La Paz, 11 oct (EFE).- La creación de artistas bolivianas desde el siglo XIX a la época actual, el nexo femenino con la Madre Tierra, la reivindicación social de las mujeres a través del arte y un homenaje a tres grandes gestoras de la cultura de Bolivia son parte de una muestra que busca poner en relevancia ese aporte hasta ahora invisibilizado.
“Creadoras. Mujeres artistas en Bolivia” es el nombre la exposición que inaugura este miércoles el Museo Nacional de Arte (MNA), en coincidencia con el Día de la Mujer Boliviana.
En la muestra se incluyeron obras de un centenar de artistas, entre las que son parte de la colección del museo y otras contemporáneas, explicó a EFE el director del MNA, Iván Castellón.
“Es una exposición en la que participan exclusivamente mujeres”, y “con distinta formación artística, filosófica y estética”, señaló.
Entre ellas están las icónicas Marina Núñez del Prado, María Luisa Pacheco e Inés Córdova, y también artistas “emergentes, jóvenes”, como la fotógrafa Wara Vargas o la pintora Rosmery Mamani.
Las invisibles
La exposición es producto de un trabajo arduo de investigación y debate de varios artistas y curadores, hombres y mujeres, señaló la directora de Museos del MNA, Jackeline Rojas.
“Lamentablemente hay muy poco sobre el arte hecho por mujeres. Los libros de historia del arte destacan mucho el aporte de los grandes genios bolivianos, pero de las mujeres es muy poco”, dijo Rojas a EFE.
Según Rojas, el deseo de las mujeres por involucrarse en la creación artística surgió antes de la fundación de la república y luego fue “una lucha de ellas tanto por su formación académica, como por hacer obras empíricas”.
“En ese contexto desde mediados del siglo XIX y parte del siglo XX, la mujer podía aspirar sólo a ser ama de casa, o esposa”, explicó.
Cuando se permitió a las mujeres ser maestras, “se abrió una veta” a su participación pública, pero fuera de eso, no había más y por eso “se ha visto como muy poca cosa e incluso se ha tildado de arte menor a la producción de las mujeres artistas”, lamentó.
Con esa base se hizo una recopilación histórica de las obras resguardadas por el MNA en 57 años para armar la muestra, en la que se las ha puesto “a dialogar con las obras actuales” que se eligieron mediante la convocatoria “Mujeres Creadoras”.
“Entonces es un diálogo con nuestro pasado, con el presente y con una ansia de seguir dando lugar a este flujo creador para que nuevas propuestas puedan surgir”, añadió.
De mujeres para mujeres
La elección de la fecha para inaugurar la muestra “no es casual”, pues se pensó “justamente para darle mayor realce” al Día de la Mujer Boliviana, según Castellón.
Recordó que la conmemoración se instituyó durante el Gobierno de Lidia Gueiler en 1980, en homenaje a la poetisa Adela Zamudio, considerada una de las precursoras del feminismo en Bolivia.
Precisamente Zamudio será homenajeada en una “sala inmersiva” junto a Josefina Reynolds y Gloria Serrano, por “su aporte a la historia del pensamiento social en Bolivia”, en uno de los cuatro lineamientos propuestos en la exposición.
Otra de las líneas, que es la que abre la muestra, es el “nexo entre Madre Tierra y Mujer”, donde destaca una escultura enorme de una mujer hecha con lanas de colores que representa los cuatro elementos, la luna y un árbol que extiende sus raíces por el techo de la sala.
También resaltan unos tejidos indígenas, además del mural cerámico “Pachamama” de los laureados artistas plásticos Inés Córdova y Gil Imaná, con quien se hizo la excepción de incluir a un hombre en la muestra, ya que la pareja fue la máxima expresión del “Chacha Warmi”, la dualidad hombre-mujer en la cultura andina.
Para Castellón, una de las líneas más fuertes es la de las reivindicaciones femeninas, ya que en diversas instalaciones las artistas abordan temas como la discriminación sufrida por las indígenas cuando migran a las ciudades, o la violencia contra las mujeres.
Una de las instalaciones muestra una pollera verde, la amplia falda parte de la vestimenta característica de las cholitas aimaras, que aparece suspendida sobre ovillos de lana, rocas con palabras significativas, además de ojotas o sandalias hechas de neumáticos que suelen usar los indígenas bolivianos.
El tercer lineamiento ofrece un recorrido cronológico a la producción de las artistas desde fines del siglo XIX hasta la actualidad, siendo el “Retrato de la Señora Esslinder” (1893), de Elisa Rocha de Ballivián, la obra más antigua de la muestra.
Castellón consideró que el museo se convirtió en un “Parlamento donde las mujeres dialogan entre ellas y con el público”.
Gina Baldivieso