El cineasta italiano Gianni Amelio, autor de películas inolvidables como “Lamerica” (1994) o “Niños robados” (1992), ha recibido el premio a toda una carrera del Festival de Cine Italiano de Madrid. “Recibir un premio es siempre como un regalo de cumpleaños, aunque preferiría cumplir 25”, dice riendo.
Amelio charla con Efe en la sede del Instituto Italiano, que estos días celebra la VII edición de su festival de cine, donde ha presentado su último trabajo, el documental titulado “Felice chi è diverso”, en homenaje al poema de Sandro Penna, donde el cineasta recorre la historia reciente de la represión homosexual en su país.
“Ser distinto, diferente, puede ser un perjuicio, pero, si haces que tu diversidad no sea solo una característica sexual sino una muestra de una personalidad diferente, no algo plano ni conformista, puedes ganar a los que te insultan”, afirma a Efe el director de “Así reían”, León de Oro en 1998.
La película, contada a través de testimonios de personajes públicos italianos, casi todos octogenarios -“ya no tienen nada que perder”, comenta Amelio- son actores y directores de cine, bailarines, escritores, pintores o modistos, y también algún político.
“Enmarco el problema en una época muy concreta; es decir, con Mussolini la homosexualidad directamente no existía. Por ejemplo, e igual sucedía en España, en Italia no había leyes contra los homosexuales, porque no se reconocía su existencia, y el que lo era muy evidentemente acababa en la cárcel”, detalla.
“O se les llevaba a una isla, de verdad -añade Amelio-. Mussolini creó un reducto para ocultarlos y lo que pasó es que hubo muchas historias entre los detenidos y sus policías, a los que tenían aislados; ni siquiera a los casados les dejaban llevar a sus mujeres”.
“Fue una paradoja, como la exaltación fascista del cuerpo humano”, señala el cineasta.
Que no hubiera esas leyes represoras que sí había en otros países “salvó a los homosexuales italianos”, explica.
“Cuando empecé a estudiar el tema, me di cuenta de que en los NODO italianos se esforzaban por hacer que todo lo que tuviera que ver con la homosexualidad pareciera ridículo. Y no nos damos cuenta, pero ahora estamos como en la época del fascismo”.
El director, que hizo pública su homosexualidad en el último Festival de Berlín durante la presentación de su película, asegura que las cosas que lee en los periódicos actuales le producen “una rabia enorme, un horror”.
“Tenía la sensación de que las diferencias sexuales ya no eran importantes, que estaban asumidas, pero leo y veo unas manifestaciones homofóbicas espantosas. Aún la semana pasada -explica- un profesor italiano insultó a un pequeño llamándole maricón. Pero a veces sucede, porque está gordo o no es muy listo. La manada actúa contra el débil”.
El director, que ya estuvo en Madrid en 1996 para recoger su Goya por “Lamerica”, opina que los homosexuales necesitaron “tanto tiempo para salir del armario” que “muchos jóvenes hoy se conforman con eso; en cambio -reflexiona-, no es tan importante tener la fuerza, la oportunidad o el valor de decir cuál es tu orientación sexual”.
“Lo importante es afirmar lo que eres, las cosas en las que crees, ser inconformista”, resume.
Amelio (Calabria, Italia, 1945) debutó en 1970 con “La fine del gioco” y ha recogido en su vida más de medio centenar de premios, desde 1978 con “La morte al lavoro”, que fue premio Fipresci en Locarno, a “Porte aperte”, basada en una novela de Leonardo Sciascia, con la que logró la nominación al Óscar en 1990.
Pero fue con “Niños robados”, que obtuvo el Gran Premio Especial del jurado del Festival de Cannes, “Lamerica” y “Così ridevano” ambas León de Oro de la Mostra de Venecia, cuando obtuvo su reconocimiento a nivel internacional.