ENTREVISTA Chus Gutiérrez, cineasta

“Las mujeres hacemos cosas dentro de la cultura, la ciencia o la política, pero el patriarcado silencia sistemáticamente nuestros logros”

Ruth Toledano

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Inspirada en el círculo vital que comienza en su madre (una mujer con siete hijos que logró ser empresaria durante la dictadura franquista) y continúa en su hija (la actriz Alba Fernández), la cineasta Chus Gutiérrez desenreda algunos de los eslabones de la cadena de opresión que se ejerce sobre las mujeres y la discriminación de las que somos objeto. Lo hace en el documental Rol & Rol, que se ha presentado en el Festival de Málaga, en Valencia, en los cines Renoir de Madrid y, próximamente, en la Seminci de Valladolid. Y lo hace analizando la representación de las mujeres en los medios de comunicación (publicidad, prensa, cine y televisión), y cómo esta afecta a las estructuras de liderazgo y a los comportamientos emocionales, y políticos, de la sociedad.

Para ello se sirve de la experiencia y el testimonio de mujeres con una trayectoria profesional destacada en el ámbito de la política, la ciencia, el arte o los medios y la comunicación: Nouzha Skalli, Mª Teresa Fernández de la Vega, Mónica Oltra, Anna Serner, María Gimeno, Yolanda Domínguez, Lorena Muñoz e Icíar Bollaín, entre otras. Y se apoya en datos demoledores sobre la presencia y la relevancia de las mujeres en esos ámbitos. Su objetivo, transformar la sociedad y que su documental forme parte de un imprescindible motor de cambio.

Directora y guionista de cine, Chus Gutiérrez es una de las cineastas más reconocidas en España. Nacida en Granada en 1962, estudió cine en el City College de Nueva York y formó parte de la banda musical Xoxonees. Es socia fundadora de la Asociación de Mujeres Cineastas CIMA. Ha dirigido películas y documentales: en 1991 rodó en Estado Unidos su primer largometraje, Sublet, con el que ganó la Caracola de Oro en la Muestra Cinematográfica del Atlántico Alcances, en Cádiz. En España ha dirigido Sexo oral (1994) y Alma gitana (1995). El calentito (2005) es una película ambientada en la llamada ‘movida madrileña’ y Retorno a Hansala (2008) narra la problemática de la migración africana. Ha trabajado también como actriz en Te doy mis ojos, de Icíar Bollaín. Sus películas han participado en Festivales Internacionales como el de Venecia, Guadalajara o Toronto.

¿Cómo surge la idea de hacer este documental?

Vivir y observar lo que ocurre a mi alrededor siempre ha sido para mí la mayor fuente de inspiración. En 2008 rodé la película Retorno a Hansala en una aldea bereber de las montañas del Atlas, en Marruecos. Por casualidad, y no por una decisión consciente, resultó que la directora, la ayudante de dirección, la jefa de producción y otras personas con responsabilidad en el rodaje éramos mujeres. Las mujeres de Hansala eran en su mayoría analfabetas y cumplían roles clásicos dentro de la sociedad de la aldea. Observaron al equipo de grabación femenino en silencio y un mes después de nuestra partida decidieron acudir al Consejo de Ancianos de la aldea y comunicarles su voluntad de formar parte de él. El Consejo de Ancianos es el lugar de toma de decisiones sobre los problemas y necesidades de la comunidad. Cuando supe de esa toma de conciencia y de esa decisión me di cuenta de la importancia de los modelos y de la fuerza que tiene el poder identificarte con una igual.

¿Había abordado antes en su obra las problemáticas políticas y culturales que afectan a las mujeres? ¿Cree que este es el momento de hacerlo?

Cuando empecé a hacer cine a principios de los noventa no era consciente de la desigualdad y de la importancia que tiene contar el mundo a través de la mirada de las mujeres. Supongo que pensaba que ya vivíamos en igualdad, pero el tiempo ha confirmado que los cambios se producen muy lentamente y sí, creo que estamos en un momento en el que la sociedad demanda más velocidad. El planeta nos está pidiendo un cambio profundo y las mujeres y su forma de hacer las cosas tienen que formar parte de ese cambio. Como directora y como mujer, me siento comprometida en la lucha por la igualdad y en la construcción de referentes que nos ayuden a mujeres y hombres a crear una sociedad más justa, más completa y más diversa. Muchas otras mujeres están levantando la voz por una mayor y más constructiva representación de las mujeres en los medios, en el cine y en las distintas esferas de la comunicación.

