me importa que el público me vea como yo quiero?

De hecho, Loreto Valverde considera que muchos programas de entonces no eran “tan dañinos” como los que se emiten en la actualidad. “La televisión pasivo-agresiva de hacer sangre de la vida del otro y de sacar los trapos sucios familiares me parece terrible”, comenta. “Dame 20 Cacaos Maravillaos bailando y vendiéndome una marca que no existe, antes que la tele ácida del cotilleo y del hacer daño a costa de jugar con la vida de los demás. Lo primero es espectáculo, belleza, alegría... Lo segundo, no”.

Hacia el mismo lugar apunta Meritxell Aranda, quien cree que “ahora se comercializa más con las emociones”: “Todo esto de La Isla de las Tentaciones, o programas como La Ruleta de la Suerte donde una chica guapa gira las letras cuando a día de hoy se podría usar perfectamente un mando... Se está haciendo un tipo de televisión que tampoco es mejor que la de antes”.

“¿Soy una mujer florero a la que ponen ahí porque soy bonita, o soy una mujer empoderada que sale así porque me da la gana, porque me gusta, porque soy preciosa y no me importa que el público me vea como yo quiero?”, se cuestiona Loreto Valverde. El debate que plantean tanto ella como el documental se traslada a la polémica que cada año rodea a Cristina Pedroche. ¿Es una mujer empoderada o una víctima más del sistema patriarcal?

Para Rafa de los Arcos, “se trata de una cuestión de pluralidad”, ya que “si el formato campanadas se tiene que basar en una chica atractiva al lado de un señor gracioso, convirtiéndose así en la norma, hay un problema”. Pero “si nosotros, como espectadores con una sensibilidad determinada, podemos encontrar una alternativa a todo eso, es un paso hacia algún lugar”. “El problema es cuando las cosas son uniformes y solo hay una manera de hacerlas”, sentencia el director.

Los directores del documental afirman que el filme hará pensar al espectador “sobre el papel que tiene como consumidor”. “¿Qué es lo que estás consumiendo audiovisualmente y qué consumías hace 20 años? Ahí está el foco”, dice De los Arcos. Por su parte, Meritxell Aranda añade que “tenemos que darnos cuenta de que, aunque hemos avanzado, sigue siendo una mochila que llevamos encima”.

Y es que, quizás la televisión de Cristina Pedroche y la televisión de Lalachus tengan más en común de lo que parece. Ambas son mujeres a las que les van a llover las críticas hagan lo que hagan y salgan como salgan. ¿Son mujeres florero? ¿Lo eran las chicas de los 80 y los 90? Lo más probable es que la llave no la tengan ellas, sino los espectadores a la hora de verlas a través de la pantalla.