La cultura y el arte sufren en España “una pérdida inmensa generación tras generación” porque gobierna el sector desde los despachos una “élite mediocre que solo quiere enriquecerse vía concurso televisivo”, afirmó el músico español Santiago Auserón, quien cree que “hay que luchar contra eso”.
“España se ha dejado llevar en lo artístico y lo musical como en todos los terrenos por esa mentalidad de la especulación financiera y riqueza fácil”, consideró el artista en una entrevista con Efe en La Habana, donde esta semana acudió al foro Cubadisco y actuó en el Teatro Bellas Artes.
Para Auserón, quien no considera la música “ligera y fácil” una enemiga, programas como el televisivo Operación Triunfo, convertido en un fenómeno social tras regresar a las pantallas en 2017, ilustran el afán de “controlar a la cantera”.
“Cuando la música está regida por los intereses del negocio, cuando se doblega y quien comanda es el tipo que está en los despachos, generalmente medio sordo a la calidad musical pero muy ávido de ganar dinerito fácil, tenemos una pérdida cultural de gran importancia”, sostuvo.
Esa falta de circuito para los músicos sin éxito inmediato lleva, a su juicio, a que desde los años 60 se haya perdido el talento de quienes aportaban algo interesante pero abandonaron “los trastos” porque no podían ganarse la vida.
Una exigencia comercial también aplicable al reguetón, cuya “simplificación comercial conlleva un empobrecimiento”.
El exlíder de la mítica Radio Futura y Juan Perro, doctor en Filosofía y eterno estudioso de las raíces musicales, esquiva la crítica fácil hacia el género que arrasa en Latinoamérica, al que considera “una simplificación excesiva y reiterada de algo muy importante, la matriz del ritmo sincopado”.
“Un uso de la célula mínima de la síncopa sin entender toda la riqueza que la encadena a otras músicas, al pasodoble ibérico, a la habanera o al reggae jamaicano (...) conlleva un empobrecimiento”, indicó Auserón.
Así, propone no usar esa “humilde célula rítmica” solo para “perrear y mover el culo (con perdón) y decir barbaridades machistas y provocaciones sexistas”, sino “como un pequeño caleidoscopio a través del que mirar más lejos”.
Eso fue lo que Radio Futura hizo en 1984, cuando discutían en su furgoneta “cómo hacer sonar el verso en castellano de manera fluida y natural, que el rock sonase bien en nuestra lengua natal” y acabaron viajando a Cuba, “donde se produce ese encuentro natural entre la lengua y el ritmo”.
Comenzó entonces una íntima relación de ida y vuelta entre la isla y Auserón, hoy uno de los mayores investigadores y divulgadores del son y los ritmos afrocubanos cuya pulsación encuentra ligada al rock. Pocos saben que a él le debe España haber conocido a Compay Segundo, o que el primer disco de Juan Perro se grabó en La Habana.
“Fue una revelación, primero por la lengua, nada más llegar a La Habana encontrar un rostro negro que hablaba como mi abuela, con los mismos dichos, picardía, la misma inteligencia antigua del lenguaje... Y en cualquier rincón de la isla ver músicos de una calidad excepcional”, relata.
Ha seguido viniendo a Cuba en las tres décadas siguientes porque su aprendizaje como escritor -le fascinan los ecos modernistas de la vieja trova- y cantante “ya está indisolublemente unido al porvenir” de los ritmos cubanos, donde ve el futuro de la música en español.
En una época en que la furibunda reacción de los “ofendidos” obliga a repensar cómo se expresan las cosas, Auserón replica que “a estas alturas” no necesita enarbolar una defensa de la libertad de expresión porque solo concibe expresarse como le dé “la real gana”.
Pero reconoce que alguna de sus letras antiguas hoy sería políticamente incorrecta, como en “Corazón de tiza” (1990), donde un niño dice a una niña que le va a pegar una paliza por pintar un corazón con su nombre dentro.
“Cuando las consignas se convierten en máximas, en el arte popular suelen traer resultados nefastos. Quizá ahora mismo ya no escribiera 'te voy a dar una paliza' pero si uno entiende la letra, hablan dos niños, es una amenaza infantil sin trascendencia. Dicho esto, todos estamos comprometidos en la lucha contra el maltrato, es una sangría indecente”, espeta.
El rockero nunca ha dejado de trabajar. En breve sacará un disco con la Sinfónica de Murcia que resume su trabajo con orquestas españolas en los últimos años desde una “lectura vanguardista” de su repertorio, y en unos meses se publica su tesis doctoral sobre la música en Grecia antigua y el papel de ésta en el origen de la filosofía.
También planea, si se lo permite “el mercado”, centrarse en su banda, un sexteto extraordinario que “echa candela”.
Y siempre, volver a Cuba, donde “de incógnito”, mochila y cuaderno en ristre, espera escribir las canciones de ese “disco por venir”.