Sin embargo, las cifras de esa representación siguen resultando desalentadoras.

Las mujeres y las niñas conforman el 51% de la población, pero los personajes femeninos están subrepresentados en las películas, en los programas de televisión, en los contenidos infantiles y en la publicidad. El ratio de representación es aproximadamente de 3:1. Creo que el problema no es que las mujeres no estemos haciendo cosas dentro de la cultura, la ciencia o la política, sino que el sistema silencia sistemáticamente nuestros logros y no nos visibiliza de la misma manera y con la misma contundencia que a nuestros compañeros varones. No pienso que sea premeditado o malicioso, simplemente ocurre, y por eso tenemos que estar alerta, cada una, cada uno, desde nuestra pequeña parcela de responsabilidad. Ser conscientes de lo que ocurre es el primer paso para cambiar cosas.

Rol & Rol es, por tanto, un documental de activismo feminista.

Soy activista en mi cine y en mi vida. No puedo separar lo que hago de lo que siento, y lo que me dice mi intuición es que cualquier aportación positiva tiene consecuencias. CIMA ha conseguido visibilizar el problema de la falta de mujeres en el audiovisual y poner en evidencia las estructuras de poder que las expulsa y les impide contar sus historias, su manera de entender las emociones y sus prioridades vitales. Como dice Eduardo Galeano: “Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo”.  

¿Ha encontrado dificultades para rodar este documental derivadas de esa naturaleza activista?

El patriarcado utiliza cualquier excusa para atacar a las mujeres y minimizarlas. Da igual lo que hagamos. Lo importante es tener claro el objetivo y no desfallecer.  Financiar este documental no ha sido fácil, pues la primera reacción de las televisiones era cuestionar por qué queríamos hacer otro documental de mujeres. Como si todos los documentales de mujeres fueran iguales y nosotras fuéramos clones. Obviando, además, mi trayectoria como cineasta y menospreciando mi posible aportación a un tema fundamental en nuestra sociedad. 

Una aportación que puede servir de referencia a las mujeres más jóvenes.

Hay una gran mayoría de mujeres, también de hombres, que quieren un cambio. Pero no es tan fácil. Por eso este documental, para ser conscientes de dónde estamos. Es verdad que han cambiado muchas cosas, no estamos como hace cien años, pero en realidad el patriarcado sigue ejerciendo a sus anchas. Para mí lo importante es ser conscientes de dónde estamos y que tenemos que seguir. Porque mi sorpresa es que las jóvenes creen que estamos en el máximo de la lucha, que hemos llegado a la igualdad y que ya está, que vamos a la manifestación el 8 de marzo y estamos genial. No, no estamos genial. Hay una cosa impresionante que no aparece en el documental, un dato increíble: de mil estudiantes en toda Europa de carreras tecnológicas, que van a ser el futuro, donde se estructurará todo (matemáticas, físicas, ingenierías, químicas, etcétera), solo hay 29 mujeres. Entonces, ¿cómo se va a construir el futuro?, ¿desde qué punto de vista? Cuando tú quieras acceder a un trabajo, cuando tengas una entrevista, ¿cómo te va a seleccionar el algoritmo? Porque todos los datos habrán sido metidos por hombres.

Las mujeres seguimos siendo valoradas y juzgadas por cuestiones ajenas a nuestro trabajo.

Exacto, es una manipulación del personaje para despistar, para no hablar de lo realmente importante: de lo que has aportado tú a la sociedad, a la investigación, al cine, al periodismo... Eso pasa a un segundo plano y entonces no eres considerada como un ser admirable. Se habla de cosas que no tienen nada que ver con tu parte profesional. Se desvía la atención. Pero creo que estamos en un momento maravilloso para seguir luchando, para pensar e intentar profundizar, para ver cómo podemos hacer cambios. Y ahí los medios de comunicación tienen una responsabilidad increíble. Para cambiar miradas y dejar de reproducir clichés. Tienen una enorme responsabilidad en la creación de modelos.