Entrevista

Montxo Armendáriz celebra en Cannes los 40 años de ‘Tasio’: “El cine es cada vez más narcisista, como la sociedad”

Javier Zurro

Cannes —
17 de mayo de 2024 22:38 h

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Hace 40 años, Montxo Armendáriz debutaba en el largometraje de ficción con Tasio, la historia que trasladaba parte de la esencia de su documental Carboneros de Navarra, donde había retratado a las últimas personas que seguían elaborando carbón vegetal. En Tasio cogió a aquellos trabajadores y los condensó en un personaje protagonista al que seguimos en tres momentos de su vida, la infancia, la adolescencia y su edad adulta. También tres momentos de la historia de España y de la historia de un campo al que el cine español no prestaba atención.

Armendáriz logro atrapar el espíritu de aquellos hombres de campo, de su forma de vida, ligada a la naturaleza y llena de un humanismo que emocionaba sin subrayados ni efectismos. Era una película que desprendía pureza y que ha terminado por quedar como uno de los clásicos del cine español de las últimas décadas. Tanto, que su versión restaurada ha sido elegida para estar en Cannes Classics, la sección del festival que presenta clásicos de todas las cinematografías en sus mejores condiciones y que abrió con el histórico pase del Napoléon de Abel Gance. 

Minutos después de atender a la proyección, Montxo Armendáriz confiesa que no se cree que hayan pasado ya 40 años. Nunca ve sus películas una vez las acaba, pero que esta vez le ha tocado hacer una excepción. No lo hace, porque cuando ve las de otros directores puede fijarse en el encuadre y en lo que quieren contar, pero cuando ve las suyas, lo que ve es lo que ocurría fuera de campo. Las anécdotas, las personas que conoció y lo que vivieron, por eso se encuentra emocionado. Especialmente al acordarse de los que ya no están. Esta restauración, iniciativa de la Filmoteca Vasca y que posteriormente podrá verse en el Festival de San Sebastián, ha provocado también la unión de todos los que quedan en un grupo de WhatsApp.

Un rodaje que recuerda “duro e intenso” para una película “complicada”, y que se salía de la norma del cine español del momento. Una de las primeras con sonido directo y que se levantó gracias a Elías Querejeta, el productor al que el cine español le debe el descubrimiento de Saura o de Erice, entre otros. Armendáriz sabe “que el tiempo es el mejor crítico”, el que hace que una obra resista, y la inclusión de Tasio confirma que su película ha superado esa prueba. Entre otras cosas porque nos sigue apelando de la misma forma, aunque todo haya cambiado, de hecho él sabe que “el Tasio de entonces ahora sería imposible que existiera”. 

“Lo fundamental para mí, la filosofía que se sigue manteniendo y que quizás hace que la película tenga vigencia, es que él mantenía unos principios, unos valores de armonía y equilibrio con la naturaleza que yo creo que son fundamentales. Hoy estamos asistiendo a una sociedad bastante enferma y bastante desquiciada. Sobre todo con el medio ambiente, con la violencia a todos los niveles, desde las guerras, los genocidios, el propio abuso sexual o el maltrato. Todo esto ha ido en incremento. Hace 40 años nunca lo hubiera imaginado”, dice sobre la unión de Tasio con el momento actual.

Estamos asistiendo a una sociedad bastante enferma y desquiciada. Con el medio ambiente, con la violencia a todos los niveles, desde las guerras a los genocidios o el abuso sexual

Le sale el optimismo a pesar de todo y cree que todavía queda algún Tasio, “personas que defienden el medio ambiente, el mantener un equilibrio con la naturaleza, que no todo esté bajo el neoliberalismo, que piensan que el dinero no es todo, que están en contra de que el avance tecnológico absolutamente imparable sirva para poder dominar al otro”. Aclara que él siempre ha sido partidario del avance tecnológico, pero que ve un desvío en su aplicación desde hace 20 o 30 años, cuando se han empleado “para lo contrario, para hacer que aquel que tiene el dominio y el poder consiga tener todavía más sojuzgado a quien no lo tiene”. Es ahí donde ve a los Tasios, los “auténticos héroes anónimos que están peleando por unos valores que en el fondo eran los que él mantenía en otra época”.

Una carrera honesta

Hace 13 años que Montxo Armendáriz no dirige ningún largometraje. Desde No tengas miedo, título que en 2011 se adelantó a la conversación sobre los abusos con un filme sobrio e inteligente. A partir de ahí “bastantes proyectos que se han caído por el camino”. Tantos que no se atreve a decir si dirigirá de nuevo. Nunca le ha sido fácil. Su película más popular, Secretos del corazón, que fue nominada al Oscar a la Mejor película de habla no inglesa, estuvo ocho años en un cajón, pero nunca sabe si llegará el momento de volver a ponerse detrás de la cámara.

Podría haber hecho muchas más películas, pero su cine va a contracorriente, “al margen un poco de la industria y de lo que es el el gran bum de distribución”. “Lo que hoy día vende no es lo que yo estoy presentando, me dicen que eso no interesa, que les interesa la comedia o el thriller. Pero es lo mismo que me pasó con Tasio. Yo estuve un año buscando productor. No fue nada fácil hasta que alguien me dijo que había un loco como yo, y ese loco era Elías Querejeta, pero era una película que todo el mundo la veía irrealizable en aquellos momentos”, señala.

Ese cine actual que no casa con el suyo no le convence. Cree que en el cine actual hay “grandes películas, con imágenes que te impactan”, pero también muchas que sirven de metáfora perfecta del mundo que vivimos. “Los críticos hablan de obras maestras, y yo lo que veo es un cine cada vez más egocéntrico y más narcisista, un reflejo de la propia sociedad. Sí, son imágenes brillantes, son apabullantes, pero ¿qué me está contando? Yo me quedo con las historias sencillas, me quedo con la última de Kaurismaki y que se quiten las parafernalias que he visto por ahí. Yo sigo disfrutando del cine y creo que se sigue haciendo cine que está muy bien, pero la gran industria lo va copando”.

Un cine que a veces llamó a su puerta, pero en el que Montxo Armendáriz prefirió no entrar. Eligió ser fiel a sus principios y tener una filmografía corta y coherente en lugar de una larga a merced de modas y del mercado, y aun así, se siente afortunado: “No me quejo para nada de la fortuna que yo he tenido de poder hacer todas las películas que he hecho. Ninguna la he hecho en contra de lo que yo quería hacer. A mí eso me parece impagable, y me siento muy orgulloso de ello. Yo puedo vivir tranquilamente, sin grandes lujos y sin grandes beneficios, pero puedo vivir holgadamente para como vive hoy día la gente en ese sentido y he podido hacer, y sigo haciendo, aquello que me gusta”.