La Familia Solé llegaba a Reikiavik después de haber viajado por Berlín, por Los Ángeles, por Nueva York y por Londres. Los recolectores de melocotones que Carla Simón creó basándose en su historia personal paraban en Islandia para competir por el premio a la mejor película europea del año. Era otro logro más de Alcarràs, que tras el Oso de Oro histórico conseguía también tres nominaciones de la Academia de Cine Europeo, unos galardones donde el cine español suele tener nominado a Almodóvar, pero donde no es tan fácil que otros de nuestros realizadores entren entre los finalistas. Sin ir más lejos, este año Rodrigo Sorogoyen o Albert Serra no consiguieron la nominación.
La hazaña de Alcarràs no pudo completarse, y la película de Carla Simón no materializó ninguna de sus tres opciones. Una ya se sabía desde el día anterior, el premio que otorgaban los universitarios europeos que fue para Eo, el humanista filme de Jerzy Skolimowski. Los otros dos -guion y película- se descubrieron en una ceremonia que coronó a El triángulo de la tristeza, la sátira contra los ricos de Ruben Östlund, que logró todos los premios a los que optaba Mejor actor, Mejor guion, Mejor dirección y Mejor película.
Pleno para la escatológica, provocadora e hilarante película que sigue su camino triunfante tras ganar la Palma de Oro y comienza su carrera por el Oscar, donde su distribuidora, Neon, va a apostar por ella en las categorías importantes. El director dedicó su premio a la Mejor realización a la joven actriz Charibi Dean, fallecida hace unos meses. En el de guion se dedicó a sus rivales para decirles que seguro que ganaban “muchos de estos” en el futuro en un gesto propio de un director que vive cada premio como un nuevo show.
Excesivo botín contando el nivel de sus competidoras, especialmente el de mejor actor para Zlatko Burik, una interpretación divertida y efectiva, pero lejos de la capacidad de conmover de otros candidatos como Paul Mescal, por Aftersun; o el jovencísimo Eden Dambrine, que en su primera interpretación en Close ofrece un trabajo mucho más complejo. El filme de Lukas Dhont fue el gran derrotado, aunque pocos dudan que el belga estará en esta ceremonia con sus próximos filmes. Es uno de los talentos más prometedores del cine europeo y con su segundo filme lo confirma.
El cine español no se fue de vacío, El buen patrón logró el premio a la Mejor comedia del año, un galardón que recogió el productor del filme Jaume Roures ironizando con que su película no era una comedia y el director, Fernando León de Aranoa, que un año después de arrasar en los Goya suma un nuevo galardón a su ácida mirada a los empresarios e España.
Alcarràs, al menos, se fue con una nueva nominación, la de los Premios Lux, que se entregarán el próximo junio tras un proceso de meses donde las nominadas se proyectarán al público de toda Europa. Un galardón del Parlamento Europeo en el que será el público quien premie aquellas película que mejor ilustre la universalidad de los valores europeos, la diversidad de la cultura europea o traten sobre el proceso de construcción de la Unión Europea. Los rivales de Alcarràs se revelaron durante la ceremonia. Close, Triangle of Sadness, Burning Days y Fogo Fatuo completan el quinteto.
La otra opción para el cine español estaba en la categoría de Mejor actriz, donde Penélope Cruz optaba al premio por Madres paralelas. La ganadora fue Vicky Krieps, que dedicó el premio desde casa y en chándal “a todas las mujeres que necesitan ser vistas y escuchadas, que tiene que liberarse y curarse de las heridas que cargamos desde hace generaciones y que debemos curarlas para que hombres y mujeres caminemos juntos de nuevo”. Krieps realiza un trabajo impresionante como Sissi en la revisionista versión que Marie Kreutzer ofrece en La emperatriz rebelde (Corsage). Un discurso que enlazó con el del premio de honor, Margarethe von Trotta, que subrayó que era la tercera mujer en ganar el premio en toda la historia de los galardones. “Esto está cambiando, el momento de las mujeres ha llegado, pero tranquilos, lo superaréis”, les dijo a los hombres con ironía en su discurso.
Uno de los momentos más emotivos fue el galardón al Mejor documental, que ganó de forma póstuma Mantas KvedaraviÄius por Mariupolis 2, película terminada de montar por la mujer del realizador, fallecido en la invasión de Rusia a Ucrania. Una película que muestra el horror de la guerra captado hasta el momento de su muerte por el documentalista lituano.
Además de los premios ‘gordos’. La Academia entregó los técnicos que ya se sabían. Allí la triunfadora fue Sin novedad en el frente, la película alemana producida por Netflix que logró los premios de maquillaje y peluquería y efectos especiales. The quiet girl se llevó la mención a la Mejor fotografía, mientras que Burning days la de Mejor montaje. Eo se llevó el premio a la mejor banda sonora y The hole el de Sonido.