España. Mediados de los ochenta. Un grupo de amigos liderados por el carismático y embaucador Xavier Font llega a Ibiza dispuesto a cumplir su sueño de dedicarse a la moda. Entonces no eran conscientes de que aquel plan iría mucho más allá. La aparición del productor musical José Luis Gil, que vio en ellos potencial para formar un grupo, cambió su vida para siempre. Aquella pandilla no tenía ni idea de cantar, pero se lanzaron a por ello y su aventura les llevó a revolucionar las discotecas y llenar estadios en Latinoamérica. Así fue como Locomía se convirtió en un fenómeno que duró ocho nocturnos años en los que convirtieron sus abanicos en su sello de identidad, y cuya aventura se vio truncada por la lucha de egos entre la banda y su mánager.
Movistar Plus+ estrenó el año pasado una valiosísima serie documental que contó los antagónicos puntos de vista de sus implicados; y que sirvió para arrojar luz sobre la “guerra”, como así la definió su director Jorge Laplace (23 disparos), en la que derivó su singular y fugaz estrellato. La contienda va a contar con una segunda vida en forma de película en la que Jaime Lorente y Alberto Ammann encarnan a sus principales valedores, en la piel de Font y Gil, respectivamente. Kike Maíllo (Toro, Eva) es el director de este largometraje que ya ha alcanzado el ecuador de su rodaje; esta semana en el hotel Bruc de Barcelona. En él están recreando la discoteca ibicenca KU que Locomía convirtió en el hogar y trono de sus particulares shows.
“Encontramos este emplazamiento y lo hemos tuneado para que se pareciese lo más posible al original. Hemos intentado que fuese vistoso para lo que son nuestros ojos de hoy”, explica el director a los medios entre los que se encuentra este periódico en una jornada de grabación que se ha visto truncada por indisposición de su actor principal.
Están rodando el arranque de la película, mostrando a ese grupo de jóvenes antes de su lanzamiento al estrellato con ellos “disfrutando de la vida, el exceso y de quemar su juventud”. Los encargados de encarnarles son Alejandro Speitzer, Pol Granch, Javier Morgade, Albert Baró y Gonzalo Ramírez. Y Blanca Suárez, en la piel de Lurdes Iribar, la quinta integrante en la sombra de Locomía.
“Ella es la gran desconocida y la película va a descubrir tanto quién era ella como el lugar que tuvo en la formación del grupo. Estuvo con ellos hasta que por motivos comerciales se le invitó a echarse a un lado y continuar, pero desde otro lugar”, comparte la actriz, para la que todo apunta –y ella misma reconoce– este título se aleja de sus trabajos previos. “Era la más tranquila, sosegada, cuidadora y responsable dentro de un grupo cuya acción se desarrolla en su mayoría en la Ibiza de los ochenta, así que era tranquila dentro de unos parámetros que no son los mismos de hoy en día”, añade.
Suárez comenta que la citada docuserie fue la que le permitió descubrir que “detrás de estos cuatro señores que hacían cosas con abanicos había un historión”. El grupo contó con etapas sucesivas, aunque en ninguna han alcanzado el nivel de éxito y repercusión de la primera. La formación actual actuará este sábado en el Love the 90s Festival que se celebra este fin de semana en el Recinto Ferial IFEMA de Madrid.
Unos ochenta que resuenan en el presente
Maíllo expresa que el proyecto nació hace tres años y que su afán es abordar “la humanidad que hay detrás de esta historia. La película habla de la amistad, de las familias escogidas, de cómo hay un momento en el que encuentras un grupo en el que te puedes expresar como quieres”. Y todo ello enmarcado en la España de finales de los ochenta con una coyuntura concreta: “Se llegaba al clímax del aperturismo frente al ostracismo que habíamos vivido durante décadas. Hubo una explosión de libertades que se concretó mucho con la Movida y lo que estaba pasando a nivel musical en diferentes escenas como la vasca y la catalana”.
