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Hay un hombre que no existe y que ayudó a dos emprendedoras a combatir el machismo

Witchsy es un mercado online donde se pueden encontrar obras de arte y artesanía de lo más peculiares. Desde hace un año, la plataforma estadounidense pone en contacto a artistas fuera de lo convencional y compradores en busca de piezas únicas. En la empresa, Keith Mann se encarga de la relación con distintos proveedores, diseñadores o desarrolladores. Gracias a su trabajo, el proyecto va viento en popa. Y eso que Keith no existe.

Penelope Gazin y Kate Dwyer son las cofundadoras de esta tienda virtual de artistas alternativos. Las emprendedoras pronto se dieron de bruces contra las actitudes machistas del mundo de las empresas tecnológicas. Los proveedores se dirigían a ellas con condescendencia, no cumplían los plazos o despreciaban sus ideas por el hecho de ser mujeres.

Hartas de este trato, decidieron crear a Keith Mann, un tipo “trajeado” y “masculino” al que 'nombraron' cofundador y pusieron manos a la obra para encargarse de las relaciones hombre a hombre.

Desde Los Ángeles, Kate y Penelope cuentan por email a eldiario.es que crearon a Keith “como un medio para reiniciar la comunicación” con las personas con las que trabajaban. “Nos dimos cuenta de que nos leían de forma demasiado crítica y en ocasiones con cierta carga emocional”, explica Kate. Después de una mala experiencia con un diseñador, decidieron inventarse a Keith y señalan que esto ayudó a cambiar “el impulso del proyecto”.

Antes de usar al socio ficticio como interlocutor, “se producía un montón de retroceso después de contratar a alguien. Cuando queríamos hacer algo, nos preguntaban constantemente '¿estáis realmente seguras?', y teníamos que defender y explicar una y otra vez qué era lo que queríamos. Era agotador”, recuerda Kate.

Pero todo cambió con la llegada de 'el hombre'. Cuando él escribía los correos electrónicos, “era tan afortunado que podía obtener respuestas casi instantáneas a preguntas y sugerencias” y, en general, “la relación entre 'los tíos' era notablemente mejor que con nosotras”, añade Penelope. Keith además se abrió una cuenta en Twitter en 2015.

Kate y Penelope, también artistas que venden sus trabajos en la plataforma, aseguran que se han encontrado más sexismo en el entorno tecnológico que en el mundo del arte a la hora de poner en marcha su negocio. “¡Nuestras tetas se interponían en el camino constantemente!”, señala Penelope. Kate recuerda cómo sufrieron “un mayor escrutinio en las fases iniciales” y añade que entiende que esas situaciones “puedan desalentar a otras mujeres que tratan de sacar sus ideas adelante”.

Preguntadas por si no creen que recurrir a un 'hombre' ayuda a perpetuar en cierta medida estas actitudes, Kate es clara: “Keith es una herramienta que nos ha permitido mover el proyecto más rápido, de forma que pudiéramos construir nuestro negocio y probar que nuestra idea merecía la pena. Cuantas más mujeres haya en puestos de control y poder ayudará a equilibrar las desigualdades y luchar contras actitudes sexistas. Es triste que tuviéramos que contar con Keith entre nuestras herramientas, pero vemos su uso como un medio para alcanzar nuestra meta y poner sobre la mesa dos voces femeninas más”.

Su idea del socio fundador inventado ha sido la forma elegida por Witchsy para denunciar el machismo. Kate explica que para combatir la desigualdad hay que “seguir manteniendo esta conversación y escuchar a las personas”. “En este momento vivimos una cultura a la que le encanta hacer luz de gas a ciertas personas y decirles que están siendo demasiado sensibles o que están locas”, denuncia.

¿Morirá Keith?

Keith ha sido la nota más mediática de un proyecto que desde el principio abraza la provocación. Witchsy surgió para dar cobijo a aquellas piezas de arte que eran desahuciadas en otros mercados online por ser demasiado “arriesgadas”. “Nos enfermaba la censura”, explican en referencia a la prohibición en la popular web Etsy de objetos relacionados con la brujería ('witch' en inglés es bruja, y de ahí el nombre de su marketplace).

Un año después, la web es rentable gracias en parte a que se sostiene en un “presupuesto muy ajustado, por lo que no es difícil mantenerlo y convertirlo en beneficios”, señala Penelope.

La compañía está poniendo en marcha también nuevos proyectos. Actualmente trabajan con Justin Roilan, creador de Rick y Morty, para diseñar “un merchandising inusual” de la serie de dibujos.

Hace un tiempo que las socias no sacan a pasear a Keith, desde que terminaron “un montón de proyectos que tenían en desarrollo”. Por el momento no piensan “matarlo”, pero Penelope no descarta que pronto “se retire con su mujer a una isla, donde él podría masajearla todo el día como siempre ha soñado”.