Berlín, 18 dic (EFE).- El escritor alemán Eugen Ruge, ganador del premio Deutscher Buchpreis a la mejor novela en alemán de 2011 por “En tiempos de luz menguante”, vuelve a sumergirse en su historia familiar con la novela “Metropol”, recién publicada en España por la editorial Armaenia.
“Sí que es bastante fascinante esta familia. Otras también lo son, pero yo he crecido en esta y sé mucho sobre ella”, dice Ruge (1954) sentado en su amplia cocina en el barrio berlinés de Prenzlauer Berg, donde recibe a Efe.
En “Metropol”, el autor, nacido en los Urales en tiempos de la extinta Unión Soviética, se centra en la figura de su abuela Charlotte -aparece también en su primera novela-, que estuvo exiliada en México, “de lo que hablaba mucho”, pero también en Moscú, de lo que “no contó nada”.
A través de su padre, el historiador Wolfgang Ruge, fue enterándose poco a poco de que su “abuela mexicana” había trabajado en Punto Dos, la escuela de radiotelegrafía del servicio secreto del Komintern y que luego fue suspendida y estuvo viviendo un año recluida en el hotel “Metropol”.
Es una historia “muy interesante” que Ruge decidió excluir en su primera novela, porque era “demasiado grande” y merecía su propio espacio.
RECONSTRUIR UNA ÉPOCA OSCURA
Cuando decidió retomarla, tuvo la suerte de averiguar que todavía existía un expediente del Komintern sobre su abuela en el Archivo Estatal Ruso de Historia Sociopolítica que le permitió reconstruir una época oscura, la de la gran purga estalinista de los años treinta del siglo XX.
“Sé que soy bastante parecido a mi abuela, por mi comportamiento, probablemente también de carácter. Tengo una gran parte de sus genes y eso hace especialmente interesante sumergirme en su lugar en esa época”, afirma.
Ruge creció en la República Democrática Alemana (RDA) sabiendo de la existencia de los crímenes estalinistas y que no se debía hablar de ello, lo que en general genera “una cierta desconfianza, distancia y sensibilidad hacia todo lo ideológico”, todo lo contrario al caso de su abuela, señala.
No obstante, esa “cercanía familiar” hace tanto más interesante plantearse cómo habría reaccionado alguien como su abuela en aquella época.
Expedientes así son algo “muy desagradable”, unas 250 páginas totalmente desordenadas, en tres idiomas -inglés, alemán y ruso- escritas en parte a mano, también toda clase de documentos sin importancia y listas incomprensibles, explica.
Tardó en entender de qué se trataba, sobre todo al dar con la denuncia de una camarada, Hilde Tal -exmujer del segundo marido de Charlotte y secretaria del jefe del Komintern- que acusa a la pareja de ser conocida de un enemigo del pueblo que está siendo juzgado en el primero de los procesos públicos de Moscú en el marco de la gran purga estalinista.
“Eso puso automáticamente a rodar la historia”, indica Ruge, que no pretendía escribir sobre los procesos públicos y las grandes figuras del comunismo sino, partiendo de una “pequeña camarada”, mostrar el mecanismo de cómo incluso la “duda inicial justificada” de lo que ocurre se convierte al final en sentimiento de culpa.
Efectivamente es “sorprendente” que las personas, también Charlotte e incluso los condenados en los procesos, “se aferren a sus creencias” incluso ante la evidencia de una deriva hacia la catástrofe, es decir, hacia la dictadura estalinista“.
DE LA CIENCIA A LA LITERATURA
Ruge, que estudió matemáticas en la RDA y trabajó varios años en el Instituto Central de Física de la Tierra, abandonó su carrera científica en 1985 para dedicarse a escribir, primero textos para documentales, después adaptaciones al teatro, audiodramas y traducciones.
Su primera novela, “En tiempos de luz menguante”, en la que recorre la historia de la RDA a través de cuatro generaciones de una misma familia -la suya-, no se podría haber publicado en la Alemania del Este, que abandonó en 1988 para emigrar a la del Oeste, dice.
Un autor escribe para un público, afirma, y en la RDA no se vio capaz de hacerlo porque le parecía un país “anacrónico” y “acabado”, un “modelo descatalogado” sobre el que no había nada que aportar.
Sin embargo, le llevó otros 17 años comenzar a trabajar en su primera novela y no fue hasta 2011 cuando la publicó, cuando la generación más vieja ya había muerto, porque “quizás esa fuera la condición para poder escribir” la historia, reflexiona.
Después de “Metropol”, traducido al español por Alberto Gordo Moral, el autor tiene intención de descansar un poco de la familia, de la que también habla su novela “Follower” y el libro sobre la experiencia en el gulag escrito por su padre.
Familia aparte, Ruge resalta el especial cariño que tiene a la traducción al español de su novela “Cabo de Gata”, la historia sobre un escritor en crisis que acaba en ese pueblo andaluz y establece una extraña conexión con un gato, y que debe al empeño de la traductora María Trinidad Plaza García.
Elena Garuz