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Jhumpa Lahari vuelve con “Donde me encuentro”, un relato sobre la soledad

EFE

Madrid —

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La escritora estadounidense de origen bengalí Jhumpa Lahiri decidió hace años hacer del italiano su lengua “para entrar en otro espacio mental”. Idioma en el que ha escrito “Donde me encuentro”, un relato poético sobre la soledad de una mujer, extranjera en su entorno.

“Donde me encuentro”, que publica ahora en España Lumen, es un desafío literario para esta escritora que con 34 años conoció el éxito con el premio Pulitzer por su primer libro “El interprete del dolor”, del que vendió 600.000 ejemplares en EE.UU..

Ahora no quiere oír hablar del idioma inglés porque con el italiano ha encontrado, según explica este jueves a Efe un “nuevo espacio mental creativo y emocional”.

“Para salir, para entrar en un nuevo espacio, creo que si nos alejamos de nosotros mismos es la mejor forma de entendernos, y esta es mi filosofía y el experimento italiano ha sido un éxito. He salido de mi camino habitual para entrar en un idioma y en una forma de ser que me ha dado claridad de quién soy”.

Y esta distancia es la que pone Lahiri (Londres, 1967) en la protagonista de “Donde me encuentro”, un libro que completa su ensayo “En otras palabras” (2005), y que habla de la vida cotidiana de una mujer de cercana a la cincuentena que vive sola, mira el mundo como si fuera extranjero y se pregunta quién. La respuesta parece encontrarla cuanto más alejada de todo.

La relación con su madre, sus parejas esporádicas, sus amigos, vecinos, su trabajo, o un camarero, van conformando estas páginas poéticas, llenas de cosas pequeñas, pero extraordinarias, y vistas a lo largo de las cuatros estaciones del año.

“Ella (la protagonista) está sola, pero casi siempre está fuera de si misma, de su espacio. A veces la vemos sola, pero a veces la vemos en el mundo con diferentes entornos y eso para mi es la metáfora del escritor”, añade la autora que dice estar acostumbrada a responder a la pregunta de por qué eligió el idioma italiano.

“Todo el mundo me pregunta -sonríe- y respondo que muchas veces algunas personas te dicen: 'ven, tienes que conocerme, tienes que tener una relación conmigo', y esa atracción me pasó con el idioma. Era una puerta grande y misteriosa que he abierto y es una gran felicidad y alegría. Es una forma de conocer mi relación con el mundo”.

La soledad y su relación con el entorno de esta mujer, que ha elegido no seguir los comportamientos normativos, como casarse y tener hijos, es el tema por el que gira este relato de la autora, pero también aborda lo extraordinario de la vida, con todos sus claroscuros, “con la luz y la amargura”, añade.

“La vida es mágica, y para la protagonista también. Mi vida en Roma es un tesoro -sostiene-, no tienes que hacer planes, porque, por ejemplo, al ir solo a comprar el pan, ya te está sucediéndote algo bueno, ya estás conectada con el mundo, con la gente, te sientes protegida, algo muy diferente de lo que te pasa en Estados Unidos”, dice Lahari que llegó a EE.UU. cuando tenía dos años.

“Tenemos que celebrar la cotidianeidad, lo pequeño, la poesía está ahí, en saber mirar lo aparentemente intrascendente” recalca la autora, al tiempo que dice que este libro “es como un mosaico de lo que es la vida”.

Lahari, aclamada por la crítica y autora de títulos como “El buen nombre” o “La hondonada”, comenzó su pasión por la lengua italiana a través de sus escritores, y ahora acaba de publicar en Estados Unidos una antología con 40 escritores italianos de novela corta del siglo XX.

“Ahora se va a publicar en italiano y estoy muy orgullosa porque la versión inglesa celebra el arte de la traducción, y descubre a autores menos conocidos y de una excelente calidad. Es una mirada fresca a la literatura italiana del siglo XX”, subraya Lahiri que dice que a pesar de su amor por Italia, se siente “preocupada” por a deriva política que está tomando.

“Siento, como mi familia, aversión a las palabras muy repetidas como nación y bandera, pueden llevar a un reclamo identitario peligroso. Creo que el odio al extranjero, al emigrante, al diferente, es muy pobre y peligroso”, concluye.

Carmen Sigüenza.