Entrevista Escritor

Amin Maalouf: “El genocidio en Gaza ha debilitado la autoridad moral de EEUU”

Amin Maalouf (1949) aguanta una expresión seria mientras debate sobre el orden internacional. “Estamos rodeados de amenazas”, recuerda en varias ocasiones durante una entrevista con elDiario.es. El ensayista y premio Princesa de Asturias de Las Letras de 2010 presenta en la Casa Árabe de Madrid su último libro El laberinto de los extraviados (publicado por Alianza Editorial). Una obra que se presenta como la cuarta pieza –anteriormente ya ha publicado Identidades asesinas, La disrupción del mundo y El hundimiento de las civilizaciones– de un puzle que perfila el declive de Occidente y cómo otros países como China, Rusia o Japón también han buscado convertirse en los valedores del progreso y la hegemonía mundial, sin éxito alguno. 

El autor franco-libanés, secretario perpetuo de la Academia Francesa desde septiembre de 2023 y premio Gouncourt en 1993, explora a través de las letras la complejidad de los desafíos y las amenazas internacionales, donde cada vez hay menos responsabilidad sin responsables. “Ningún país tiene la suficiente credibilidad moral para ejercer como potencia mundial”, señala Maalouf. 

¿Cuál es el germen de su último libro? ¿Es el reflejo del hastío sobre la gestión del orden internacional o una aportación a la divulgación conceptual sobre la geopolítica?

Mi último libro es un deseo personal de entender cómo ha llegado el mundo a la situación actual. Hay aspectos vinculados a la historia, desde luego, pero hay otros aspectos relacionados con las conmociones experimentadas en las últimas décadas. Este libro, concretamente, parte de muchos interrogantes sobre el lugar de Occidente y la voluntad de otras potencias de cuestionar su supremacía. Durante prácticamente 500 años, la dominación de Occidente y más concretamente de Europa no se cuestionaba. Quienes se oponían a Occidente eran humillados y vencidos. Esto ha cambiado.

Precisamente son esos interrogantes los que han transformado al mundo en un lugar más incierto, más inseguro… En el libro habla del término 'extraviados', ¿qué significa?

Estamos extraviados porque vivimos en un mundo difícil de descifrar. La dificultad tiene muchas explicaciones. Uno de los factores principales es que vivimos una época en la que Occidente ya no ejerce su hegemonía, pero a su vez, tampoco hay nadie que la ejerza. A pesar de que EEUU sigue siendo la primera potencia, incluso la única superpotencia mundial, son incapaces de desempeñar ese papel. Ni ellos ni ningún otro país tiene credibilidad moral. 

Otro elemento son las amenazas: las visibles y las no visibles pero que, a fin de cuentas, acabamos percibiendo. Percibimos que hay amenazas vinculadas al desarrollo de ciertas tecnologías, como, por ejemplo, a la inteligencia artificial. No solo eso, sino que también contamos con técnicas de manipulación genética que se han vuelto cada vez más frecuentes o con nuevos sistemas de armamento. Vivimos rodeados de insidia. No solo nos sentimos perdidos, sino que, además, no tenemos una solución. 

Si no hay nadie que sea capaz de liderar el mundo, o al menos, conducirlo, no podemos hablar de ganadores o perdedores en el tablero geopolítico.

No hay ganadores o perdedores, pero sí unos países que ocupan un papel más relevante y otros cuyo peso ha disminuido. La actitud más sabia consistiría en buscar una vía que permita que toda la comunidad internacional coopere para hacer frente a los posibles peligros.

Lo que está ocurriendo en realidad es que las ideologías que podríamos clasificar más bien como de derechas, se siente más a gusto en un mundo donde las líneas divisorias son identitarias

Y en el marco ideológico, ¿cree que la línea entre la izquierda y la derecha está más difusa?

El final de la Guerra Fría marcó cierto desplazamiento. Durante dicho periodo, las diferencias y las líneas divisorias eran fundamentalmente ideológicas, pero ahora se han vuelto principalmente identitarias. Este tipo de divisiones enturbian las fronteras ideológicas e imponen una actualización en las ideologías tanto de derechas como de izquierdas. 

Lo que está ocurriendo en realidad es que las ideologías que podríamos clasificar más bien como de derechas, se siente más a gusto en un mundo donde las líneas divisorias son identitarias, mientras que las ideologías que se categorizan en la izquierda no acaban de encontrar su lugar. La izquierda no sabe elegir entre una visión universalista o una visión que hace hincapié en los rasgos específicos. 

En sus ensayos, habla de China, Japón, EEUU o Rusia, pero ¿qué hay de los países africanos? ¿Cree que, en un futuro, África podrá valerse por sí misma, sin la intromisión extranjera? 

Lo espero. Hay países en los que no se puede esperar una evolución muy positiva a nivel inmediato y hay otros donde todo funciona mejor. Aun así, el hecho de que los países africanos recurran a las potencias es inevitable. Creo que la única actitud razonable es intentar recurrir a varias potencias y no siempre a aquellos países que tienen visiones expansionistas y militares.

Si consiguen diversificar sus relaciones internacionales, tendrán más oportunidades de desarrollarse que quienes se entregan por completo a una sola potencia. Terminan convirtiéndose en un instrumento.

Antes hablaba de credibilidad moral, ¿cree que el genocidio en Gaza ha manchado la imagen de los países Occidentales?

Sin duda alguna. Está debilitando la autoridad moral de algunos países, empezando por EEUU. Es indudable. No solo por lo que está pasando hoy, sino por la incapacidad de prevenir y resolver los conflictos. Da la sensación de que todo el mundo ha renunciado a resolver los conflictos. Pero ¿estamos seguros de que nadie puede impedir que estalle?  

Como secretario perpetuo de la Academia Francesa y velador de la lengua, que está muy relacionada con el arte de las letras. ¿Qué papel tiene la literatura en la concienciación entre el público general sobre los cambios geopolíticos? 

El papel de la literatura es fundamental a varios niveles. En primer lugar, porque estamos en un mundo en el que los distintos componentes de la humanidad no consiguen hablar ni entenderse entre ellos. Mientras, el papel de la literatura consiste en reflejar el espíritu de una nación y de una época. Si queremos acercar a personas de culturas distintas, la mejor forma de crear lazos potentes entre ellas es a través de la literatura.