Lola Dueñas es pura energía. Es cercana, amable y tiene una cualidad que no mucha gente posee: mira a los ojos cuando le hacen las preguntas de las entrevistas. Uno aseguraría que es incapaz de mentir, pero también es una actriz superdotada que podría estar engañando a todos. Una actriz que en el mismo año ha sido capaz de convertirse en una madre coraje que busca al bebé que le robó el franquismo en Sobre todo de noche âya en los cinesâ y en una madre radicalmente opuesta, la cegada por el fundamentalismo religioso que anula y somete a sus hijos en La Mesías.
La actriz se encuentra en un momento dulce. En lo profesional, donde ha encadenado dos proyectos que le encantan y donde ya acapara nominaciones por la serie de Los Javis; y en lo personal, con un regreso a España tras años en Portugal que hace que tenga una sonrisa permanente en la cara y lo cuente cuando tiene oportunidad.
Pocas actrices apuestan tanto por voces diferentes, fuera del circuito más mainstream de la industria. Dueñas ha trabajado con nombres como Lucrecia Martel o Lluís Miñarro, pero también apuesta por directoras debutantes como Celia Rico y ha trabajado en varias ocasiones con Almodóvar. Ahora solo tiene ojos, y piropos, para Javier Calvo y Javier Ambrossi, a los que considera “magos” y con los que solo sueña volver a trabajar.
Estrena Sobre todo de noche, un debut que se aleja mucho de lo que se produce habitualmente en el cine español, ¿fue eso algo que le atrajo del proyecto?
Muchísimo. Y también como espectadora porque, aparte de hacerla, también soy espectadora de estos directores. De las cosas que más me interesan es ver cómo un director ha podido hacer una película tan libre. Ha hecho la película que ha querido hacer, y eso está muy bien. Siempre me interesa la mezcla de géneros, y esta película empieza como cine negro, es una road movie y una película de amor. Tiene incluso momentos de sonrisas y a mí me parece una película preciosa, de verdad.
Usted ha trabajado con directores como Lluís Miñarro, Lucrecia Martel… ¿le pone el riesgo?
Lucrecia Martel es todo menos riesgo. Lucrecia Martel es la genia de este siglo. Zama será una película que se estudiará dentro de 100 años.
¿Cómo es trabajar con Lucrecia Martel?
Brutal. Trabajar y quererla, porque también la adoro. Es brutal. Es una máquina. Es de esa gente que te pones a hablar con ella y está tan, tan, tan, tan arriba que me pierdo. O sea, llega un punto en el que digo, ‘mierda, ya se ha ido’. No se puede ser tan brillante porque me pierdo la mitad. Es maravilloso. Y verla rodar, ver cómo es ella y compartir trozos de tu vida con Lucrecia es maravilloso. Es una persona muy especial.
¿Entonces el riesgo no es algo que pone en su balanza para elegir proyectos?
Me hace gracia porque o soy una kamikaze o yo el riesgo no lo veo. Creo que es muy bonito acompañar a los directores, haciendo su primera película, por ejemplo. Una primera película nunca se olvida. Y estas películas tienen que existir. Si no hacemos todos un esfuerzo, no existirían. Y por eso también el público tiene que ir a ver Sobre todo de noche.
Es muy bonito acompañar a los directores en su primera película. Una primera película nunca se olvida, y estas películas tienen que existir. Si no hacemos todos un esfuerzo, no existirían
Me parece interesante destacar ese esfuerzo de todos porque este cine exista, también de los intérpretes.
Está bien que el público sepa que es un equipo reducido, que cobra un tercio de lo que cobraría y que está trabajando como bestia, porque así es como rodamos estas pelis llamadas pequeñas porque el presupuesto es pequeño, no porque lo sean. Porque si no, no existirían, no se podrían hacer. Y por eso a mí me gusta que el público lo sepa, para que vayan al cine y uno se lo cuente al otro.
En esa mezcla de géneros aflora uno de los temas del filme, los llamados 'bebés robados' en el franquismo, un tema que no se ha tratado mucho en la ficción, ¿le interesaba el tema?
Sí, claro. Pero Víctor nos pidió a Ana Torrent y a mí que nos centrásemos en nuestros personajes, que no intentásemos abarcar todo porque él iba a contar esa historia. Es verdad que yo sí leí testimonios y un libro que ha escrito uno de los padres que están buscando a día de hoy a su hijo y es desgarrador. Realmente es un desgarro. Es una herida que no hay Dios que la cosa. Es gente a la que le han destrozado la vida.
Siempre se habla del poder del cine para traer temas a la sociedad. Usted trabajó en Mar adentro, una película que rescató el tema de la eutanasia, ¿cree en ese poder del cine de levantar la alfombra y hablar de temas escondidos?
En aquel momento sí ocurrió, y no sirvió para nada. Pero se habló, porque recuerdo que vino Zapatero, que era presidente del Gobierno en aquel momento, y dijo que iban a mover este tema. Me acuerdo que el tema estaba en la sociedad. Yo creo que lo más peligroso es el silencio y que no se hablen las cosas. Hay una frase preciosa que tiene María Vázquez en la película, que es “¿por qué nadie habla del fuego?”.
