Jaione Camborda. Apunten bien el nombre. Pónganlo en la lista al lado del de Carla Simón, Alauda Ruiz de Azúa, Elena López Riera, Clara Roquet, Belén Funes… Al lado de todas las directoras que en los últimos años han salido gracias a productoras que apuesten por ellas, por sus historias y sus miradas. Camborda ha hecho historia por partida doble. Se ha convertido en la primera mujer española en ganar la Concha de Oro. Es duro leerlo, pero en 71 ediciones ninguna lo había logrado.
Ni Isabel Coixet, ni Icíar Bollaín… Ninguna. Ha tenido que llegar ella con O corno, un drama sobre una mujer que practica abortos en una aldea gallega en el tardofranquismo para cambiarlo. También es la primera vez que lo hace con una película hablada en una lengua oficial que no sea el castellano. Lo ha conseguido en el momento en donde la derecha se revuelve por su uso en el Congreso. Algo se mueve en el cine español, y son ellas las que hacen que se mueva hacia sitios más estimulantes y diferentes.
Su apuesta por un cine de cuerpos, físico y sensorial. Un cine de susurros y sugerente que ha conquistado a la mujer que mejor rueda los cuerpos, Claire Denis, presidenta del jurado que se rindió a su filme. Con la Concha de Oro en la mano, la emoción visible y pocos minutos después de recibirla empieza a dimensionar lo que supone aquello y se detiene un minuto para hablar y tomar tierra antes de que el filme llegue a las salas el 11 de octubre.
Bueno, lo primero… ¿Cómo está?
Pues muy abrumada, la verdad. Todavía intentando dimensionar qué significa esto y muy contenta, con muchas ganas de celebrar, porque siento que ha sido muchísimo trabajo y que hasta el día de hoy no me he tomado un descanso y tengo ganas de celebrarlo con mi equipo, pero muy, muy feliz.
Es la primera directora española en recibir la Concha de Oro, ¿qué significa paras usted?
Bueno, llega tarde, pero me parece bonito romper eso, esa línea. Ahora toca pensar en que vengan muchísimas más.
Es, además, primera película en una lengua oficial del Estado que no sea el castellano en lograrlo. Lo hace en un momento en el que la diversidad lingüística vuelve al debate por el tema del uso de las lenguas en el Congreso.
Todo arte debe ser punta de lanza, y yo creo que hace tiempo ya que en el cine eso está más que normalizado. Incluso ha sido partícipe de ir moviendo esas fronteras. Ha buscado y ha intentado poner estos asuntos sobre la mesa.
Una película que trata el tema del aborto en un momento como el actual, ¿tiene miedo al retroceso en este asunto?, ¿cree que es importante que el cine siga hablando de ello?
Es tiempo de de tener cuidado. Nos acechan ideologías a las que se les está dando altavoz y que están proponiendo también ideas retrógradas sobre el cuerpo de la mujer y sobre sus decisiones. Creo que es importante que se recuerde qué significa y sobre todo que entiendan que las mujeres lo vamos a hacer igualmente, pero lo vamos a hacer poniendo en peligro nuestras vidas.
Todo arte debe ser punta de lanza, y yo creo que hace tiempo ya que en el cine el uso de las lenguas está más que normalizado. Incluso ha sido partícipe de ir moviendo esas fronteras
La película provocó desmayos en la sala, supuestamente por la larga escena de un parto que abre la película.
Me sorprendió, la verdad. No esperaba que hubiera estos desmayos. Creo que también hacía mucho calor en la sala. Es verdad que esta escena es inmersiva y por lo tanto, también apela al fuera de campo. No es explícita, pero el fuera de campo a veces puede ser muy poderoso. Puede despertar un imaginario que igual a la gente le pudo afectar.
Quizás influye también que el parto se ha contado desde la mirada masculina y aquí se muestra de otra forma.
Hay incluso ya algún meme por ahí…. el meme viene a decir que nos hemos acostumbrado a ver mucha violencia en las imágenes, pero de repente vemos un parto y empieza a haber desmayos, pero en cambio, hay violencia muy explícita en muchas películas y no pasa nada. Estamos muy anestesiados a todo esto.
En su película los cuerpos y lo físico es muy importante. La presidenta del jurado que le ha dado esta Concha de Oro es Claire Denis, la directora que quizás mejor ha retratado eso, ¿qué significa recogerlo de ella?
Es muy impresionante. Para mí Claire Denis es una referente y es bonito que alguien referente te dé el premio, y por eso he querido también compartirlo con esa gente que vendrá. Ella forma parte de una generación que tuvo aún más difícil hacer cine como mujer y que nos ha abierto mucho camino.
Su premio entronca con el de una generación de directoras que ofrece otras miradas y que gana premios en festivales. Ese nuevo cine español en el que no sé si usted se identifica.
Yo celebro y comparto los logros de mis compañeras, porque me parece que que sus logros son los míos, pero también celebro que tengamos miradas muy diferentes. Celebro esa diversidad y celebro que estemos enriqueciendo el cine y por lo tanto la vida, porque una cosa va de la mano con la otra.
Una donostiarra que se ha forjado en el Novo Cinema Galego, ¿Cómo surge esa mezcla de Euskadi y Galicia?
Yo nací aquí, pero hace 15 años que estoy allí, pero eso no me genera ninguna crisis de identidad. De hecho mi padre es peruano, mi madre es catalana y yo soy vasca. Hay como un popurrí ahí que no me supone ninguna crisis. Yo estoy ahora mismo creando desde allí porque vivo allí y amo esa tierra.
¿Espera que la Concha de Oro haga que sea más fácil rodar la tercera?
Me cuesta dimensionar mucho lo que va a suponer esto, pero ojalá sea más fácil y ojalá pueda seguir haciéndolo. Me encantaría.