La premio Nobel de Literatura, Svetlana Alexievich, tardó décadas en enfrentarse a la crónica de lo que había visto en Chernobyl. Según ella, escribiendo tan pronto de los acontecimientos traumáticos, tenía más posibilidades de “deslizarse a la banalidad. A la banalidad del horror”. Sin embargo, hoy en día hay eventos que si no se transcriben a tiempo real corren el riesgo de ser manipulados o enterrados por bulos. Y con esta intención, la columnista Rosa María Artal ha recogido los de la crisis del coronavirus en su libro La bolsa o la vida, publicado por Roca Editorial.
Abordando con detalle los hechos políticos del antes y el durante de la pandemia, Artal desarrolla una macro-crónica urgente lanzada antes de que termine el estado de alarma. Desde los primeros días de 2020, la formación del Gobierno de coalición, el debate nacionalista y la previa del 8M hasta hoy, cuando la oposición ha pedido el pase adelantado a la “nueva normalidad” dando a elegir entre la economía y la salud, “la bolsa o la vida”. Para Artal, “una trampa neoliberal que no deberíamos permitir”.
¿Qué tal ha llevado este confinamiento?
Pues ahora mismo tengo obras en el piso de abajo y en la calle, así que fenomenal (ríe). El confinamiento es muy duro, pero era absolutamente necesario porque ha sido el factor que más ha funcionado para atajar el virus.
¿Y cómo se evadía para que le resultase menos duro?
He estado todo el rato escribiendo un libro (ríe). Luego he paseado siempre que se ha podido y, cuando no se podía, al menos salía a comprar. He escuchado mucha música para relajarme, que me encanta. Ah y he estado más que nunca en Twitter, tuiteando y leyendo tuits.
Ha surgido mucha literatura de urgencia durante la pandemia. ¿Cree que haría falta algo de distancia para analizarla mejor?mucha literatura de urgencia durante la pandemia
En un momento así merece la pena estar informado e informar. La editorial vio mis artículos y tuits, me animó a ello y me gustó mucho hacerlo. Fui viendo de qué modo se avisó todo y cómo iba creciendo tanto la pandemia como el otro virus que ha sido la oposición política y mediática tan depredadora, tan espantosa. Es muy curioso que empezásemos el año celebrando un “¡Feliz 2020!”, cuando muchos entraron ya en pie de guerra. Desde el punto de vista político, se veía todo lo que se nos venía encima.
¿En qué consiste la trampa de elegir la bolsa o la vida, que da título al libro?la bolsa o la vida
Es la versión neoliberal del atraco de la bolsa o la vida, pero entre la economía y la salud, y el asunto es que no habría que elegir. La actividad económica por supuesto que es necesaria, pero preservando la salud. Un estudio de prevalencia ha estimado que, si no se hubiera parado la economía, habrían muerto casi 400.000 personas y hubieran hecho falta 110.000 camas de UCI. Para hacerse a la idea, el coronavirus nos pilló con 4.000 camas en toda España. Me da mucho miedo los que dicen que ya ha pasado, porque no es verdad: ayer había 144 personas ahogándose en las UCI.
Hay temor a una crisis como la de 2008, por eso algunos eligen la bolsa. ¿Es una comparación acertada?
Se ha paralizado la actividad económica de todo el mundo, prácticamente, y eso no había ocurrido nunca. En ese sentido es mucho más grave que la de 2008. La gran diferencia es que sigue habiendo millones de personas vivas, con ganas de vivir y con necesidades, desde comer hasta estudiar y tener ocio. No tengo dudas de que la actividad económica se va a reactivar, porque no ha sido la quiebra del capitalismo que fue 2008, ha sido una enfermedad mundial.
Lo fundamental es aprender de esta experiencia, incluso de lo que pasó entonces, de cómo nos timaron. Ahora se puede empezar a funcionar de otra manera. Por fuerza hay que hacerlo de otra manera. Y no me refiero a la economía financiera, sino a la que sirve a las personas. El problema es que no quieren, claro.
¿Cómo define la actitud de la oposición durante la pandemia? ¿Esperaba una colaboración silenciosa, como ha ocurrido en otros países?
No me ha sorprendido en absoluto. La oposición que ha hecho la derecha española, política y mediática, va a pasar a la historia de la infamia de los pueblos. Esa actitud es lo más terrible que le puede ocurrir a una sociedad debilitada. Piensa en la teoría de La doctrina del shock, de Naomi Klein. Cuando una sociedad es vulnerable es más fácil que la manipulen. Se han aprovechado de eso para intentar tumbar al Gobierno y no tienen el menor escrúpulo. Como cuando les intentan cargar los muertos de las Comunidades Autónomas, en especial la masacre en Madrid. Es muy grave porque si ese tipo de seres humanos deplorables llega al poder, ponen en juego nuestra salud.