Es que los 'bebés robados' es un tema del que no se habla.
Es muy fuerte ese tema y duró hasta casi los 90 y no hay nadie juzgado, no hay nadie en la cárcel. Es alucinante.
Víctor Iriarte propone que la única forma de avanzar está en la unión de estas dos mujeres con este hijo. Como que esa sororidad es la única forma de sanar las heridas de este país.
Yo estoy de acuerdo con esa idea. Y también esas mujeres están unidas por el dolor. Quiero decir, no solo sufre la madre que busca el hijo, también está la historia de la otra madre, que también la mintieron.
En la película hay una voz en off, la suya, que lee unas cartas. Hay un trabajo vocal muy potente. El director contaba en Venecia que había ahí un trabajo muy grande por su parte.
A ver, para que lo entienda la gente: durante la película hay cartas que se escriben y se escuchan. Unas cartas preciosas. Porque el guion de esta peli lo escribió Víctor Iriarte con Isa Campo que tiene una mano maravillosa, y junto a Andrea Queralt, que es la productora francesa de la peli. Y es una belleza. Yo lo que hice fue aprenderme la voz en off, que normalmente se tiene delante y se lee, pero eso me parecía una locura, porque no podías mantener el mismo tono todo el tiempo, porque el público puede desconectar y decir a los 15 minutos, ‘joder, que se calle’, así que al aprenderla lo que haces es que estás viviéndola.
¿Se grabó para escucharse?
No. Eso no lo hago. No soy de espejo ni de grabadora. Yo tengo la mirada siempre del director, que es la que a mí me guía. No necesito nada más que la mirada del director. Yo me las aprendí, las escribí como partituras. La música del texto. Y ahí están, lanzadas, preciosas.
¿Y cómo ha sido trabajar con Ana Torrent? Yo creo que, esto es opinión personal, ambas tienen algo muy difícil de lograr en el cine que es misterio.
¿Yo? Yo, no. Ana, sí. Pero yo soy más clarita que el agua. Pero qué alegría pensar que lo tengo. Ana y yo íbamos al mismo cole de pequeñas y Ana era amiga de mi hermana. Imagínate cuando yo pregunto quién va a hacer de Cora y Víctor me dice que Ana Torrent. Me quedé… que Víctor se preocupó porque pensó que lo mismo nos llevábamos mal. Y ya le dije que es que era la mejor amiga de mi hermana cuando eran pequeñas. Ana y yo, con mirarnos, ya teníamos nuestra historia escrita. Es más, estuvo llamándome como mi hermana. A mí no me importaba, me encantaba. Se confundía, claro. En las primeras lecturas me llamaba siempre Ana en vez de Lola, y hubo un momento en el que dejó de llamarme y ya le dije: “¿Tú no me llamas porque me llamas Ana, ¿verdad? Pues relájate, porque me encanta que me llames como mi hermana”.
Qué bonito.
Precioso. Ha sido precioso. Yo le digo a Ana Torrent que es un regalo que nos manda la otra Ana para las dos, estoy convencida. Esa magia me la regaló mi hermana Ana.
Es un año muy bueno para usted. A esta película hay que sumar La Mesías.
Mira, durante muchos años he estado con preocupaciones por cosas personales. Este ha sido el primer año que me he dedicado solo a mi trabajo plenamente, y se ha notado. No tenía ninguna cosa en la cabeza, ninguna preocupación, ninguna historia. Y me dije, “a gozar como actriz”, y he disfrutado como una enana. He tenido mucha suerte, porque tanto La Mesías como Sobre todo de noche son maravillas.
Había trabajado ya con 'los javis' en Veneno, pero cómo fue recibir este personaje. No sé si hizo prueba.
Hice, hice. Vamos, ¡menudos son! Y me lo pasé pipa. Yo llegué muy revuelta porque me estaban pasando cosas personales fuertes y llegué como las locas a la prueba, pero yo creo que sirvió también para hacer este monstruo, para que la desesperación que yo tenía saliese. Ellos siempre cuentan, pero yo eso no lo recuerdo, que cuando acabé la escena pegué un portazo y se rompió la puerta, pero eso no me acuerdo. Pero ellos dijeron: “Ya está”.
¿Qué tienen, que son tan jóvenes y tienen tanto genio?
Lo tienen todo. A mí me han quitado el miedo. Hacen cosas… son magos. Y luego son tan generosos. Se entregan, lo dan todo a todos. Yo firmaría por rodar con ellos toda mi vida. Cuando ruedas con ellos es como un sueño que cuando lo cumples lo vuelves a soñar. Sueñas con volver a trabajar con ellos.
Nos contaron que estuvo mucho tiempo con la mano suelta para pillarle el truco al gesto mítico del personaje.