“La desaparición del tabú, el poder reivindicarte, explicar quién eres, tener tu propio sentido del romance y la sexualidad” son otros de los temas que se abordan en el largometraje. “Vengo de hacer un cine un poco más serio y aquí tengo la oportunidad de vivir el exceso, porque la película trata sobre él”, reconoce Maíllo. El relato se aterriza en su recorrido desde el nacimiento a la destrucción de Locomía, una “aventura que quedó malograda por las ambiciones, los egos, las personalidades y los caracteres. A la hora de dar el salto a Latinoamérica, se cargaron el juguete ellos mismos”.
La película cuenta con un componente nostálgico clave para aquellos que vivieron en primera persona el éxito del grupo, pero también busca conectar con audiencias más jóvenes: “Estamos intentando que sea contemporánea y confío en que sus temas están muy vigentes: la homofobia, vivir tu ida como quieras. Son gente que está reivindicándose en un momento en el que no les dejan vivir. Para comprar su éxito tenían que negar que fueran gays, no podían hablar de ello en entrevistas”.
Alejandro Speitzer (1995) y Pol Granch (1998) pertenecen a esa generación de nuevo público al que fascinar con la intrahistoria de Locomía. El primero coincide con la postura del director: “La película puede conectar muy bien con la inquietud que tenemos los jóvenes de querer ser tantas cosas y no estar en un mismo sitio. Es divertida, habla de la vida y de esta montaña rusa de cuando crees tenerlo todo y de pronto nada”.
El actor se mete en la piel de Carlos Armas –al que en la cinta han otorgado el nombre ficticio de Julio–, papel que fue recibido con júbilo en su casa: “Cuando le conté a mi madre que me había llegado esta prueba, me dijo que estaba enamorada de mi personaje. ¿Cuánta veces en la vida voy a poder hacer un personaje del que mi madre estaba enamorada? Ha sido casualidad”.
Su madre le valió para ahondar en la figura de Locomía: “Me habló de su desparpajo, arrojo y la posibilidad de ser tantas cosas en un momento de la vida en el que se nos sigue etiquetando y tienes que ser o una u otra”. Ellos de pronto salían como samuráis, hombreras, abanicos, trajes. Granch resalta que “tiene mucha realidad” y que no solo se han quedado en lo luminoso de sus luces: “Se ve lo mal que lo pasaron y todo lo que a la vez tuvieron que hacer para esconderse y expresarse como ellos eran”.
Suárez destaca que el caso de Locomía destacada por lo auténtica que fue su propuesta, y lo mucho que dista de la naturaleza de los grandes nombres actuales. “Vivimos en la era en la que se está perdiendo la identidad y personalidad de los artistas. Todo se está masificando. Este es el ejemplo de un grupo con una personalidad arrolladora, que te puede gustar u horrorizar, porque eran superpeculiares visualmente. Eran un producto, pero un producto único. Eso es lo más increíble y lo que perdura”, defiende.
Protagonistas implicados
Como ya ocurriera en el documental de Movistar Plus+, la película está contando con la implicación de sus protagonistas reales, que han trabajado con sus intérpretes visitando incluso el rodaje. Maíllo escribió el guion junto a Marta Esteban y, para ello, lo primero que hicieron fue ponerse en contacto con ellos, y entrevistarles. “Lurdes, Xavi y José Luis han estado muy metidos en película. Han ido viniendo a la grabación”, cita.
“Al tener conversaciones con ellos, hemos intentado ser comprensivos con todos. Nuestro personaje protagonista [Font] es seguramente el más capullo de todos, pero es un capullo al que quieres, o al menos eso es lo que estamos intentando. Y es un reto porque normalmente las películas tienen como líder alguien con quien es fácil empatizar porque tiene un problemón, etc. Pero aquí no”, argumenta.
“Ha habido mucho trabajo por nuestra parte por llevarlo a un lugar en el que entiendas cuáles son sus procesos”, suma, “la película está llena de grises porque es la historia de un fracaso. De algo que se crea, que de pronto gusta y tiene una secta de fans... Y que ellos mismos, por su ambición y pensar que ellos eran 'la' cosa, acaban cargándosela”. Además, insiste en que no es un filme que busque “rendir homenaje a Locomía. No pretende reivindicar a un grupo desde la perspectiva artística, sino desde la humana”.