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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Las armas en Polonia son material escolar. En unos 560 colegios públicos, las clases de “perfil militar” son una rama optativa que se imparte a jóvenes de entre 16 y 19 años. Se trata de la asignatura Educación para la seguridad, y cuenta incluso con actividades prácticas realizadas en colaboración con organizaciones privadas paramilitares o con el Ejército de Andrzej Duda, que gobierna el país desde 2015. “Entre los que empiezan hay, en general, una cierta fascinación por lo militar, pero son muchos los que ven en el Ejército o la Policía la posibilidad de obtener en el futuro un empleo que consideran más seguro, porque es estatal”, explicaba la fotógrafa polaca Hanna Jarzabek a la revista 5W.

Jarzabek se ha dedicado a recorrer algunas de estas escuelas para fotografiar el programa y hablar con los jóvenes que participan en él, aunque también para alertar sobre la situación actual de un país en el que no encaja un modelo que no sea el de persona católica, promilitar y heterosexual. De hecho, en otro de sus proyectos fotográficos, Lesbianas y mucho más, documenta la vida cotidiana de 12 parejas lesbianas y el terror que supone “salir del armario” en un contexto social en el que la campaña anti LGTBIQ cada vez crece con más fuerza. 

Aunque la temática de las muestras son diferentes, educación y homofobia, ambas dialogan entre sí porque entroncan con un elemento fundamental: los derechos humanos. Se podrán ver de forma gratuita en el Centro Internacional de Fotografía y Cine (EFTI) de Madrid hasta el 5 de diciembre y no solo sirve para comprobar el estado de un país al este de Europa, también como advertencia de qué puede ocurrir si esos valores se extrapolan a otras regiones.