Para unos sociólogo, para otros filósofo, pero para la mayoría, uno de los grandes pensadores contemporáneos. Zygmunt Bauman ha muerto en Leeds, la localidad donde residía, a los 91 años. El polaco, inventor del concepto de “modernidad líquida” es uno de los intelectuales más brillantes del siglo XX. Con esa expresión se refería al “fin de la era del compromiso mutuo”, donde el estado se diluye entre un sinfín de empresas privadas y la deshumanización del ser humano queda latente en cada nuevo año.
Hace poco participó en el documental In the same boat, en el que se trata de abordar la hipotética sociedad del futuro donde las máquinas sustituirán a los humanos en muchos empleos.
Bauman nació en Polonia en 1925, en el seno de una familia judía que tuvo que huir de la persecución de los nazis. Emigró a la URSS para volver, en 1968, a su país natal, donde dio clases de filosofía y sociología en la Universidad de Varsovia. La URSS de Stalin expulsó al filósofo y le despojó de carnet del Partido Comunista y de su título de profesor.
Ha escrito 57 libros y más de 100 ensayos, y su obra se centra, sobre todo, en el desarrollo del movimiento obrero y en la estratificación de la sociedad. Fue premiado en el año 2010 junto a Alain Touraine con el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades.