La Fundación Mapfre de Barcelona recorre la trayectoria del fotógrafo norteamericano Peter Hujar en una exposición en la que se presentan 160 fotografías, procedentes de la Morgan Library & Museum y de otras nueve colecciones.
Peter Hujar (Trenton, 1934 - Nueva York, 1987) inició su carrera en la década de 1950 vinculado a la fotografía comercial, sin embargo abandonó pronto esta vertiente para centrarse en la práctica de la fotografía artística.
Estrechamente vinculado a los movimientos contraculturales del momento, capturó fragmentos de la realidad neoyorquina de los años 1970 y retrató la escena sociocultural “underground”, fotografiando a artistas y escritores de renombre como Andy Warhol, Susan Sontag o William S. Burroughs, así como a otros personajes anónimos del centro de Nueva York.
Peter Hujar se enmarca dentro de la tradición fotográfica del retrato, fue un retratista en todo lo que hizo, fuera cual fuera el tema, un amante, un actor, un caballo, la superficie del río Hudson o los apacibles rasgos de su propio rostro.
Uno de los temas que se reflejan en la obra de Hujar es la homosexualidad y, de hecho, el fotógrafo, aunque no fue activista, estuvo presente en las primeras reuniones del Frente de Liberación Gay y aportó su conocida fotografía que serviría como imagen del cartel de la organización en 1970.
El recorrido establecido en la exposición atiende a las preferencias del artista, que optaba sistemáticamente por presentar sus fotografías en yuxtaposiciones enérgicas, sorprendentes y, a veces, desconcertantes.
La mayoría de las fotografías aparecen agrupadas en conjuntos, algunos de los cuales reflejan preocupaciones recurrentes del artista, mientras que otros ejemplifican su interés en enfatizar la diversidad y las contradicciones internas de su trabajo.
Un rasgo distintivo de su arte es la invisibilidad de la técnica en sus fotografías y al mismo tiempo su preocupación y cuidado por la misma, hasta el punto de que Hujar realizaba sus propias copias y se consideraba asimismo como un buen impresor.
En la presente exposición, un friso de seis fotografías situadas al inicio rinde homenaje a su metodología expositiva en forma de tablero de ajedrez, en la que tres imágenes de interiores tomadas en condiciones controladas entablan una conversación con otras tantas imágenes de exteriores.