Ha pasado con el 8M. En la crónica habla de cómo la marcha de 2018 pasó de ser un referente mundial a que este año haya sido el objetivo de una investigación judicial. ¿Pone eso en peligro los avances del feminismo?
Querían cargarse el feminismo, lo han querido siempre, y han encontrado esa excusa. Me parece delirante lo que han hecho con el 8M. Hubo manifestaciones en todo el mundo. Por ejemplo, el gobierno francés dijo que prohibía las reuniones de más de mil personas salvo las manifestaciones porque eran de interés público. Que sólo la oposición española, judicial y mediática, haya usado esa razón, nos sitúa en un escenario muy preocupante.
El futuro se debate ahora entre crear un mundo más justo y más sensato, o dar una vuelta de tuerca a un capitalismo prácticamente fascistoide. Y España vuelve a ser adalid de esa tendencia. Que se pregunten por qué ni en Italia, ni en Francia, ni en EEUU han echado la culpa al 8M para tumbar al Gobierno. Me indigna que no haya una reacción social ni política para atajar eso.
Finalmente no se va a celebrar el juicio y se destaparon las irregularidades del informe de la Guardia Civil que se iba a usar como prueba.
Es que el coronel De los Cobos no tenía que haber sido cesado, tenía que haber sido expulsado del cuerpo. Esos informes manipulados... Prácticamente es una trama, sin connotaciones delictivas, pero con el objetivo de tumbar al Gobierno o por lo menos a la coalición.
En 2019 hubo dos elecciones generales. Tras la pandemia, ¿cree que habrá un tiempo de estabilidad política o volveremos a las urnas?
No me gusta anticipar. Lo que sí creo es que el Gobierno debe aguantar como sea porque lo están queriendo desestabilizar. Si hubiera elecciones, aunque Casado ha cosechado los peores resultados de la historia del PP, podrían conseguir algo con la ayuda de Vox y de la veleta de Ciudadanos. No creo que la derecha llegara a ganar, por mucho que manipule a la sociedad como lo está haciendo. Pero sacar partido del dolor de una pandemia y de la vulnerabilidad de la gente a través de unas elecciones sería muy desestabilizador.
¿Recuerda un uso político parecido de la tragedia, fuera o dentro de España?
Desde luego, con los atentados del 11M intentaron hacer lo mismo pero la gente estuvo mucho más espabilada y se dio cuenta enseguida. Además, la prensa, aunque se dejó cambiar las portadas por Aznar y todas estas cosas, no llegó al nivel de vileza que está llegando ahora. A mí me da mucha pena que confundan el periodismo con esa labor marrullera que está haciendo la prensa. Ahora están manipulando mucho a la gente y sí que me da miedo. En Estados Unidos bebieron lejía porque lo aconsejó Trump y creo que esto es lo mismo: van a beber lejía.
Durante esta pandemia, la ultraderecha española se ha organizado mejor que nunca para impulsar sus bulos y propaganda. ¿Va a salir más reforzada aquí a pesar de los desmentidos?se ha organizado mejor que nunca para impulsar sus bulos y propaganda
Es más, en otros países la pandemia está penalizando a la ultraderecha. Donde más contestación hay es donde gobiernan los fascistas: en el Brasil de Bolsonaro y en los Estados Unidos de Trump, que son los que se resistieron a tomar medidas. En España el Gobierno no lo ha hecho mal, se ha preocupado por la gente y lo ha parado, pero está pagando los defectos estructurales que ya tenía. Somos una economía que puso todos los huevos en dos cestas: el turismo y el ladrillo. Pues claro que se resiente más que la alemana.
De hecho, en la receta final del libro para salir “sanos” del coronavirus, apuesta por otro sistema económico “radicalmente distinto”. De todos esos ingredientes, ¿cuál le parece más complicado? ¿Ese o el de la “apuesta por la razón” de la ciudadanía y la política?
Se van a resistir a cambiar los modelos, pero es que han de cambiar. No había mascarillas, no había guantes, no había respiradores y en cambio había cosas totalmente inservibles. Va a cambiar todo mucho. Hay millones de personas que necesitan vivir a gusto y van a necesitar producciones diferentes. Y la economía claro que va a funcionar. En el 2008 dejamos que los que anunciaban que iban a refundar el capitalismo nos refundaran a nosotros y nos hicieran pagar sus facturas. Ahora no podemos permitirlo.
En España, gracias o por culpa de la prensa, no se está viendo esto. Los que beben lejía no lo están viendo. Las personas con cierta cordura debían de darse cuenta y reaccionar, y el Gobierno cortar muchas derivas. Yo diría que lo más difícil es reconducir la situación política, que no es política, es un ataque a los fundamentos de la democracia. Y en el Estado de derecho seguro que hay modos de atajarlo. No podemos vivir otra vez con la amenaza del golpe de estado y encima durante una pandemia. No se puede ser tan miserable.