Estaba en el apartamento que tenía yo en Barcelona cocinando y con la mano iba yo haciéndolo [intenta hacer el gesto de su personaje en La Mesías]. Ya no lo sé hacer. Qué rápido borro y qué bien. ¡Qué difícil era! Es que hasta que el cerebro manda las órdenes justas al dedo justo… tienes que echar horas. Es como la estenotipia, en la película de Víctor Iriarte, hay que echarle horas. Es que no hay otra. El texto es trabajo.
¿Es actriz de método?
Es que no sé muy bien… Yo tengo el mío.
Y funciona.
Funciona y no sé cuál es. Por otra parte, yo lo doy todo. Eso es verdad. En eso nos parecemos 'los javis' y yo. Este año he aprendido muchísimas cosas. Aparte de haber sido un año profesionalmente feliz, he aprendido mucho. Yo, por ejemplo, lo doy todo a lo bestia, a todo el mundo, y quizá ellos me han enseñado que no se puede dar a todo el mundo. Y es una enseñanza muy valiosa. Yo ya solo les voy a dar todo a ellos.
Siempre se decía que a partir de una edad no llegaban papeles a las mujeres, ¿le ha pasado?
A mí cuando no me han llegado papeles fue por la crisis, que me fui a París. Vendí la casa de aquí, me fui y empecé a aprender francés. Pero es la única vez y espero que no me pase.
¿Pero han cambiado esos personajes? El cine español ha vivido la llegada de mujeres como Celia Rico con la que trabajó en Viaje al cuarto de una madre; y una nueva generación como los mismos Javier Ambrossi y Javier Calvo. ¿Eso se ha notado?
Sí, y es gloria bendita. Pero bueno, ya teníamos a Almodóvar, a Ramón Salazar… Pero sí se ha notado y es lógico, si es que es normal. ¿Cómo se va a dejar de hablar de una mujer cuando cumple 40 años si ahí empieza lo mejor?
Todos hemos mamado del cine de Pedro Almodóvar, todos. Yo en mis primeros cortos imitaba a sus actrices como los pintores copian a otros pintores, es normal
Ha mencionado la crisis. A veces parece que del cine solo se ve el estreno, el triunfo, los Goya… Esta es una profesión donde solo un 8% viven de ella.
Es muy fuerte eso y está bien que el público lo sepa y que no se confunda con las alfombras. Que yo estoy harta de alfombras ya. Es que es un rollo. Se imita a una industria gigante, millonaria, que en parte nos pilla lejísimos y que no tiene nada que ver con nosotros. Con lo bonito que sería cuidar lo nuestro, que nos conocemos todos. Es una industria pequeñita. Ojalá el público de verdad conociese cómo es de verdad nuestra vida, cómo es la vida de los que nos dedicamos al cine, cómo es un rodaje, cómo se hace para que existan esas películas. Todo el mundo hace un esfuerzo enorme para que puedan simplemente existir. Yo creo que lo otro no rema a favor. Se confunde la profesión.
Después de un año como este, tan bueno, ¿hay resaca emocional y profesional, uno se plantea 'y ahora qué'?
No. Primero porque estoy en plena mudanza, que me encantan. Mudanza vital, que también es muy importante, pero también aterrizo mañana. Estoy felicísima con eso, así que ahora voy a dedicar este trocito de tiempo para mí, para aterrizar bien, abrir todas mis cajas, y luego ya estoy trabajando con Ramón Salazar, que va a hacer una absoluta maravilla el año que viene. Solo voy a decir que va de su tierra para dejar que la cuente él, que es el que lo tiene que contar. Pero vino, me leyó todo en voz alta y no sabéis lo que tiene entre manos. Os vais a volver locos.
Empieza la temporada de premios y con La Mesías está nominada a todo, ¿cómo se vive esa parte de la profesión?
A mí lo que más rollo me parece es lo de la ropa. Vuelvo a lo mismo. Eso es una energía y un tiempo que se puede dedicar a cualquier otra cosa que te interese. Si te gusta, guay, pero a mí no me interesa, así que ahí no me divierto. Y a mí, cuando no me interesa algo, se me nota muchísimo y se me hace más rollo. Pero los premios en sí son un alegrón, y más con La Mesías, porque o me toca a mí, o le toca a Macarena García, o le toca a Ana Rujas, por probabilidad [las tres, que interpretan al mismo personaje en diferentes edades, están nominadas al mismo premio en los Feroz]. Y va a ser el mismo subidón. Yo espero, si los premios son justos, que La Mesías se lleve todo, sobre todo mejor serie.
En el encuentro que tuvieron aquí 'los javis' con socios se preguntó algo que muchos dicen, que es que se parecen a Almodóvar. Usted ha trabajado con todos ellos, ¿entiende la comparación?
Creo que ellos hacen algo nuevo. Yo en mi vida he visto algo como lo que ellos hacen y cómo trabajan. Todos hemos mamado del cine de Pedro Almodóvar, todos. Yo en mis primeros cortos imitaba a sus actrices como los pintores copian a otros pintores, es normal. Pero son inspiraciones. 'Los javis' ven, leen y escuchan todo. Es brutal todo lo que saben.
Vídeo de la entrevista completa
Vídeo: Nando Ochando y Clara Rodríguez