El 1 de septiembre de 2012 estaba marcado en rojo en el calendario de toda la industria del cine. Era el día que el IVA cultural entraba en vigor. La cultura, y por tanto las entradas de cine, no habían conseguido quedar exentas de esta subida, aunque el sector había pedido que así fuera. El PP no les hizo caso, y consumó un aumento del 8% al 21% que muchos vieron como una venganza por el lejano “No a la guerra” de casi diez años antes. Todos preveían lo peor y unas consecuencias terribles para el sector cinematográfico.
El primero en enfrentarse al IVA cultural fue un arqueólogo animado llamado Tadeo Jones. El personaje creado por Enrique Gato saltaba al largometraje después de conquistar el mundo del corto y lo hacía de la mano de la todopoderosa Telecinco Cinema. Era una de sus apuestas más fuertes del año. Para ella habían reservado la fecha que más gusta en la empresa (el último fin de semana de agosto) y una campaña publicitaria ambiciosa. Nadie esperaba que Tadeo Jones se iba a tener que batir contra un enemigo sorpresa llamado IVA cultural.
La película se estrenaba el 31 de agosto, y un día después el IVA ya estaría haciendo estragos. Sin embargo, Tadeo Jones se impuso al aumento del impuesto. Prácticamente ni lo notó. Eso sí, el Gobierno ingresó casi el doble de lo que esperaba con las entradas vendidas por el filme que planteaba una parodia para toda la familia de Indiana Jones. En su primer fin de semana se hizo con el número 1 con casi 3 millones de euros, y al final de su carrera superó los 18 y llegó a los 60 en todo el mundo. Era cuestión de tiempo que Telecinco diera luz verde a una secuela.
Como los tiempos en la animación van a su ritmo, la segunda parte de Tadeo Jones llegó cinco años después, en 2017 y con el IVA a las entradas de cine todavía presente, porque aquella medida temporal se enquistó confirmando su carácter ideológico. A la secuela tampoco le hizo mella, y en verano de 2017 logró otros 17,5 millones. Cuando la primera parte se estrenó, Netflix no existía en España, las plataformas eran solo para los zapatos y los cines estaban de moda. Ahora el arqueólogo tiene que demostrar que puede con todo, también con una crisis que desde la industria confían en que empieza a remontar a partir de ahora. Tadeo Jones y la tabla esmeralda es el primero de los grandes estrenos del cine español que intentarán resucitar una taquilla en donde solo Santiago Segura consigue triunfar.
Enrique Gato cree que “no hay ningún estreno tranquilo”, pero tiene muy clara la imagen de aquel que estuvo marcado por el IVA cultural al 21%. “Que si me acuerdo… era nuestra primera película, no sabíamos cómo iba a salir aquello y unos meses antes del estreno nos enteramos de que subía y te tirabas de los pelos. No sabías muy bien qué iba a suceder con todo aquello. Por suerte fue una historia con final feliz. Pero lo pasamos muy mal pensando que bastantes handicaps teníamos ya con lanzar una película y con conseguir que la gente se enterara de que existe, como para encima pelear contra ese tipo de cosas que no tienes ningún control sobre ellas”, explica el director.
Era nuestra primera película, no sabíamos cómo iba a salir aquello y unos meses antes del estreno nos enteramos meses que subía el IVA y nos tiramos de los pelos
Siguiendo la norma, han pasado otros cinco años hasta que la tercera entrega se ha completado. Su estreno viene otra vez con la sombra de la crisis acechando. “Siempre hay algo por ahí en medio y tienes el nudo en el estómago sin saber muy bien qué va a pasar”, dice Gato para dejar claro que “no hay ningún estreno tranquilo”, pero reconoce que la situación actual es bastante compleja. “Seguimos con la taquilla muy lastrada y con la sensación de que la gente no termina de volver a las salas como lo hacía antes de la pandemia. Y aunque es verdad que este verano se ha recuperado bastante y tenemos ejemplos muy buenos de películas que han funcionado muy bien este año, todavía estamos muy por debajo de lo que sucedía antes de la pandemia. Veremos a ver qué respuesta tenemos del público y ojalá que esta sea una de las películas que la gente considera para ir a las salas”.
Una nueva entrega en la que Tadeo viajará a París —donde se desarrolla gran parte de la trama— y por medio mundo buscando una tabla con una maldición tan temible que hasta Napoleón quiso enterrarla. Junto a él los personajes de siempre, incluida Momia, la revelación de la segunda entrega que aquí adquiere más protagonismo y se convierte en el alivio cómico del filme y a la que se unen nuevos personajes como Ra-Amon-Ah, otra momia que les acompañará.
Un informático cinéfilo
Enrique Gato no iba para director. Él era un estudiante de informática apasionado del cine que empezó a coquetear con los cortometrajes, aunque ya con Tadeo Jones como protagonista. En 2006 y en 2008 ganaba el Goya al mejor corto de animación, pero todavía ni se planteaba vivir del cine. “En aquel entonces no me imaginaba ni que iba a poder ser director. No sabía a qué apuntaba mi vida por aquellos años. De hecho, mi primera vocación fue la informática. Fíjate lo desviada que empezó mi carrera profesional con respecto a esto y el tiempo que tardé en darle forma, hasta que me di cuenta de que podía ser director de cine, una cosa que, de pequeño, no tienes en la cabeza que puedes llegar a hacer”. En la animación encontró “una conexión entre el mundo tecnológico y el artístico”, y así empezó una carrera que ya va por su cuarta película.
Una de sus principales preocupaciones es que los adultos no se aburran viendo las películas de Tadeo Jones. Como padre se cabrea cuando nota que una película solo piensa en los más pequeños. Por eso siempre ha contratado a guionistas que vienen del mundo de la comedia. En esta ocasión son Manuel Burque y Josep Gatell en una entrega que es la que “más esfuerzo se ha puesto para que el adulto tenga una sensación de que la película es para él”. Por eso hay “un trabajo enorme en que los adultos tengan su propia lectura”.
El director cree que Tadeo tiene cuerda para rato, porque siempre hay temas que pueden tratar en una película. Pero también asegura que no quiere “forzar”. “Esta tercera entrega ha costado mucho. Ha costado averiguar qué queríamos contar con ella y encontrar algo que fuera digno de la franquicia. Llegué a pensar en algún momento que no iba a existir, porque no dábamos con algo lo suficientemente potente. Quién sabe si eso nos pasará con una cuarta, pero de momento la perspectiva es buena y tenemos la sensación de que la gente todavía mira a la franquicia con cariño y esperando que sucedan esas películas”. La respuesta, en una taquilla a la que Tadeo quiere vencer de nuevo con la misma contundencia que hace diez años.